En medio de un fuerte resguardo policial y quince minutos antes de las 10:00 de ayer, Nelson Espinoza Revilla y su madre, Rocío Revilla Burgos, llegaron a la sala de audiencias del Octavo Tribunal de Garantías Penales del Guayas para ser juzgados en calidad de presuntos autores de la muerte de Denisse González Rivas, de 20 años.

En ese mismo momento, Zaida Rivas, tía de la fallecida, lloraba desconsolada y recordaba que hace exactamente un año había hablado con su sobrina por teléfono, quien le comentó que se encontraba en un “ciber” y que tenía temor de regresar a la casa de su suegra, donde residía, en la Mz. 121 de la ciudadela Sauces 3, al norte de Guayaquil.

La mujer, junto con otros allegados, en su afán de apelar a la sensibilidad de los jueces, sostenía un gran cartel con el rostro de la joven, quien falleció como consecuencia de cinco puñaladas y de un trauma craneoencefálico producido con un golpe con una botella de vidrio, supuestamente durante una discusión que mantuvo con su conviviente y la madre de él, provocada aparentemente por celos.

La audiencia se reinstaló luego de dos convocatorias fallidas, puesto que el pasado 16 de abril los magistrados del tribunal dieron inicio a la audiencia de juzgamiento contra Espinoza Revilla, como presunto autor del asesinato, y contra la madre, quien se cree lo ayudó a cometer el crimen, sin embargo, se suspendió debido a la ausencia de varios testigos.

Estaba previsto que la diligencia continuara el  22 de abril, con la presencia de agentes del orden convocados por las autoridades para que presenten sus declaraciones, debido a su participación en la investigación, pero no se dio. Se fijó una nueva fecha para el 7 de mayo, pero tampoco se la pudo reinstalar.

Espinoza permanece en la Penitenciaría del Litoral desde que fue detenido, el 2 de  junio de 2012Pese a la interrupción de la diligencia, el representante legal de la familia de la víctima, en ese entonces  César Peña, manifestó que se dio un paso importante al comenzarla, pues si los involucrados cumplían un año sin sentencia podían salir en libertad. “Con esto queda interrumpida la caducidad de la prisión preventiva, que casualmente se hacía efectiva el 21 de mayo”, explicó el abogado.

Al final de la instrucción fiscal, los deudos se mostraban preocupados por las repetidas convocatorias a audiencias de juzgamiento fallidas y temían que se caduque la prisión preventiva que pesa contra el acusado.

A la pugna por una pena para los procesados se sumó la denuncia de los familiares de la víctima, quienes indicaron que Espinoza realiza llamadas telefónicas amenazantes desde el interior de la Penitenciaría del Litoral para que desistan de las acusaciones y para que lo dejen tener un acercamiento con la hija que procreó con Denisse González Rivas, que actualmente tiene 4 años de edad.

Casualmente, la abuela de la niña relató que el sábado anterior fue el cumpleaños y pidió ver a su mamá, quien recordó le había prometido hacerle una fiesta con el tema de las princesas. “Siempre se acuerda de la mamá, yo no le he dicho nada, me duele mucho saber que tarde o temprano tendré  que contarle la verdad”, relató Nury Rivas, madre de la joven fallecida, quien agregó  que, con el auspicio del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), la menor solo fue inscrita con los apellidos maternos, ya que el padre y su familia se rehusaron en primera instancia a reconocerla.

Espinoza fue capturado doce días después del crimen en la vivienda de un tío, ubicada en la cooperativa Siete Lagos, en el sur de Guayaquil.

El individuo se encontraba solo y no estaba armado, por lo que no se resistió a su arresto. Un día después,  cuando fue presentado por la Policía, el sospechoso lloró al recordar el hecho y comentó que lo único que hizo fue defenderse.

Según Espinoza, el día del incidente tuvo una discusión con su pareja porque vio en la cuenta de Facebook que ella le había escrito a otros hombres mensajes sugestivos. “Ella me enviaba mensajes diciéndome que me quería y que me amaba, lo mismo que hacía con otras personas. Yo le dije que me diga la verdad, si andaba con otros hombres, pero nunca me dijo nada. Yo no quise matarla”, dijo el detenido.

El hombre relató que cuando vio los mensajes cogió un cuchillo, “pero porque ella tenía un pico de botella” y todo ocurrió durante el forcejeo cuando sin querer le dio una puñalada. “Quizás los demás cortes ella se los hizo cuando cayó sobre el pico de botella que tenía”.