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El Telégrafo
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En el penal vendían un colchón para dormir hasta en $ 2.000

La demolición de ‘La Peni’ terminará este trimestre (Galería)

Los nuevos pabellones tienen 2 patios (uno para cada piso) con área para recreación. Foto: Karla Naranjo / El Telégrafo
Los nuevos pabellones tienen 2 patios (uno para cada piso) con área para recreación. Foto: Karla Naranjo / El Telégrafo
27 de enero de 2015 - 00:00 - Redacción Justicia

La pestilencia salía de las 35 celdas de viejas paredes y barrotes oxidados. Los colchones viejos, con esponjas agujereadas, quedaron dispersos y debajo pululaban cucarachas y otros insectos.

En el pabellón ‘Choferes’ del Centro de Rehabilitación Social de Varones Guayas N° 1, conocido como la Penitenciaría del Litoral, no todas las personas privadas de la libertad (ppl) dormían en camas, algunas lo hacían en el piso, y ni siquiera dentro de una habitación, sino en pasillos y en los sitios que fueron creados como baños, en los que además tenían improvisadas cocinas.

La desigualdad primaba, ya que otros reos ocupaban solos celdas enteras. Los baños estaban destruidos, las baldosas viejas, quebradas y acumulaban suciedad. El agua chorreaba de grandes tanques azules, pues las tazas no servían y los internos debían usar jarras para evacuar los desechos.

Esta realidad no es diferente a la que se vivía en otros pabellones que paulatinamente han sido destruidos para dar paso a 12 nuevos edificios. Faltan 4 por derribar y con eso desaparecerá para siempre ‘La Peni’, que fue construida hace más de 50 años.

Esta es la entrada al pasillo que conduce a los pabellones que aún quedan por demoler en la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil. Foto: Cortesía

La ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, Ledy Zúñiga, prevé que para marzo de 2015 estén terminadas las edificaciones. “En este pabellón llegamos a tener hasta 500 personas que habitaban en condiciones infrahumanas; lo que ponía en riesgo nuestra seguridad, porque la gente vuelve a salir con rencor hacia la sociedad”, enfatizó.

La funcionaria reconoció que alrededor de todo (el sistema) habían mafias que seguían manejando bandas desde adentro con apoyo de ciertos funcionarios. “Aquí en los inviernos las personas vivían entre aguas servidas. No había posibilidad de readecuar, sino derrocar. Faltan 1 o 2 pabellones antiguos en los que aún hay unas 800 ppl; estos fueron arreglados hasta que estén listos los nuevos”.

La funcionaria conversó con los medios de comunicación en un área amplia del centro del pabellón, junto a un espacio designado como iglesia cristiana-evangélica, donde también descansaban los internos. “En estos corredores se recibían visitas, había prostitución y narcotráfico. Algunas ppl tenían el control de celdas y cobraban hasta $ 2 mil por un colchón”, explicó.

La Ministra recordó que en enero de 2014 en ese lugar hubo un incendio, en el que falleció un interno.

Un agente contó que cerca de ese espacio, en una bodega sin iluminación -a la que se llegaba bajando escaleras- los adultos en conflicto con la ley consumían drogas, aunque otros lo hacían en sus celdas o pasillos. Explicó que por el hacinamiento era complicado el control y muchas personas terminaban siendo abusadas. En los cuartos no era extraño ver  pequeños pedazos de maderas o de cauchos pegados en las paredes formando una base para poner los celulares. “Ellos ya sabían en qué lugares conseguían señal para los teléfonos, así los identificaban”, relató un uniformado, quien enseñó cómo debajo de los colchones los reos fermentaban, en botellas de uno o más litros, los jugos para después de unos meses tomarlos como licor.

Casi todas las celdas tenían ventiladores, espacios para cocinar, juegos de mesas, en algunas emplearon fierros para alzar camas haciendo una especie de litera. Los cables para conexiones estaban viejos y parecían telarañas.

Nueva infraestructura

Rubén Argüello, director de ‘La Peni’, indicó que de los 12 pabellones, 8 están 100% terminados, a otros 2 les faltan pocos detalles y resta por construir otros 2.

Cada pabellón tiene 100 habitaciones distribuidas en 2 pisos divididos en la mitad por un centro de control. También, cuartos para visita íntima. Cada celda tiene 2 literas y un baño. Además de una especie de repisa para acomodar sus pertenencias. El recinto está rodeado de 12 torres de seguridad.

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