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El Telégrafo

La columna de Angello Barahona

Cine: Ahora el problema no es dinero

Cine: Ahora el problema no es dinero
17 de marzo de 2014 - 00:00 - Ángelo Barahona

Abundan las propuestas y proyectos, realizaciones ya concluidas muchas, de cine criollo. Cine ecuatoriano. Decir eso antes era como hablar de las posibilidades reales de enviar a la Luna un cohete despegando desde La Carolina.

Hoy no es irreal. Lo del cohete sí, lo del cine no. ¡Ya hay cine! ¡Albricias! Casi que cine para todos los gustos made in Ecuador.

Ya nos vemos en la megapantalla. Imágenes de El Ejido, del Malecón 2000 y hasta de barriadas olvidadas de Babahoyo desfilan por nuestros apresurados ojos y mente que ya quisieran ver estas producciones compitiendo por el Oscar a Mejor Película extranjera. Es que los ecuatorianos somos tan dados a soñar...

Pero no es cuestión de blanquear los ojitos y mirar al infinito. El buen cine es mucho más que eso.

Aún recuerdo cuando presuroso hice la fila para ver el estreno de La Tigra. Cuando amamos lo nuestro, lo hacemos desde pequeños.

Mis amigos prefirieron el estreno de Batman, yo La Tigra (1990). Una historia de antología llevada a la pantalla con la mejor de la época, que no era mucho, pero era de corazón. Lissete Cabrera en una actuación inolvidable, Rossana Iturralde única, nuestras, dirigidas por Camilo Luzuriaga, seguro sin la ayuda económica del Estado.

Ni qué decir de la empresa privada que le programó en otro circuito de cines (los Malls eran algo que solo veíamos en las películas de USA) a la taquillera Batman 1.

Escenas plenas de fuerza, coraje y color rodadas en el campo riosense. Secuencias de historia verídica del campo ecuatoriano, conjugadas con la necesaria dosis de drama, humor, sentimiento, furia.

Una película con un presupuesto de mentiritas, de centavos posiblemente, pero con un esfuerzo de titanes que hizo -y hay un registro de este dato- que el filme criollo La Tigra doblegara al gringo Batman en la taquilla de Guayaquil y Quito. ¡Arte Puro! Hoy por hoy tenemos una ley que protege, financia y proyecta el cine nacional. Se han hecho cosas buenas, otras muy aceptables.

Algunas siguen siendo producciones privadas, pero bien financiadas y ahora sí por fin, más allá del apoyo basado en una excelente y esperada ley, tenemos también a una empresa privada que sabe que puede confiar en el talento de realizadores y artistas ecuatorianos haciendo filmes nuestros, para exportar, para competir... por fin.

Toca a los creativos devolver esa confianza. Se ve de todo. Se experimenta con todo. No siempre los resultados son los esperados.

También hay mucha improvisación. Ganas de hacer cine a lo loco, no estoy generalizando, pero en Quito se ve más preproducción que en Guayaquil. Deberíamos dejar de lado invitar a estrellitas de telenovelas demodé y poner por fin más a nuestra gente.

Los resultados que han experimentado con nuestros actores han sido extraordinarios. Allí están Andrés Crespo, Leovanna Orlandini, Sandra Sandoval, Victor Araúz.

Nuestros nuevos directores, realizadores, somos nosotros los que tenemos que hacer resaltar nuestra idiosincrasia y forma de vida llevada a la pantalla grande... nadie mas lo va a hacer.

Pensar en grande y proyectar además si se quiere, y ya lo hemos hecho con notoriedad, la vida de nuestras grandes figuras políticas, históricas, literarias , allí está el camino.

Y ojo, que el buen cine es también un incentivo turístico. México es una potencia en ese ramo, pero antes lo fue del cine.

En la nueva época del cine nacional hay dinero para las realizaciones. Sí, y hay talento, obvio. Esperemos que haya la planificación necesaria y la honestidad, además de responsabilidad de hacer un muy buen cine con nuestro dinero.

Seguro iremos a llenar las salas si el producto es bueno.

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