Star System (en español, sistema de estrellato) es una expresión que denomina a un grupo de actores y actrices que aparecen en la mayoría de filmes nominados o ganadores de los principales galardones del cine. Kevin Spacey, Leonardo DiCaprio, Bradley Cooper, Ryan Gosling, Channing Tatum, Steve Carrell, Mark Ruffalo, Robin Wright, Anne Hathaway, Jennifer Lawrence, Reese Witherspoon, Saoirse Ronan y Shailene Woodley son algunos de los nombres del actual Star System de Hollywood para cine y televisión —incluso para contenidos en Internet y video bajo demanda—. Ya desde las décadas de los cuarenta y cincuenta, la industria hollywoodense tenía acostumbrado al público a una lista o catálogo de actores que aparecían en casi todas las películas, en especial las merecedoras de premios y nominaciones, no solo en Estados Unidos, sino alrededor del mundo. Y aquel sistema de estrellato hollywoodense tiene una especie de reflejo en la cinematografía latinoamericana, que ha encontrado también a sus actores fetiche. Desde hace algunos años —posiblemente desde mediados de la década de los noventa—, sucede lo mismo con la cinematografía de México, Argentina, Chile, Brasil, Perú, Colombia... Son apenas unos cuantos actores —sea en papeles principales o secundarios— los que aparecen en la mayoría de filmes con reconocimiento mundial que producen estas naciones sudamericanas. Esto no quiere decir que estos mismos artistas sean los más internacionales de sus respectivos países, los que mayor número de trabajos han realizado en el extranjero o los que más opciones tienen de filmar productos audiovisuales en importantes mercados televisivos y cinematográficos, pero sí se han convertido en íconos de atracción para los espectadores. Incluso en Ecuador, pese a no lograr aún nominaciones en certámenes como los premios Óscar o el festival de Cannes, también existe un número compacto de actores que son los principales nombres y talentos para la gran pantalla. América Latina Actores argentinos han empezado a colaborar en producciones de Netflix y el guatemalteco Oscar Isaac domina como protagonista en algunos de los principales filmes comerciales (y uno que otro independiente) de Estados Unidos. Mientras esto ocurre, las escuelas del cine arte y drama social latinoamericano —sin contar las de la comedia negra y el thriller, en su vertiente psicológica sobre todo— siguen creciendo gracias a las amplias trayectorias de sus talentos. Nombres de actores de todas partes de Iberoamérica suenan tanto en Cannes, San Sebastián, Berlín, Venecia y Toulouse cuanto en Cartagena, México, La Habana y Mar del Plata. En todos esos festivales —y en algunos certámenes anexos— los filmes ecuatorianos de la última década, y sus actores ante todo, han tenido acogida entre la crítica y la audiencia. Otros talentos del cine latinoamericano tienen la suerte de más bien calar en el público gracias a sus intensas y comprometidas interpretaciones. A la larga ya no son los temas ni los clásicos géneros del cine latinoamericano los que lo hacen triunfar, sino sus artistas, los que sudan la gota gorda bajo el sol (o los reflectores) y frente a las cámaras. Los casos más potentes Argentina tiene en Cecilia Roth y Ricardo Darín a dos de las grandes glorias del cine iberoamericano. Actualmente, Darín está en la mira de los Premios Goya (España) por su participación en la cinta Truman, y nadie puede olvidar a Roth en Todo sobre mi madre, de Almodóvar. Sí, Argentina ya tiene otras luminarias, más jóvenes y quizá más talentosas y constantes en su formación académica, sin embargo Darín (que ha estado en el elenco de, por mencionar unas cuantas, El hijo de la novia, El secreto de sus ojos, Relatos salvajes, Nueve reinas y Luna de Avellaneda) y Roth —Un lugar en el mundo, Sofacama, Martín (Hache), Cenizas del paraíso, Caballos salvajes y Matrimonio—, son los que han aparecido en mayor cantidad de filmes argentinos de renombre popular y crítico a escala mundial. Sucede igual con Juan Fernando Solórzano en Colombia, que ha aparecido en filmes de renombre como Soplo de vida, La pena máxima, Bogotá 2016, El carro, las coproducciones Perder es cuestión de método, El Rey y Juana tenía el pelo de oro. Y a la par de Solórzano, Angie Cepeda se consolida como la actriz más internacional de Colombia. Cepeda empieza en el cine exclusivamente colombiano con La semilla del silencio, pero ha participado de interesantes coproducciones como El elefante desaparecido, Love for Rent y Una hora más en Canarias. Además, ha tenido algunos roles principales en cintas laureadas de Italia, Brasil y Perú, incluidas Pantaleón y las visitadoras y Heleno. Otras de las cinematografías importantes de Latinoamérica también tienen su modelo similar al Star System de Hollywood. En Perú aparecen los actores Salvador del Solar y Tatiana Astengo, coprotagonistas de Pantaleón y las visitadoras y reconocidos por separado por importantes filmes como Magallanes y Contracorriente. Los brasileños Lázaro Ramos y Leandra Leal son actores jóvenes y que hacen reconocida a la filmografía de su país por sus intervenciones en las cintas Cidade Baixa, Madame Satã, Boca do Lixo, y Estamos Juntos. Los medio hermanos Diego Noguera y Amparo Noguera son imagen en Chile. Él es un actor de trayectoria corta y amplio respeto en el medio chileno —en parte por el sitial que ocupa su padre Héctor Noguera—, y ella es una actriz de mediana edad muy conocida por su participación en telenovelas de su país, que ha obtenido aplausos y reconocimiento crítico con filmes como Turistas, Bonsái, Post Mortem y Tony Manero. Damián Alcázar es un actor de