Un no tan agraciado Giovanni Rebolledo, algo pasado de peso, de cara redonda y con poco cabello, invirtió buena parte del dinero que durante años había obtenido por sus actividades ilícitas en Colombia, para tratar de confundir a la policía de ese país y escapar de una condena de 60 años tras las rejas.

Luego de que un tribunal penal colombiano condenara a Rebolledo, en 2012, por varios delitos de secuestro exprés (conocido en Colombia como el ‘paseo millonario’) al formar parte de una banda conocida como Los Topos, este escapó casi de inmediato.

Según las investigaciones de la Fiscalía de ese país, el acusado se valía de una cómplice que seducía a hombres, a quienes luego secuestraba y torturaba para sacarles dinero, las claves de las tarjetas y solicitar rescates a familiares. Tal era la crueldad  que no dudaba en aplicar descargas eléctricas a los secuestrados, hasta que  le dieran toda la información requerida.

Sobre los integrantes de la banda pesa, además, una orden de captura por fabricación, tráfico y posesión de armas, hurto con violencia, posesión de droga, entre otros delitos. Pero luego de su escape y con la policía siguiéndole el rastro por toda Colombia, la opción más fácil fue cambiar su fisonomía.

Se puso entonces en manos de los médicos, se realizó un implante de cabello y sobre aquellas entradas que dejaban al descubierto su frente creció una melena oscura. El cambio más drástico vino luego. Ingresó al quirófano y se agrandó los senos. Ya con su nueva apariencia de mujer comenzó a moverse en ámbitos de los travestis y prostitutas en la zona de Viejo Prado, en la costeña  Barranquilla, donde se había instalado hace dos meses.

Sin embargo, pese al cuidado que había tenido en cada uno de sus pasos, se olvidó de uno sencillo: el cambio de documento de identificación que lo hiciera constar con el nombre de Rosalinda y no como Giovanni.

Fue en una inspección de rutina que quedó al descubierto su identidad. Los agentes de la Policía solicitaban la documentación y papeles que les permitan realizar la actividad a las mujeres allí presentes, pero Rosalinda no los tenía.

Vestida con ropa ajustada entre las prostitutas y travestis, ella (o él) mostró su cédula de siempre. La policía pidió a la central que comprobara si los nombres de Giovanni Rebolledo constaban en la base de datos de búsqueda de la entidad y fue todo para él.

Su nombre tenía orden de captura de la justicia, que lo había condenado en 2012 por ser parte de delitos de secuestro exprés. Ahora, como travesti, igual deberá enfrentar la condena de 60 años.