Asesino fue al funeral de su última víctima

Una serie de asesinatos que se cometieron por 25 años en Ucrania terminaron en agosto de 2005 cuando Serhiy Tkach fue detenido y confesó haber dejado por lo menos 100 víctimas de entre 8 y 18 años, solo mujeres.

Tkach, conocido como “El Maníaco de Pologovsky”, nació el 12 de septiembre de 1952 en la ciudad de Kiselyovsk, en la región rusa de Kemerovo.

Sobre su infancia no hay registros, por ello no se conoce el origen de su egocentrismo, frialdad emocional, resentimiento, la vulnerabilidad, venganza, virulencia, irritabilidad y agresividad.

Pero, con respecto a su juventud se conoció que entró al ejército soviético y consiguió una especialidad de inspector tecnológico, lo que le permitió trabajar por un tiempo en la milicia, hasta que fue enviado a la Policía, y además fue recomendado por los militares para que lo admitan en la escuela de Novosibirsk.

En la Policía laboró en el Departamento de Kemerovo (Siberia), donde fue descubierto de cometer fraude y tuvo que admitirlo, por lo que fue separado de la institución. Después se trasladó a Ucrania.
En 1980 inició sus asesinatos, según archivos de ese año, su primera víctima fue una mujer joven a la que mató y violó en Simferopol. Lo extraño es que se cree que él mismo llamó a la comisaría para informar, aunque no se entregó.

En Ucrania hizo el resto de su vida. Allí trabajó en minas de carbón, en granjas y en plantas industriales, pero también se casó 3 veces y tuvo 4 hijos.

Modo de operar

Los registros de víctimas evidencian que desde 1982 cometió casi todos sus asesinatos en las regiones ucranianas de Crimea, Zaporozhye, Dnepropetrovsk y Jarkov.

Tkach buscaba a sus víctimas en plantaciones forestales cerca de vías de ferrocarril o carreteras, esto con el fin de hacerle creer a la Policía que el asesino era un camionero o alguien de otra ciudad. Antes de actuar bebía grandes cantidades de vodka; todas sus víctimas fueron, generalmente menores de 18 años.

Una vez que Tkach evaluaba la aparente “seguridad del escenario”, en donde no hubiese ningún testigo, arremetía contra las chicas.

De ninguna abusó sexualmente cuando estaban vivas, él prefería ultrajarlas cuando su corazón había dejado de latir. Debido a que fue campeón de levantamiento de pesas, Tkach tenía la fuerza suficiente para apretar la carótida (arteria del cuello) de la víctima y en cuestión de segundos quitarle la vida.

Antes de abandonar los cuerpos por las vías del tren, las desnudaba y destruía cualquier objeto que pudiese albergar sus huellas digitales, sin embargo se llevaba joyas, lápices labiales, monederos y ropa interior, los cuales coleccionaba.

El hombre era muy astuto, como una muestra está que en uno de sus crímenes, mientras se apropiaba de las pertenencias de la fallecida se acercó una patrulla policial, pero en lugar de asustarse Tkach se ocultó en un retrete cercano, comenzó a fingir que se masturbaba, así despistó a los policías, quienes pensaron que era una onanista (que tiene costumbre de masturbarse).

El asesino usó sus conocimientos policiales para eludir y engañar hábilmente a las autoridades por 25 años, al punto que arrestaron y condenaron a quienes no cometieron esos crímenes: Igor Ryzhkov (10 años de sentencia), Jacob Popovich (15), Vitaly Cairo (15) y Vladimir Svetlichny, quien se ahorcó en 2000 y era el padre de una de las niñas que mató ‘El Maníaco de Pologovsky’.

Otro caso fue el de Maksym Dmytrenko. El 29 de septiembre de 2004 estaba en un bar de Polohy, al este de Ucrania, esa noche las autoridades encontraron el cuerpo de Svitlana Starostina, de 17 años, cerca del sitio.

Dmytrenko fue arrestado, junto a otro hombre, el segundo no soportó la presión del interrogatorio y murió por un infarto, mientras al primero lo llevaron a juicio y fue condenado a 13 años de prisión, en abril de 2005.

Su último crimen y detención

El 8 de agosto la Policía de Siberia arrestó a Tkach, cuando se atrevió a ir al funeral de su última víctima, la hija de un amigo suyo, a la que estranguló.

El asesino fue al velatorio para despistar, pero fue reconocido por un grupo de niños que lo vieron con ella antes de la desaparición. Cuando lo atraparon se rindió y manifestó que los había estado esperando por muchos años.

“Nos dijo que él era un oficial militar y que estaba en Afganistán, incluso nos mostró sus heridas. Otros vecinos dicen que era un hombre muy inteligente, muy tranquilo. Nadie podría haber pensado que él era el hombre que los policías estaban buscando”, expresó un vecino del asesino.

Tkach, de 54 años, confesó ser el autor del homicidio de Svitlana Starostina y de al menos 100 personas más. Al principio no le creyeron la cifra de asesinatos, hasta que comenzó a dar detalles minuciosos de cada uno de los crímenes, incluso hizo mapas para la ubicación de los cadáveres.

Cuando le preguntaron qué lo motivaba a asesinar, dijo que el odio que sentía hacia las mujeres, pese a que estuvo casado en cuatro ocasiones, pero después agregó que mataba por simple placer sexual y para burlarse de sus excolegas policías, a quienes confundió por 25 años.

Se declaró culpable

El juicio fue en diciembre de 2007. Tkach jamás mostró pesar por sus víctimas, a las cuales recordaba perfectamente, incluso la estatura de cada una.

Se declaró culpable de matar a unas cien chicas y quería la pena de muerte, pero ésta había sido abolida en Ucrania en el 2000, en los años posteriores a la independencia de la dominación soviética, pues era requisito para ser miembro del Consejo de Europa, organismo de derechos humanos.

En 2008 Serhiy Tkach fue condenado a 4 cadenas perpetuas por 29 asesinatos comprobados y 11 intentos de homicidio.

Posterior a esta condena, las personas detenidas en torno al caso fueron liberadas ya que se comprobó que no eran asesinas. Algunas de ellas interpusieron demandas contra el sistema judicial de Ucrania, cuya actuación, según denunciaron, estuvo llena de errores de procedimiento y de suposiciones.