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Brasil niega la extradición a España de un joven acusado de asesinato

La Guardia Civil y los peritos llegaron a la escena del crimen, en Pioz, donde fueron degolladas las 4 personas.
La Guardia Civil y los peritos llegaron a la escena del crimen, en Pioz, donde fueron degolladas las 4 personas.
Foto: Internet / Elespanol.com
19 de octubre de 2016 - 00:00 - Gorka Castillo, corresponsal en España

Si el sueño de la razón produce monstruos, tal y como lo pintó Francisco de Goya, no se diga ya el deseo. Es la única explicación lógica que formulan expertos criminalistas de la Guardia Civil cuando aseguran, sin el menor atisbo de duda, que el brasileño François Patrick Nogueira Gouveia, de 19 años, degolló a su tío Marcos Campos, a su tía Janaina Santos y a los hijos de ambos, Carolina y David, el 17 de agosto pasado en una casa de campo ubicada en la localidad de Pioz, un pueblo con algo más de 3.000 habitantes, a 60 kilómetros de Madrid.

Pero lo que desborda cualquier monstruosa fantasía en este estremecedor crimen es que el presunto asesino descuartizó los cuerpos y los depositó en fundas de plástico. Los troncos por un lado, las extremidades por el otro. Con los dos niños no hizo falta. Luego descansó un día entero junto a los seis paquetes, comiendo y durmiendo como una jornada más, a la espera -quién sabe- de la llegada de un posible cómplice que nunca apareció o, simplemente, de que se desvaneciera aquel desorden paranoico que torturaba su cabeza.

Al despertar de su pesadilla, huyó de la casa en dirección a Madrid, donde compartió departamento con unos estudiantes durante un mes. El tiempo que tardó la Guardia Civil en descubrir el atroz escenario del crimen. Dos días más tarde estaba en Brasil.

Las 24 horas que transcurrieron entre la difusión de la impactante noticia y la revelación de las primeras pruebas fueron aprovechadas por Nogueira para adelantar la fecha del boleto de avión que había comprado y regresar a su ciudad natal, João Pessoa, capital del estado de Paraíba, donde encontró refugio para vivir en libertad. “El geolocalizador del teléfono celular del sospechoso nos indica que estuvo la tarde-noche y la mañana siguiente de producirse los hechos en la casa”, afirmó el pasado viernes el delegado del Gobierno en la región de Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio.

Reveló que el equipo de expertos criminalistas que trabaja en el caso de Pioz dispone de “multitud de indicios razonables y pruebas indubitadas” de que Nogueira fue el autor material del crimen, “sin que haya pruebas de que contara con cómplices o estuviera relacionado con el crimen organizado”.

Fuentes judiciales españolas aseguran que el Ministerio de Exteriores ya solicitó a las autoridades brasileñas la detención y el ingreso en prisión preventiva de Nogueira Gouveia, quien está localizado y fue interrogado por la Policía de João Pessoa. Pero ante las preguntas sobre su extradición a España, que la prensa solicita como si de ello dependiera el curso de sus vidas, al Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha no le quedó otro remedio que reconocer que el tratado bilateral de extradición entre ambos países -actualmente en vigor- impide la entrega inmediata del sospechoso, aunque existe una puerta abierta como es “remitir, vía comisión rogatoria, todas las actuaciones policiales y judiciales realizadas en España para iniciar los trámites de un proceso penal en Brasil”, señaló la semana pasada el alto tribunal español en un comunicado.

Tan morbosos ingredientes del hecho se han convertido en una mina para las televisiones, siempre atentas al entretenimiento social, llegando al extremo de reconstruir un completo retrato psicológico del presunto asesino.

Según divulgaron los más intrépidos chicos de la prensa, Patrick Nogueira se vengó de la indiferencia que le mostraba su tía Janaina, 19 años mayor que él, y asolado por un desvarío patológico de celos decidió degollar a toda la familia. Un asesinato múltiple tan crudo y estremecedor que de haber caído en manos de un animal literario como Truman Capote tendría trazas de convertirse en obra maestra.

