Reos pasaron por cuatro filtros durante el traslado
La mayoría de los presos de “La Roca” dormía. Parecía una madrugada normal, cuando de imprevisto ingresaron al recinto carcelario decenas de policías, entre ellos miembros de las fuerzas especiales del GIR y GOE, junto con agentes de Antinarcóticos y guías penitenciarios.
Hubo asombro entre las personas privadas de la libertad (PPL) recluidas en el sitio. El movimiento se debió al traslado de 93 reos al nuevo Centro de Privación de Libertad Regional Guayas. El operativo inició a la 01:00 del lunes de la semana pasada y concluyó a las 04:00.
Para ser cambiados de cárcel, los presos debieron pasar por cuatro cercos de seguridad, en los que eran revisados minuciosamente para no llevar ningún objeto.
El primer filtro fue dentro de “La Roca”, donde las PPL fueron despojadas de su ropa. En esa revisión se encontraron chips de celulares y paquetitos de marihuana. Luego los reclusos fueron vestidos con un calzoncillo tipo bóxer y con una camiseta anaranjada. Tras esto fueron embarcados en patrullas junto con 4 miembros de seguridad y trasladados (un recluso por cada viaje) a la nueva cárcel, que queda a escasos metros de “La Roca”.
Al llegar al nuevo recinto, los reos pasaron los filtros de seguridad del lugar. Primero, los escáneres tipo arco, cuyas ondas de rayos X inocuas (que no hacen daño) permiten traspasar materiales no conductores, como ropa, paredes, papel o madera, para constatar que no lleven materiales prohibidos.
Luego pasaron por la “silla de cavidades”, un detector de alta sensibilidad para ubicar objetos ocultos en las cavidades del cuerpo, con sensores en boca, abdomen/espalda, glúteos, piernas y pies.
La cuarta y última revisión fue la que se realizó con canes adiestrados, los cuales olfatearon a los reclusos para detectar si se había pasado algún tipo de artículo indebido por los filtros anteriores.
Tras estas medidas de precaución fueron dirigidos a sus celdas. Hasta las 04:00 ya habían sido ubicados en el nuevo centro los 93 reos procedentes de “La Roca”.
Entre las 08:00 y las 10:00 del mismo día llegaron tres grupos de 15 presos en total, que procedían de los recintos carcelarios de Quevedo (5), Babahoyo (5) y Portoviejo (5).
Además de los encargados de los cateos, los reos también fueron vigilados por los operadores del área de monitoreo, mediante las cámaras de seguridad instaladas en la cárcel. Hasta el momento, el acoplamiento de estas 108 PPL al nuevo modelo de gestión penitenciaria ha dejado resultados positivos.
Con estos traslados, los presos cambian rotundamente su rehabilitación social. Ahora se deberán acoger al plan “Cero Ocio”, en el que se mantendrán ocupados durante la mayor parte del día. Así, todas las personas recluidas deberán estudiar. Además, tendrán que escoger un oficio por aprender, ya que todos los días estarán en un taller. Entre las opciones que tienen para escoger hay manualidades, carpintería, panadería, entre otros.
Estas enseñanzas, además de mantenerlos ocupados y de evitar que tengan tiempo libre desperdiciado, les servirán para que puedan ser personas productivas, ya que en su tiempo en prisión pueden trabajar. El dinero que ganen será depositado en el economato y luego entregado a sus familiares.
Primera cárcel de máxima seguridad en el país
El nuevo recinto penitenciario de Guayaquil (con capacidad para 3.412 personas) tiene cuatro áreas, entre ellas un pabellón de máxima seguridad (con 324 puestos), el primero de este tipo en el país.
Además, cuenta con pabellones de mediana y mínima seguridad (para 1.416 personas cada uno), así como también con un sector solo para mujeres (256).
La obra, que está ubicada en la vía a Daule, en el kilómetro 16,5, tiene un costo de 66’509.584 dólares y su edificación duró 16 meses (los trabajos se iniciaron en 2012). Su área de construcción es de 73.885 kilómetros cuadrados.
