Un poco asustada, viendo de reojo si alguien la veía mientras susurraba, una madre contó que los alrededores del colegio donde estudia su hijo son peligrosos, sobre todo porque hay personas que venden droga. No quiso dar más detalles, agarró firmemente la mano de su hijo y caminó a paso acelerado de regreso a casa, antes de que anochezca.

El plantel está ubicado en la parroquia Pascuales, en Guayaquil, a un costado de la avenida Perimetral. La parte baja de un paso peatonal de gruesos tubos azules es el punto donde varios chicos se reúnen a esperar la hora de salida, casi en el ocaso del sol.

Desde ahí los muchachos observan el patio y algunas aulas, pues el plantel está construido en la bajada de un cerro. También los conductores de tricimotos forman una fila rodeando la entrada del plantel. Los vehículos tienen lonas de colores en las que algunos han plasmado frases como ‘mafia Guamote’.

Las pocas farolas de alumbrado público que hay por el sector se encienden paulatinamente y alumnos, mujeres y hombres, salen en estampida. La luz proyecta las sombras en las paredes llenas de garabatos indescifrables.

Algunos padres llegan con más de 30 minutos de antelación para ‘chequear’ que nadie quiera aprovecharse de sus hijos, pero la mayoría se va sola

El pasado viernes, 10 minutos antes de que los estudiantes abandonen las instalaciones educativas, 2 patrullas policiales se estacionaron, cada una en una esquina de la parte frontal. En ese momento varios de los jóvenes corrieron como si hubieran visto a algún enemigo. Otros no se fueron, pero caminaban evidentemente nerviosos.

Los agentes no se fueron hasta que la mayor parte de los alumnos se había retirado de la zona. Unos hombres que circulaban en moto y miraban amenazantes a los extraños que estaban en el sector, dieron varias vueltas al colegio.“Hay que estar pendientes de nuestros hijos. Aquí hay muchos que vienen siempre a la hora de salida y nos imaginamos a qué”, expresó un padre que también observaba a todos lados.
Contactos dentro de los colegios

Un agente de Policía manifestó que este plantel es uno de los más conflictivos de la zona y que los microtraficantes “camuflan la venta de drogas con su trabajo en las tricimotos y la venden a jóvenes de los colegios. También tienen contactos adentro, estudiantes que la expenden a sus compañeros”, sostuvo el uniformado, quien prefirió no ser identificado.

Agregó que las tricimotos no permiten la libre circulación de personas y que no solo venden estupefacientes, sino que se han conocido denuncias de robo. “Estamos implementando el proyecto ‘Escuela Segura’ para trabajar con profesores, padres y estudiantes para minimizar este problema”.

Además, solicitó ayuda del personal de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) para evitar la aglomeración de las tricimotos, las que aprovechan los antisociales para el ilícito negocio.

Edmundo Moncayo, comandante de la DirecciónNacional de Antinarcórticos (DNA), aseveró que el crimen organizado busca todos los caminos y recursos para evadir los controles. “Las denuncias que se han publicado en las redes sociales son válidas y las estamos investigando. Tenemos este tipo de denuncias en los cantones de la provincia de Guayas comoDaule, El Triunfo,  El Empalme y en la parroquia Pascuales en Guayaquil”.

Dosis decomisadas

Añadió que los expendedores de droga aprovechan este tipo de movilización, porque es silenciosa y pueden ingresar en los callejones. “Estamos enfocados en luchar contra el microtráfico. Trabajamos para desarticular organizaciones completas desde los que ingresan la droga, los que la acopian y los que la distribuyen”, destacó.

El oficial informó que en la última semana se evitó que 50 kilos de marihuana, que son más de 200.000 dosis, llegaran a Quito a manos de los microtraficantes.

Además, la Unidad de Investigaciones de Antinarcóticos (UIAN) decomisó 410 cápsulas con 4,37 kilos de heroína que iban a ser distribuidas en el suburbio de Guayaquil, incluidas las instituciones educativas. Dos personas fueron detenidas, quienes llevaban la droga escondida en la caleta de un vehículo Chevrolet Aveo.

El coronel Luis Lalama, jefe de la CTE, manifestó que se realizan operativos permanentes para controlar, por ejemplo, que el vehículo esté en buenas condiciones, porque es un transporte público, que el conductor tenga licencia tipo A. “Hemos retenido 83 de estos vehículos, desde enero hasta abril. En algunos casos porque conducen menores de edad”, agregó.

Diego Fuentes, viceministro del Interior, indicó que “por ahora son casos aislados. Sin embargo estamos trabajando en controles coordinados con la Policía y la Agencia Nacional de Tránsito (ANT)”. (I)