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En la "Titi" prima la conducta antisocial

En la "Titi" prima la conducta antisocial
05 de abril de 2012 - 00:00

Estaban en plena pubertad y como otras tantas muchachas provenientes de hogares disfuncionales y de escasos recursos, María Cristina, alias “Titi”, de 16 años; y  Verónica, su hermana de 17, dejaron los estudios al finalizar la primaria.

Sus parientes les buscaron un trabajo  y entraron a cumplir labores de empleadas domésticas. La  inmadura e inestable conducta de ambas fue el motivo para que constantemente sean despedidas y se dediquen la mayor parte del tiempo a vivir en las calles, rodeadas de gente inescrupulosa.

Fue así que el consumo de drogas y alcohol, el cometimiento de varios delitos y hasta el ejercicio de  la prostitución, desde los 13 años de edad, marcaron las vidas de estas hermanas, que actualmente permanecen con internamiento preventivo en la casa-hogar Guayaquil.

Una consciente y a la vez fatal inclinación al delito, perfeccionada por un sinnúmero de experiencias adquiridas en la calle, es la condición  mental de las jóvenes, quienes tempranamente dejaron conocer sus desvíos y capacidad delictiva.

Esa fue la teoría que fundamentó el diagnóstico dado por Juan Montenegro, director del Departamento de Medicina Legal de la Policía, tras la valoración psiquiátrica que realizó a las adolescentes días atrás.

Esto, como parte de las diligencias dispuestas por Rosario Franco, procuradora de Adolescentes Infractores, dentro de la indagación previa que inició por el asesinato de Diana Marcela Zapata Quintero -con 64 puñaladas- en el interior de su departamento ubicado en el condominio El Edén, en la urbanización Ceibos Norte de Guayaquil.

Trastornos de personalidad de tipo antisocial fue lo que diagnosticó el galeno, quien explicó que  se trata de  una enfermedad mental benigna, es decir, que las menores tienen plena conciencia y voluntad de las actividades que realizan, además de conocer que con sus actos vulneran todas las normas legales.

Esa apreciación se evidenció con el relato de un agente que participó en el operativo de captura de la  “Titi”, realizado el pasado 15 de febrero en Quito, quien indicó que la joven confesó el crimen, aunque admitió a su vez que Zapata no era su objetivo, sino su ex patrona,  quien la había despedido tras acusarla de robar en su  departamento, ubicado en el mismo condominio El Edén.

“Ella indicó que no se arrepentía de lo que hizo. Ella decía que mata porque tiene poder y fortaleza”, dijo el agente, quien agregó que alias “Titi” sería la líder de una organización delictiva dedicada al robo en domicilios y a personas.

¿Pero, por qué una persona a tan temprana edad puede llegar a cometer delitos tan atroces como asesinar a sangre fría?

Esto tomando en cuenta que, según información policial, mientras alias “Titi” apuñalaba en repetidas ocasiones a Zapata, su hermana le tapaba la boca para que no se escucharan los gritos de auxilio.

La respuesta que da Montenegro es que las acciones de las menores van encaminadas siempre a transgredir la ley, a causar una agresión contra la sociedad, una sociedad que ha sido indiferente a un patrón de vida marcado -desde los 13 años de edad- por las drogas, el alcohol, el delito y la prostitución.

“Ellas, al provenir de un hogar disfuncional y de escasos recursos, por el cual se vieron obligadas desde temprana edad a realizar labores de adultos, como trabajar de empleadas domésticas, ha hecho que sus personalidades se distorsionen y adopten esa categoría de antisociales”, explicó el médico legista.

De ser halladas culpables y al ser menores de edad, la “Titi” y su hermana mayor podrían enfrentar una pena máxima de 4 años de internamiento, que la cumplirían en la casa-hogar, según lo establece el Código de la Niñez y Adolescencia.

Sin embargo, la prisión no es la  mejor alternativa para una reinserción, manifestó la psicóloga Karina Jiménez, voluntaria de la Fundación Jóvenes Libres de Sida, quien manifestó que es menester que las jóvenes reciban  apoyo de un equipo multidisciplinario de salud mental, pero salvo que ellas lo acepten, porque de nada sirve, añadió, que los mejores especialistas  se esfuercen y ellas no quieran cambiar.

“Farmacológicamente no se dispone de un tratamiento específico para este tipo de trastorno, sino más bien de  psicoterapia y predisposición de las jóvenes de corregir y que se den cuenta que están siendo una carga para la sociedad”, enfatizó.

La fiscal Franco informó que en la audiencia de formulación de cargos contra “Titi”, realizada el pasado 15 de febrero, la procesada manifestó que el ataque contra Zapata fue motivado por el robo.

Señaló que la versión de Samuel Ayala Bazurto, contra quien la Fiscalía dictó una instrucción  por el delito de robo, ha sido fundamental, puesto que relató que la “Titi” es peligrosa, que juega y practica la ouija.

Mientras tanto, la hermana mayor de la “Titi” dijo que actuó en el crimen por temor a que a ella también pudiera atacarla.

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