El  laboratorio de refinamiento de cocaína, localizado en el sitio Salto de Bigua, perteneciente a Jama, habría sido instalado por ciudadanos de nacionalidad colombiana. Así lo reveló Edisson Velásquez Cheverría, uno de los tres detenidos en el allanamiento ejecutado -la mañana del miércoles- en la hacienda situada en la vía San Isidro-Jama, a 20 kilómetros de Pedernales. 

Velásquez relató que los extranjeros le ofrecieron dinero para que les rentara la parte baja de la propiedad, es decir unos 2.000 metros cerro a bajo, de la vivienda principal que está en la vía rural Jama-San Isidro-Chone, donde la espesa vegetación no permitía observar lo que ocurría  en el lugar.

El coronel Ramiro Mantilla, comandante de la Zona 4 de la Policía Nacional, informó que el laboratorio podía procesar hasta una tonelada de cocaína, pero no estaba totalmente terminado, ya que faltaba instalar varias tuberías.

En el lugar había áreas de distribución para el procesamiento, secado, prensado, etiquetado, almacenamiento, además se hallaron sustancias químicas líquidas y sólidas.

También contaba con garitas de seguridad, comedor, cocina, incluso la planta eléctrica estaba ubicada en una zona subterránea con aisladores de sonidos. Dentro de caleta (hoyos en la tierra) estaban camuflados 189 paquetes que tenían un peso de 304.403 gramos de pasta base de cocaína.

En la operación San Isidro capturaron también a Berdi Rodolfo Cevallos Mendoza y María Angulo Quiñónez, dueños de la hacienda. Mantilla reveló que se mantendrán vigilantes por las amenazas a los habitantes del sector Taiche de Coaque, donde cayó la avioneta mexicana que transportaba 1’345.000 dólares en efectivo.

Sobre el porqué la nave no fue identificada por los radares ecuatorianos, Carlos Jácome, subsecretario de Transporte Aéreo, descartó que la incursión de la avioneta denotara falta de control por parte de la Dirección de Aviación Civil (DAC). “No es la falta de control, sino al revés, por el control que tenemos esta gente... se metió en la cabeza que lo puede hacer jugándose la vida y esas son las consecuencias”. “Un vuelo nocturno debe hacerse a partir de los 200 pies. Cuando vuela a 100 ó 200 metros es posible que los radares no los detecten, pero un piloto que conoce no se  arriesga a volar a 50 metros y peor en la noche”, explicó.

El país tiene activos tres radares secundarios ubicados en Quito, Guayaquil  y San Cristóbal. A fines de año  se instalarán en Cuenca y Manta. En relación a los controles en esta última ciudad, el canciller de la República, Ricardo Patiño, aseguró que Ecuador ha tenido grandes logros en controlar delitos como el narcotráfico, incluso tras la salida de la Base de Manta.

Según el periódico digital El Ciudadano, Patiño desmintió que la ausencia de la base norteamericana en suelo ecuatoriano sea un determinante para evitar hechos como el de la clandestina avioneta mexicana accidentada. “En todas partes esto sucede, no nos quedamos tranquilos porque esto suceda, pero puede suceder”, dijo, asegurando que la Base de Manta no era un elemento que garantizaba la inmunidad para el país, pues se conocen de casos de narcotráfico aun cuando operaba el puesto militar estadounidense.

Patiño manifestó que las embajadas de México y Ecuador al momento comparten información respecto al accidente.