Asesinos expusieron su amor antes de la ejecución

Raymond Martínez y Martha Beck, ambos con trastornos mentales, formaron una pareja a la que le gustaba conseguir dinero fácil sin importar de qué forma, fue así como acabaron con la vida de al menos 17 mujeres entre 1947 y 1949, en Estados Unidos. Sus objetivos eran damas solitarias que buscaban amor en el periódico.

Raymond nació el 17 de diciembre de 1914, en Hawaii. Cuando tenía 3 años, sus padres, de origen español, se mudaron a Connecticut, sin embargo entre 1932 y 1945 se fue a vivir a Orgiva, España, donde contrajo matrimonio con Encarnación Robles y tuvo 4 hijos.

Durante la Segunda Guerra Mundial Raymond se alistó en el ejército y trabajó como espía en el Servicio de Inteligencia Británico, pero al terminar la lucha se fue en barco a Curazao; en el viaje le cayó una escotilla en la cabeza y eso afectó su lóbulo frontal cambiando su personalidad, pues era educado y sociable y se volvió distante y malhumorado.

Cuando se recuperó viajó a Alabama. En el puerto de Mobile se dedicó a robar y fue detenido y condenado un año de prisión en la penitenciaría de Tallahassee, Florida. Allí tuvo como compañero de celda a un haitiano que lo introdujo en el mundo de los rituales de magia negra, entonces comenzó a creer que tenía un poder que lo hacía irresistible a las mujeres.

Cuando recuperó su libertad se mudó a la casa de su hermana en Brooklyn, Nueva York, donde inició su carrera criminal, respondiendo avisos del periódico de mujeres que buscaban pareja. Raymond salía y bebía con ellas, después de esto les robaba.

Entre sus víctimas estuvo Jane Lucilla Thompson, una recién divorciada que lo llevó en crucero a España. Le mostró paisajes y lugares turísticos y la estaban pasando bien, pero todo cambió cuando visitaron La Línea, pues allí estaba Encarnación Robles, con quien seguía casado, entonces se produjo una fuerte discusión.

El hombre regresó con Jane al hotel, pero la mañana siguiente se fue sin decir nada. Horas después empleados encontraron el cuerpo sin vida de la mujer, la autopsia reveló que murió envenenada. Cuando regresó a Nueva York usó un testamento falso, se apropió de la casa de Jane, donde continuó seduciendo y robando a mujeres por medio de los avisos en ‘Corazones Solitarios’ publicados en los periódicos.

Con un anuncio conoció el amor

A través de un anuncio conoció a Martha Beck, de 27 años. Ella nació el 6 de mayo de 1920 en Milton, Florida. Su niñez no fue fácil; debido a un problema glandular sufría sobrepeso y a los 13 años fue violada por su hermano mayor, pero su madre la culpó de ello.

Después de eso, la señora comenzó a espantar a todos los pretendientes de su hija, eso empeoró la situación porque la muchacha desarrolló un perverso apetito sexual. Martha se graduó en la Escuela de Enfermería en Pensacola, sin embargo solo consiguió trabajo en una funeraria, preparando cadáveres.

Luego le dieron empleo en el Hospital del Ejército. Por las noches frecuentaba bares y daba rienda suelta a su promiscuidad sexual con soldados, debido a ello quedó embarazada y a ese ritmo tuvo 2 hijos.

Después obtuvo otro empleo en un sanatorio para niños; por sus méritos la ascendieron a supervisora, pero como se sentía sola un día uno de sus colegas le entregó un anuncio del ‘Club de los Corazones Solitarios’, así conoció a Raymond.

A él no le importaba si su víctima era gorda o flaca, el único requisito era que tuviera dinero. La pareja tuvo relaciones por varios días, pero cuando él se dio cuenta de que ella no tenía dinero se fue y dijo que debía atender negocios en Nueva York y que volvería.

El hombre notó que ella estaba dispuesta a hacer lo que él quisiera, así que decidió formar un hogar, pero sin sus hijos. Martha estaba dispuesta a obedecer, así se convirtieron en una pareja de estafadores, se dedicaron a buscar más víctimas en los anuncios.

De ladrones a asesinos

Sus intenciones eran robar, pero debido a los celos que sentía Martha cuando Raymond se acercaba a otras mujeres las cosas se salieron de control. Un caso fue el de Janet Fey, una viuda de 66 años que vivía en Albany y a la que enamoró con cartas, pero utilizando el nombre de Charles Martin.

El 31 de diciembre de 1948 se conocieron e iniciaron un romance. Sin perder tiempo él propuso matrimonio; tras la boda Raymond llevó a Martha a la casa de Janet, y la presentó como su hermana; todo marchaba bien hasta que ella vio a los recién casados en la cama, entonces se armó un escándalo y Raymond le dijo a su verdadera mujer que callara a la otra, ella tomó un martillo y la mató a golpes.

Enterraron el cuerpo y comenzaron a cobrar cheques a nombre de la difunta, pero la familia de ésta al no tener noticias sobre su estado alertó a la Policía. Agentes investigaron sin encontrar a los responsables.

Algo similar pasó en Michigan con Delphine Downing, viuda de 41 años que tenía una hija de 2. A ella la asesinaron con un disparo porque reclamó los maltratos en contra de su pequeña, quien también se convirtió en víctima. Nuevamente comenzaron a cobrar cheques y debido a ello la Policía los identificó. Cuando estaban listos para huir, los agentes los localizaron, el 28 de febrero de 1949.

Las investigaciones determinaron que habían cometido más de 17 asesinatos bajo esa modalidad, pero se tenía sospechas de que la cifra real era mayor a 20. La pareja fue llevada al condado de Kent, donde inició la interrogación. Ellos estaban resignados y no solicitaron un abogado, solo pidieron que no se los juzgue en Nueva York, debido a una posible pena de muerte. Sin embargo, eso no fue posible y el 22 de agosto de 1949 el juez Ferdinand Pecora sentenció a la pareja a morir en la silla eléctrica, el 10 de octubre del mismo año. Tras varias apelaciones, la fecha de ejecución se prolongó hasta el 8 de marzo de 1951.

Antes de sentarse en la silla, a la pareja se le ocurrió expresar su amor. “Quiero gritarlo; ¡Amo a Martha! ¿Qué sabe el público sobre el amor?”, dijo Raymond; mientras que Martha manifestó:“Mi historia es una historia de amor. Pero solo aquellos torturados por el amor pueden saber lo que quiero decir”.