trayectoria, sazonado por la edad y la experiencia, mientras que Ana Claudia Talancón es una joven actriz que hace camino al andar. Ambos de México, han regalado a su tierra natal fama cinematográfica con películas como La ley de Herodes, El crimen del padre Amaro, Arráncame la vida y Ladies’ Night. Algo así sería una ruta mínima por el Star System del cine latinoamericano. Ecuador Varios casos de un posible Star System en Ecuador se han visto desde finales de la década de los noventa con Carlos Valencia, Andrés Cespo, Alejandro Fajardo, Cecilia Vallejo, Manuel Calisto, Juana Guarderas, Víctor Aráuz y Anahí Hoeneisen. Valencia, actor teatral manabita, interpretó al coprotagonista de Ratas, ratones y rateros y fue actor de reparto en Pescador. El guayaco Crespo es considerado como un ‘actor natural’: quienes lo conocen dicen que es tal como los personajes que interpreta en la gran pantalla. Director de varios cortos, es el guionista de Sin muertos no hay carnaval, una película que está por estrenarse; colaboró en la investigación del proyecto Ecuador Bajo Tierra y protagoniza el documental Más Allá del Mall, que reflexiona sobre el cine ecuatoriano en función de los resultados de ese proyecto. También ha sido director de casting y protagonista o coprotagonista de muchas de las cintas del cine nacional contemporáneo: Prometeo deportado, Sin otoño, sin primavera, Pescador, Crónicas, Feriado, Ochentaisiete, Mejor no hablar (de ciertas cosas), El facilitador y Rómpete una pata. Alejandro Fajardo, optometrista de profesión, es más conocido por su participación en montajes teatrales y apariciones en comerciales, pero ha marcado el cine ecuatoriano por su caracterización del nadador en Prometeo deportado y el corrupto Rodrigo en Mejor no hablar (de ciertas cosas). Cecilia Vallejo se formó como fotógrafa y colaboraba con museos de Quito; pero se lanzó a la actuación bajo la dirección de Tania Hermida y Mateo Herrera, logrando los protagónicos de dos sonados filmes contemporáneos del país: Qué tan lejos e Impulso. Manuel Calisto era —por calidad y calidez— el actor del cine ecuatoriano, gracias a su colaboración en dos audiovisuales. Fue el médico forense protagonista de Cuando me toque a mí, de Víctor Arregui, basada en la novela De que nada se sabe, de Alfredo Noriega. La cinta le mereció el premio a mejor intérprete masculino en el festival de Biarritz (Francia). También trabajó con el realizador Carlos Andrés Vera en el corto La verdad sobre el caso del señor Valdemar. Fallecido en 2011, Calisto era cercano a las artes desde temprana edad: pintaba y dibujaba con soltura (lo que le sirvió para trabajar viñetas para sus proyectos); luego producía radionovelas con una sencilla grabadora, y cortos con una filmadora básica en solitario o con amigos de colegio —algunos se exhibieron en el festival de cortometrajes Demetrio Aguilera Malta—. En 1995 se consolidó como actor en el corto El gran retorno de Viviana Cordero. Tras tomar un taller con Damián Alcázar en el festival Cero Latitud de 2006, actuó en varios cortos de estudiantes de la Universidad San Francisco de Quito, en el teatro con Cristina Rodas y en el teaser de la película Plan B, de Ana Cristina Franco, una pieza de tres escenas que constituye un corto en sí, titulado Acto fallido. Los casos de Juana Guarderas y Víctor Aráuz son interesantes. Ella es una experimentada actriz de teatro quiteña y él un joven fluminense formado en actuación y dirección en el guayaquileño ITV. Ambos son reconocidos talentos de la televisión y el teatro ecuatorianos; ambos acérrimos defensores de los espacios audiovisuales para los actores con formación. Una es responsable de un importante espacio para representaciones, El Patio de Comedias de Quito; y el otro es líder de la tropa de actores denominada Actantes. Una ha tenido roles secundarios en renombradas cintas nacionales como Entre Marx y una mujer desnuda, Un titán en el ring, Sé que vienen a matarme y Prometeo deportado, mientras que el otro fue coprotagonista de la cinta con mayores posibilidades de entrar en la carrera por un Óscar, Mejor no hablar (de ciertas cosas). Arauz es además profesor de actuación en el ITV, donde realizó sus estudios. Otra que también ejerce como profesora es la guionista, directora de casting, actriz y directora Anahí Hoeneisen, que dicta sus clases en la UDLA, en Quito. El de Hoeneisen es uno de los principales rostros femeninos en la incipiente industria del cine ecuatoriano. Ha participado como coautora de El Facilitador; coprotagonista de La llamada; productora a cargo de promoción y distribución de Fuera de juego, de Víctor Arregui; guionista y codirectora del largometraje Ochentaisiete —antes conocido como Tres—, y actriz y codirectora de Esas no son penas. Es también productora de los cortometrajes Trench y Tuyo hasta la muerte. A la par, junto a su esposo, el director de fotografía Daniel Andrade, son de los principales directores de actores en numerosas cintas nacionales, lo que ha llevado a Hoeneisen a realizar esa labor puntual en varias películas y a actuar en diferentes cortometrajes. Aunque con este catálogo de nombres aún no alcanza para hablar de un Star System consolidado en el audiovisual ecuatoriano, estos rostros conforman una imagen reconocible en las pantallas. Talvez sea solo cuestión de tiempo que los intérpretes lleguen a convertirse en los íconos que existen en otros campos de la realización audiovisual ecuatoriana, como Sebastián Cordero o Camilo Luzuriaga en la dirección; Olivier Overlau o Simon Brauer en fotografía; ‘Estebanoise’ Brauer o Juan José Luzuriaga en el sonido.