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El hombre practicaba canibalismo y profanación de tumbas

Ed Gein hacía muebles con la piel de sus víctimas

Ed Gein hacía muebles con la piel de sus víctimas
22 de agosto de 2014 - 00:00 - Redacción Justicia

Bajo la apariencia apacible y tímida de Ed Gein se escondía un cruel psicópata que practicaba el canibalismo, la necrofilia y la elaboración de máscaras y muebles con piel humana de sus víctimas o de cadáveres cuyas tumbas profanaba.

Edward Theodore Gein nació el 27 de agosto de 1906 en el condado de La Crosse, Wisconsin (Estados Unidos). Su padre, George, pese a que fue educado por sus severos y devotos abuelos, era un borracho y vago, esto provocó que Augusta, madre de Ed, desarrolle aborrecimiento hacia los hombres, por lo que se prometió que su hijo sería diferente.

La vida de Ed estuvo totalmente dominada por su madre Augusta. Ella llevaba sola el negocio familiar, una frutería. Su marido se pasaba el día gastando el dinero en los bares del lugar.

En 1913 los Gein comenzaron una vida como granjeros, en Plainfield. Uno de los  recuerdos de Ed sobre su infancia era cuando miraba cómo su padre sostenía un cerdo atado mientras su madre le abría el vientre de un navajazo y le sacaba las entrañas.

Ed sentía terror por la sangre y las matanzas, sin embargo, devoraba los cómics de terror y los libros sobre violencia.

Durante los primeros 16 años de su vida, el único contacto con la realidad fue el colegio. Pero tan pronto como encontraba un amigo, su madre se oponía.

Ed dejó de tener contacto con otros niños. Los que lo conocieron, más adelante lo recordaban como un hombre tímido y débil. Augusta empezó a despreciar cada vez más a su débil y borracho marido, quien muchas veces reaccionó con golpes mientras Ed y su hermano Henry miraban sin poder hacer nada.

En 1940 murió George, inválido, mientras que Augusta falleció en 1945 por una enfermedad del corazón. Tras el sepelio de su madre, Ed decidió conservar intacta la habitación de ella, como un macabro homenaje y extrañamente motivado por la frialdad, la violencia y represión que sufrió en su infancia.

Durante un tiempo Ed recibió un subsidio del Gobierno de los Estados Unidos a cambio de hacer productiva la tierra, pero a medida que la tierra se volvía infértil empezó a hacer toda clase de trabajos a los vecinos para ganarse la vida.

Desde entonces ocurrieron ciertas desapariciones inexplicables, como la de Georgia Weckler, en mayo de 1947; la del granjero llamado Victor ‘Bunk’ Travis y su amigo Ray Burgess, en 1952.

Pero fue la muerte de Mary Hogan, propietaria de un bar, lo que causó un gran impacto. La tarde del 8 de diciembre de 1954, un granjero  entró en la taberna y vio una gran mancha de sangre en la puerta que daba a la habitación trasera. Había huellas en el patio que daban a entender que arrastraron el cuerpo y se lo llevaron en un vehículo.

Algunos lugareños que habían visto a Ed con frecuencia en el bar, sospechaban que estaba enamorado de ella, porque cada vez que pedía una cerveza la miraba fijamente, por lo que bromearon diciendo que tal vez, si le hubiese confesado su amor, sería su mujer y no habría desaparecido. Él reaccionó de forma extraña y dijo que no estaba perdida.

Otro crimen ocurrió el 16 de noviembre de 1957. Ed asesinó a la dueña de una ferretería, Bernice Worden. También en esta ocasión se llevó el cadáver en la furgoneta, pero esta vez hubo un ‘testigo’, el libro de contabilidad. En la última anotación figuraba el nombre de Ed como el cliente final.

Dos policías lo arrestaron mientras otros se dirigían hacia su granja para efectuar un registro. Al ingresar, el sheriff sintió que algo rozaba el hombro, era  el cuerpo decapitado de una mujer que colgaba del techo, tenía un profundo agujero en el estómago.

Era difícil de creer que un ser humano pudiera vivir allí, pues por todas partes se veían montañas de basura, excrementos y revistas pornográficas, de terror y de anatomía humana.

Asimismo, se descubrió que había varios cráneos, unos intactos y otros partidos por la mitad. Además notaron que una de las sillas de la cocina, las pantallas de las lámparas, las fundas de los cuchillos y algunas prendas de vestir estaban hechas con piel humana.

También hallaron la cabeza amputada de Bernice en una bolsa de plástico, una colección de 9 máscaras de piel, las cuales estaban en la pared que rodeaba su cama.

Ed dijo a la Policía que su madre después de fallecer se mantuvo en contacto con él durante más de un año, hablándole mientras se adormecía. Agregó que en esa época desarrolló su fascinación por la anatomía, por la operación de cambio de sexo y se planteó convertirse él mismo en mujer.

Declaró que tan solo recordaba haber matado a Bernice y que los demás restos humanos pertenecían a 9 cadáveres que había sacado del cementerio, porque sentía la necesidad de profanar tumbas.

Los médicos del hospital Central del Estado decidieron que Ed no estaba capacitado para ir a la corte y fue internado hasta 1968. Pero luego lo llevaron a juicio y lo declararon culpable de 2 asesinatos, no obstante al aducirse locura fue enviado nuevamente a un sanatorio, aunque había una fuerte sospecha de que mató al menos a 33 personas.

El caso de Ed, desde el punto de vista médico, fue uno de los más complejos de la criminología, voyeurismo, fetichismo, travestismo y necrofilia. Estas eran manifestaciones de una psicosis profunda y trastorno mental ocasionado por la relación anormal que tenía con la madre. Ed murió por insuficiencia respiratoria el 26 de julio de 1984. En la actualidad, sus restos descansan en el cementerio de Plainfield, al lado de los de su madre.

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