Nogueira llegó a España en 2015 para poner tierra de por medio con su país tras verse involucrado en  incidentes, alguno sintomático de su comportamiento como fue apuñalar a un profesor de su escuela cuando solo tenía 16 años de edad. Fue acogido por su tío Marcos y su esposa Janaina en el pequeño departamento que entonces tenían en el municipio madrileño de Torrejón de Ardoz. Su objetivo era labrarse una carrera como futbolista.

Pero la convivencia no tardó en enturbiarse. Según testimonios de personas cercanas, mientras Marcos se ausentaba para ir a trabajar, el joven se insinuaba a todas horas a su tía. “Era como una negra sombra que no salía de la casa”, fue la descripción de Patrick que su tía transmitió a sus familiares en Brasil.

Hace cuatro meses, el matrimonio decidió buscar un nuevo departamento y encontraron el de Pioz, una casa de dos pisos alejada del bullicio urbano en la que ya no contaron con el joven Patrick. Los expertos de la Guardia Civil consideran que este abandono abrió las compuertas primero del resentimiento y luego las de la venganza en la cabeza del sospechoso hasta que, finalmente, todo se precipitó.

Unas semanas después de concluir la mudanza desde Torrejón a Pioz, el 17 de agosto, Nogueira esperó a que su tío Marcos saliera a trabajar para ejecutar sus aterradores planes. Entró en la vivienda y degolló a Janaina. Minutos después, hizo lo mismo con los niños. Los forenses certifican que los tres murieron desangrados. Luego, se sentó a esperar la llegada de su tío Marcos para acabar de la misma forma con él. El resto de esta truculenta historia ya es conocido.

Pese a las evidencias de la investigación y las pruebas concluyentes, Nogueira Gouveia ha proclamado una y otra vez su inocencia desde Brasil. Nadie le cree. Demasiada ficción ha alumbrado en la mente de un joven que siempre se comportó como un extraño. La diferencia es que, en esta ocasión, los cadáveres son su familia y no se levantarán al final de la historia. (I)

Patrick, calificado como 'falto de apego a la vida' 

“Psicopático, narcisista y falto de apego a la vida humana”, así presentó la Guardia Civil española al joven brasileño que habría asesinado a su tío, a la mujer de él y a los dos niños pequeños del matrimonio.

En la ciudad de Guadalajara, la Guardia Civil dijo tener “multitud de indicios razonables y pruebas indubitadas” de que el sobrino de Marcos, François Patrick Nogueira Gouveia, fue el autor material del crimen de esta familia “normal, trabajadora y humilde”.

El sospechoso, de cuya autoría dice la Guardia Civil no tener ninguna duda, no tenía relación con el crimen organizado. Tampoco hay pistas de que contara con un cómplice o ayudante.

El joven, de 19 años, se encuentra en Brasil desde el 20 de septiembre, y desde el 22 de ese mes pesa sobre él una orden de detención internacional emitida por la justicia española.

Los investigadores explicaron que tenía pasaje para volver a Brasil el 16 de noviembre. Sin embargo, el 19 de septiembre, 24 horas después de hallarse los cadáveres, cambió su boleto para regresar al día siguiente.

Según se detalló, el muchacho tenía un pasado violento (agredió gravemente a un profesor en su país) y presenta un perfil de “psicoticismo, marcado por su egoísmo, narcisismo y falta de apego a la vida humana”.

Vivió cuatro meses con la familia asesinada en Torrejón de Ardoz, cercana a Madrid, donde Campos y los suyos residieron antes de mudarse a Pioz.
Según la Guardia Civil, no tenía oficio alguno. Su tío Marcos, quien era cocinero, trabajó en La Coruña y Valladolid. (I)

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