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Dean Corll y una “dulce” fascinación por asesinar personas

Dean Corll y una “dulce” fascinación por asesinar personas
16 de agosto de 2013 - 00:00

Cada vez que Dean Corll era mencionado entre sus conocidos, de inmediato se lo relacionaba con caramelos, por lo que fue apodado “Candy Man” (Hombre de los dulces).

Quienes lo conocieron afirmaron alguna vez que Corll era  de buen ánimo y que  le gustaba andar con dulces para regalarlos a los niños a su alrededor. Justamente de eso vivía, de los caramelos, ya que su familia tenía una fábrica de golosinas.

ASESINOS, CUANDO MATAR
SE CONVIRTIÓ EN PLACER

Un asesino en serie es alguien que quita la vida  a tres o más personas y cuya motivación se basa en la satisfacción psicológica que obtiene gracias al crimen cometido. Los asesinos en serie son motivados por una serie de impulsos psicológicos, especialmente por ansias de poder y compulsión sexual.
Era un buen vecino, no daba malos espectáculos y cuando tenía fiestas, el volumen de la música no era muy alto. Saludaba a todos con una gran sonrisa y siempre tenía temas interesantes de conversación. Pero nadie sospechó de lo que ocurría detrás de esa pantalla... un hombre pervertido, quien, en principio, regalaba dulces, ropa y dinero a los adolescentes a intercambio de sexo, pero que luego se convirtió en uno de los asesinos en serie más sanguinarios de inicios de los años 70.

Sus inicios

Dean Corll nació el 24 de diciembre de 1939 en Fort Wayne, Indiana, Estados Unidos. Durante su niñez sufrió por el divorcio de sus padres (Arnold Edwin Corll y Mary Robinson), en especial porque tras la separación se fue a vivir con su madre a Pasadena, Texas.

En 1950, Mary, quien para esto ya se había casado por segunda vez, abrió una tienda de dulces, en la que su adolescente hijo la ayudaba en sus ratos libres. Pero la vida amorosa de su madre tuvo otro revés, ya que se divorció nuevamente.

Cuando Dean tuvo 19 años se mudó con su familia a Houston, Texas, localidad en la que abrió otra tienda de dulces. Este hombre se ganaba rápidamente la confianza de los vecinos, ya que siempre era bondadoso al momento de despachar los caramelos en su tienda.

A inicios de la década de los 60, el jovial vendedor de caramelos se fue al servicio militar, en el cual no tuvo ningún tipo de inconveniente.

Su primera víctima

Fue tras su regreso de la conscripción que Corll empezó a tener relaciones homosexuales de manera clandestina. Era muy cuidadoso en mantener su doble vida oculta, ya que en ocasiones le presentaba chicas a su madre, indicándole que eran sus novias.

Es más, siempre tuvo un lado de su vida oculto, ya que en 1970 empezó su actividad como asesino serial. Hasta el momento de su muerte (8 de agosto de 1973), nadie sospechó  que Corll sería capaz de matar a una persona, pues siempre fue considerado una persona respetable y honorable.

Su primer ayudante fue David Owen Brooks, con quien tuvo una relación amorosa varios añosEn una de sus salidas para buscar pareja ocasional, Dean recogió en la carretera de Austin  a Jeffrey Konen, un estudiante universitario de 18 años, quien le pidió un aventón hasta Braeswood Place, en Houston.

Al llegar a la ciudad, “Candy Man” le ofreció a Konen un trago en su departamento. El joven, para no parecer descortés, aceptó. De pronto, el dueño de casa se quiso sobrepasar con su acompañante de viaje, por lo que se produjo una pelea. Ahí, Dean golpeó la cabeza de Konen y lo dejó inconsciente.

Tras esto, lo violó en reiteradas ocasiones y lo mató. Para ocultar su delito, el amigable vendedor de caramelos arrojó el cuerpo de su víctima a un río.

