En Ecuador hay un poco más de 1.600 mujeres privadas de la libertad. María P. es una de ellas y además es una de las madres que habitan en la recientemente inaugurada Casa de confianza, en el sector de Chillogallo, en Quito (Pichincha).

“Este es un centro diseñado para las mujeres que han tenido conflictos con la ley, que se encuentran embarazadas o tienen hijos de 0 a 3 años de edad. Es un espacio armónico que garantiza seguridad y además prioriza el desarrollo integral y el fortalecimiento del vínculo familiar y afectivo de las y los niños”, señaló Ledy Zúñiga, ministra de Justicia, Derechos Humanos y Cultos.

Agregó que este es el primer sitio con estas características y que el proyecto se replicará en las ciudades donde haya mayor población penitenciaria femenina. La siguiente ciudad que contará con este servicio es Guayaquil.

El cuidado y la educación de los niños y niñas que conviven con sus madres están a cargo de equipos profesionales y multidisciplinarios del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), entidad rectora y operativa de las políticas públicas para el desarrollo infantil integral.

Carina Vance, ministra de Salud Pública, indicó que “tenemos consultorio médico, obstétrico y pediátrico, con profesionales especializados, esto en el marco del Modelo de Gestión de Salud en Contextos Penitenciarios, con el que hace más de un año asumimos la competencia de los servicios de salud en los centros de rehabilitación social”.

Madres en los CRS

De acuerdo con cifras del Ministerio de Justicia, hasta septiembre de 2015 había en los centros de rehabilitación social (CRS) del país 53 madres privadas de la libertad que viven con hijos. 45 de estas féminas han sido sentenciadas y 8 constan como procesadas. Los delitos más comunes que han cometido son la tenencia y posesión ilícita de drogas y el asesinato.

Con la iniciativa de esta Casa de confianza se generan condiciones socio-afectivas para las niñas y niños de madres privadas de libertad; se busca minimizar el impacto de la situación de internamiento. Además, abrir vínculos con el mundo exterior, promover la lactancia materna en los infantes menores de 12 meses y fortalecer el vínculo afectivo madre-hijo como primer estímulo. Asimismo se fomentan procesos de acompañamiento a las madres privadas de libertad en temas referentes al desarrollo infantil integral, apoyo familiar y autoestima.

Las instalaciones cuentan con salas comunales, gimnasios, baños y áreas educativas, como parte de los ambientes lúdicos de desarrollo infantil integral para niñas y niños, con los que cuenta la Casa de confianza de Chillogallo, salas que funcionan de lunes a viernes de 08:00 a 16:00 en jornada continua.

María cuenta que dentro del nuevo centro realizan actividades laborales que les permiten desarrollar o descubrir nuevas capacidades, como la costura. “Decidí integrarme a este taller con el objetivo de encontrar alternativas laborales”, explica. El gusto por este oficio motiva a la interna a planificar su futuro cuando cumpla su sentencia. “Dios quiera, salgo de aquí y me pongo un taller para con ello mantener a mis hijos”.

La Casa de confianza de Chillogallo tiene capacidad para 100 mujeres privadas de libertad; actualmente cumplen su internamiento 48 mujeres (en estado de gestación o etapa de lactancia) y residen 33 infantes menores de 3 años.

En Guayaquil hay 9 mujeres que tienen hijos menores de 3 años; los niños reciben atención en un área dentro del mismo penal. Los que tienen más edad son llevados a un Centro Infantil del Buen Vivir (CIBV) desde las 08:00 hasta las 16:00. (I)