Es lamentable que a pesar de las reformas constitucionales y legales, expresamente contenidas en la Ley Orgánica de Comunicación, ciertos medios escritos y de televisión, en el afán de incrementar sus ventas, insisten en manipular el sentimiento ciudadano, maximizando los hechos negativos que generan noticia en nuestro país. Por supuesto que los medios de comunicación deben difundir los hechos que afectan a nuestra sociedad, sean estos positivos o negativos, pero dentro de un marco racional y en proporción a la realidad local y nacional; sin embargo, no siempre se guarda ese enfoque periodístico profesional y en varias ocasiones, ocurre todo lo contrario. No nos dejemos engañar al abrir una de las páginas de los diarios o al escuchar las noticias que se difunden por radio o televisión, y lo que prima sean malas noticias, generando una injustificada alarma social. Digo injustificada, por cuanto si a una misma noticia negativa la difundimos cien veces y a ello le incluimos factores agravantes, me pregunto, ¿Qué es lo que queremos proyectar? ¿Queremos acaso proyectar inseguridad? ¿El fin de la proyectada inseguridad es el de desestabilizar a la administración pública? Debemos ser responsables con la sociedad. Difundir la noticia, tal y como se presenta, sin manosearla, sin adulterarla. Si algo nos asombra, investiguemos y comuniquemos todos sus puntos de vista, seamos verdaderos comunicadores de nuestra sociedad que requiere de información limpia y de primera mano. La información es conocimiento y el conocimiento es libertad. Seamos un país libre de mentiras. (O)