Henley y Owen, sus cómplices

Tras su primer asesinato, Corll descubrió un nuevo mundo. Cuando Konen agonizaba, sintió una sensación de excitación mezclada con miedo... tenía que repetirlo.

Para sus crímenes posteriores tuvo como cómplices a David Owen y Elmer Henley, quienes le vendían a chicos, de entre 13 y 19 años, a 200 dólares. Corll atendía muy bien a sus “amigos”, ya que además de pagarles por proveerle de víctimas, les compraba ropa y les daba de comer.

El cuarto del terror

Desde ese momento, Corll adecuó uno de los cuartos de su casa para torturar a sus víctimas. Primero los introducía por varios días en una caja de madera, donde permanecían sin poder sentarse ni recostarse, sufriendo terribles calambres en todo el cuerpo.

Otra de las prácticas de tortura es que les arrancaba el vello púbico, uno por uno. También les metía varillas de acero por el ano. Sus técnicas de castigo, con las que les causaba una muerte lenta y dolorosa a sus víctimas, eran cada vez  más crueles. A la mayoría los castraba.

Elmer Henley, uno de los cómplices de Corll, fue quien lo asesinó, luego de una disputa en una fiesta privadaCaramelos de la muerte

Dean escogió una de las características de su trabajo para implementarla como su sello asesino. El vendedor de golosinas “espolvoreaba” los cadáveres con cal y luego los envolvía en un plástico transparente, con dos cintas, una en cada extremo, por lo que los muertos parecían caramelos gigantes.

Tras su extraño ritual, junto con sus cómplices, Corll enterraba a sus víctimas en la playa o en un granero junto a su casa.

El fin de “Candy Man”

Alrededor de las 03:00  del 8 de agosto de 1973, Henley llegó a la casa de Corll acompañado por su novia, Rhonda Williams, y por Tim Kerley, un menor de 13 años, quien sería la próxima víctima.

Corll se molestó con la presencia de Rhonda, ya que solo quería chicos en la casa, pero luego se calmó. Al pasar las horas, el instinto asesino de “Candy Man” lo llevó a herir a sus tres acompañantes.

Debido a su desobediencia, Dean también iba a matar a Henley, pero éste lo convenció de que no lo hiciera.

Cuando Dean salió de la habitación, su cómplice cogió un arma y lo asesinó de seis tiros. Tras matar a su amigo, Henley se entregó a las autoridades y contó los atroces crímenes de “Candy Man”.

LOS ASESINATOS

1970
Jeffrey Konen, 18 años (25 de septiembre)
James Glass, 14 años (13 de diciembre)
Danny Yates, 14 años (13 de diciembre)

1971
Donald Waldrop, 15 años (30 de enero)
Jerry Waldrop, 13 años (30 de enero)
Randell Harvey, 15 años (9 de marzo)
David Hilligiest, 13 años (29 de mayo)
Gregory Malley, 16 años (29 de mayo)
Ruben Watson, 17 años (17 de agosto)

1972
Willard Branch, 17 años (9 de febrero)
Frank Aguirre, 18 años (24 de marzo)
Mark Scott, 17 años (20 de abril)
Johnny Delone, 16 años (21 de mayo)
Billy Baulch, 17 años (21 de mayo)
Steven Sickman, 17 años (20 de julio)
Roy Bunton, 19 años (21 de agosto)
Wally Jay, 14 años (2 de octubre)
Richard Hembree, 13 años (2 de octubre)
Richard Kepner, 19 años (12 de noviembre)

1973
Joseph Lyles, 17 años (1 de febrero)
William Ray, 15 años (4 de junio)
Raymond Blackburn, 20 años (15 de junio)
Homero García, 15 años (7 de julio)
John Sellars, 17 años (12 de julio)
Michael Baulch, 15 años (19 de julio)
Marty Jones, 18 años (25 de julio)
Charles Cary, 17 años (25 de julio)
James Dreymala, 13 años (3 de agosto)

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