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1.016 jóvenes pugnan por ser guías penitenciarios

Las pruebas físicas que realizaron las mujeres incluyeron abdominales, velocidad y natación. En Guayaquil, las evaluaciones se realizaron en el GIR.
Las pruebas físicas que realizaron las mujeres incluyeron abdominales, velocidad y natación. En Guayaquil, las evaluaciones se realizaron en el GIR.
Foto: William Orellana / El Telégrafo
09 de septiembre de 2019 - 00:00 - Redacción Justicia

Danny Vásquez tiene 19 años y es madre soltera de tres niños. Ella es una de las 282 mujeres que en Ecuador aspiran a ser agentes de tratamiento penitenciario y que se someten a las pruebas de selección. El número de hombres es mayor: 734.

La mañana del miércoles 4 de septiembre de 2019, la joven llegó a las instalaciones del Grupo de Intervención y Rescate (GIR) en Guayaquil. Ella se vistió con una camiseta blanca y una licra azul para empezar a rendir las pruebas físicas.

Un agente le delineó con marcador azul los números 02 en su brazo derecho, y con ese código la identificaron para anotar sus resultados.

El padre de Danny es policía y fue quien la incentivó a buscar su carrera en una institución uniformada, no solo como un legado, sino como una estrategia para que tenga un trabajo estable. El progenitor la preparó mental y físicamente.

Madrugaron durante 15 días para hacer ejercicios juntos en el cantón Pasaje, El Oro, de donde son oriundos. “Estoy pensando en un futuro para mis hijos: una niña y gemelos. Yo soy auxiliar de enfermería, pero tampoco conseguí trabajo en esa área”.

Danny está consciente de que el trabajo en una cárcel no es fácil, pero está convencida de que no se dejará doblegar por la corrupción.

Las pruebas incluyen el polígrafo

Orlando Jácome, subdirector técnico de rehabilitación social, explicó que fueron 2.783 personas las que postularon al llamado el pasado agosto, pero 2.750 se presentaron a rendir la primera fase de pruebas psicológicas en Latacunga, Quito y Guayaquil.

De ese número, 1.016 aprobaron y llegaron a la segunda fase: las físicas; las cuales se realizaron del lunes 2 al viernes 6 septiembre de 2019.

La pruebas comprendieron: abdominales, velocidad, carrera continua, barras y natación. Los rangos a cumplir entre mujeres y hombres fueron diferentes. Además, en el caso de las barras solo la hicieron los varones.

postulantesLos hombres tenían que hacer mínimo 10 barras. Como dificultad debían pasar la barbilla del tubo horizontal y estirar los brazos al bajar. Foto: William Orellana / El Telégrafo

Ehistel Vega, de Caluma (Bolívar), de 20 años, opinó que avanza con buenas puntuaciones. “Mi anhelo es crecer profesionalmente y tener un trabajo, que eso es difícil de conseguir ahora”. El joven se preparó físicamente durante seis meses y estuvo en acuartelamiento militar.

Los que pasen esta etapa se someterán a la entrevista personal en la que se pretende conocer valores, costumbres y vocación de servicio. Finalmente se realizará la evaluación de control y confianza, para conocer la idoneidad y confiabilidad del aspirante.

Esta instancia se divide en cuatro fases: prueba toxicológica, entrevista psicológica, análisis socioeconómico y el polígrafo. “Ellos, de manera voluntaria, deben firmar un documento para hacer conocer si se someten o no a dicha prueba. Es un requisito y podrían perder el concurso”.

Orlando Jácome manifestó que se prevé terminar con el proceso en septiembre y en octubre contar con los 500 aspirantes aptos para empezar la capacitación que dura seis meses: cuatro de carácter teórico y dos de instrucción formal y disciplinaria.

Jácome explicó que se prevé trabajar con tres institutos tecnológicos de Cotopaxi, Azuay y Guayaquil, que cuentan con la carrera de Seguridad Penitenciaria.

Para la parte práctica participarán miembros de la Policía Nacional y del Grupo Especial de Atención a Privadas de la Libertad (GEA). “Ellos les enseñarán el manejo de armas letales y no letales, control de multitudes pacíficas y violentas, uso progresivo de la fuerza, entre otros conocimientos para mantener el orden dentro de los recintos penitenciarios”. Esta etapa se llevará a cabo en el Centro de Privación de Libertad Zonal 8 (Guayaquil).

En cuanto a que los aspirantes sean jóvenes, mencionó que existen pros y contras. La ventaja radica en la energía que se requiere para un trabajo demandante.“Sin embargo, en cierto punto, se podría decir que los jóvenes pueden ser convencidos por los privados de libertad para cometer actos de corrupción, pero eso puede ocurrir también con los mayores”.

Agregó que depende de la formación en casa, y por eso se realiza un proceso de selección con entrevistas personales, psicológicas y de confianza.

Jácome precisó que en Ecuador hay 1.516 agentes de seguridad penitenciaria y que con la vinculación de 500 bajaría un poco el déficit, que es del 60%. “Después de este proceso haremos un nuevo llamamiento”. (I)

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