Perseguido por Interpol habría dictado seminarios en Ecuador

Antares’, ‘Antay’ o como se haga llamar ahora el chileno Ramón Castillo Gaete, sobre quien pesa una alerta roja emitida por  la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) hacia la Interpol de Ecuador, podría haber tejido -o al menos intentado- su red de creencias tenebrosas en Vilcabamba, al sur de Ecuador.     

Según comentarios  emitidos en la página de Facebook de la PDI, Castillo  habría sido visto hace unos años (en el 2008) en esa tranquila ciudad ecuatoriana, ubicada a dos kilómetros de Loja, para dictar seminarios de sanación espiritual.

El chileno está siendo buscado por la Policía de su país por asesinar a su hijo de dos días de nacido al lanzarlo en  una hoguera, el 23 de noviembre del año pasado.

Según se lee en los textos en Facebook, en 2008 Castillo estuvo varios días en los sectores fronterizos ecuatorianos de Vilcabamba y Malacatos (este último en Perú), donde con su charlatanería, don de convencimiento y asegurando poseer poderes místicos, trataba de ganar seguidores para que asistieran a sus talleres. Entonces pedía que le llamaran ‘Antares’.

Otro escrito señala: “nosotros le pusimos ‘chantay’, ya que decía que curaba con sus manos, es más, logró tener muchas personas como clientes;  luego se fue a Perú, a las ciudades de Tarapoto e Iquitos, zonas donde hay ayahuasca, una planta alucinógena”.               

Pero el comentario que provocó que la PDI solicitara a la Policía ecuatoriana su búsqueda  era el que señalaba   que “(Castillo) quería esconderse en las cercanías de Vilcabamba, ya que a ese sector llega mucha gente  de todo el mundo y, además, existen muchas comunidades místicas”.    

Y esa sería una buena justificación para quedarse en ese lugar  para  este hombre que ahora escapa de la justicia después de, supuestamente, haber asesinado a su hijo en un ritual en el  que participaron 9 personas más.   

La forma fue por demás cruel: lo lanzó -se cree que aún con vida- con la boca tapada con una tira con aceite, en una hoguera colocada en las afueras de una cabaña en el cerro Colliguay, en Quilpué, V Región de Chile.

¿El justificativo? Que se acercaba el fin del mundo y que el  niño, que aún no tenía nombre y al que llamaba “adefesio”, era el anticristo.  Con ese acto supuestamente estaban salvando al mundo de una catástrofe que, según pensaban, debía ocurrir el 21 de diciembre.

  El niño, que nació el 21 de noviembre del 2012 en la clínica Reñaca, de Viña del Mar, nunca fue inscrito en el Registro Civil, y habría sido voluntariamente llevado por su madre para que el rito fuera realizado por la secta, la cual funcionaba desde el año 2009 en diversas localidades chilenas.

Castillo, un profesor de artes musicales que hacía que sus alumnos lo  llamaran ‘Antares’, controlaba la voluntad de las  personas que integraban la secta Antares de la Luz.
"Este es el parricidio más brutal que me ha tocado ver. Para nosotros es obligación  buscar justicia para este lactante. Este crimen no tiene nombre, este nivel de brutalidad no tiene nombre y no debemos permitirlo como sociedad", manifestó Marcelo Platero, director del Servicio Nacional de Menores en Chile.

Hasta ahora hay cinco personas detenidas por este caso y, según las primeras indagaciones, se cree que aquel fatídico día del ritual todas  ellas se encontraban bajo la influencia de la  ‘ayahuasca’, un compuesto de hierbas usado en ceremonias chamánicas y que contiene un alto poder alucinógeno.