Adolfo Constanzo, con rituales mataba a víctimas

Era el 1 de noviembre de 1962 cuando Adolfo de Jesús Constanzo salió del vientre de su madre, una quinceañera de Miami, Florida, Estados Unidos, que al poco tiempo enviudó y se trasladó a San Juan, Puerto Rico, donde conoció a su segundo cónyuge.

Constanzo fue bautizado por la religión católica e incluso sirvió de monaguillo en una iglesia. Posteriormente la familia regresó a Miami, donde murió su padrastro, quien le dejó dinero a su madre para la manutención de la familia.

A partir de los 3 años Constanzo fue influenciado por su progenitora en el culto de ‘Palo mayombe’. Al poco tiempo de la viudez, ella volvió a casarse con otro hombre relacionado con el ocultismo y el tráfico de drogas.

La joven mujer, que tuvo 3 hijos de diferentes padres, pensaba que Constanzo poseía poderes síquicos, por eso lo inició en la práctica de la santería y del culto ‘Palo mayombe’; además, lo llevó por el camino del delito, por el cual fueron ambos arrestados en diferentes ocasiones.

Pese a estas circunstancias, Constanzo terminó la secundaria. En su adolescencia hizo amistad con un sacerdote del rito ‘Palo mayombe’, de quien aprendió las habilidades de estafador y narcotraficante.

En 1980 Constanzo comenzó a vender sus servicios como ‘mayombero’ en Miami. Posteriormente se trasladó a México, en donde consiguió un gran éxito con sus prácticas de magia negra.

El ‘Padrino de Matamoros’ ganó reputación entre las celebridades y gente importante de Estados Unidos, debido a sus poderes mágicos y a su carismática personalidad.

Las celebridades, atraídas por los rituales de purificación o limpias y de protección, le pagaban de $ 8 mil a $ 40 mil. Pero no era suficiente para Constanzo, que para obtener más poder e influencia en la alta sociedad empezó a practicar sacrificios en sus rituales, a fin de brindar mayor sensacionalismo y espectáculo a sus clientes.

El hombre siempre era ayudado por Sara Aldrete Villarreal, estudiante norteamericana de 24 años, una joven divorciada que se convirtió en su musa y amante.

Sacrificios y tráfico de marihuana

Pero no solo en eso participaba Sara; fue la sacerdotisa que actuaba en los terroríficos sacrificios humanos, junto al grupo de personas que reclutó el narco-satánico.

Sara y los miembros de la secta eran fieles a Constanzo y lo obedecían en todo. En una ocasión los convenció de que serían completamente inmunes a las balas y tendrían el poder de convertirse en invisibles si seguían sus instrucciones: primero confeccionar una ganga o caldero mágico, introducir unos ingredientes especiales, secretos del rito ‘Palo mayombe’, sangre de la víctima y el cerebro de locos o asesinos, preferible de raza blanca, porque presuntamente eran más influenciables por el verdugo.

El ritual concluía cuando los participantes bebían la sopa del caldero, lo cual les daría todo el poder que los criminales deseen. Eso hicieron sus adeptos.

También utilizó a la banda en el tráfico de marihuana, para lo cual se radicó en el rancho SantaElena, ciudad de Matamoros, México, de donde transportaba semanalmente una tonelada de cannabis a Estados Unidos.

El rancho también era un centro del terror, porque ahí sacrificaban a gente inocente. En 1989 más de una docena de personas fue asesinada durante rituales de ‘Palo mayombe’, un culto afroamericano.

Secta al descubierto

El 9 de abril de 1989 la Policía mexicana detuvo en un operativo de control la camioneta que conducía David Serna Valdez, de 22 años, a la altura del kilómetro 39 de la carretera de Matamoros a Reynosa, en el rancho Santa Elena.

En el vehículo, los uniformados detectaron restos de marihuana y una pistola calibre 38, por lo que el joven conductor fue arrestado.

Después de varias horas de interrogatorio, el detenido confesó que pertenecía a una secta de magia negra y que utilizaban el rancho para realizar sus sacrificios rituales con seres humanos, además del narcotráfico.

La policía mexicana se trasladó de inmediato al rancho, donde encontró otros 110 kilos de marihuana, así como el caldero de hierro con un hedor pestilente que contenía sangre seca, un cerebro humano, colillas de cigarros, 40 botellas vacías de aguardiente, machetes, ajos y una tortuga asada.

Hallazgo de cadáveres

Además, alrededor de la casa había una fosa común con 12 cadáveres descuartizados, a los que les habían extirpado el corazón y el cerebro durante un extraño ritual.

Entre los cuerpos se encontraba el de Mark Kilroy, un estudiante de medicina desaparecido en marzo de 1989, al cual los adeptos de Constanzo le habían amputado las 2 piernas y extirpado el cerebro, y con parte de la columna vertebral el líder del grupo se había fabricado un alfiler de corbata que le servía de amuleto.

Los agentes de la policía judicial arrestaron al grupo de personas implicadas, quienes confesaron que habían matado a esos individuos por orden del ‘Padrino Adolfo de Jesús Constanzo’, de 27 años.

Además, revelaron la existencia de otras sedes del grupo en diferentes ciudades mexicanas, en las que se descubrieron más delegaciones y por tanto se realizaron más aprehensiones.

Persecución, captura y muerte

Ante la serie de crímenes, más de 300 policías emprendieron la búsqueda de Constanzo y sus seguidores más próximos: Sara Aldrete, Alvaro de León Valdez, Omar Francisco Orea y Martín Quintana, quienes se refugiaron en varias ciudades de México durante 3 semanas.

Constanzo intentó negociar con las autoridades mexicanas, pero no le dio resultado y se refugió en una mansión de Monterrey, protegida con un circuito cerrado con 6 cámaras que vigilaban el jardín y accesos a la vivienda.

Aún así fueron descubiertos por la policía, que allanó el lugar y detuvo a los integrantes de la secta del terror.

Constanzo pidió a su fiel compañero Valdez que le disparara con una ametralladora, así lo hizo y después el adepto a “Palo mayombe” se suicidó el 6 de mayo de 1989.