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El Telégrafo
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12 buzos de la infantería de marina se sumergirán en las aguas del estero salado de Guayaquil

10 días durará la búsqueda de los restos del desaparecido en caso 'González y otros'

Hoy nuevamente los buzos se sumergirán en el estero Salado para buscar indicios.
Hoy nuevamente los buzos se sumergirán en el estero Salado para buscar indicios.
Foto: William Orellana/El Telégrafo
25 de agosto de 2016 - 00:00 - Redacción Justicia

Tal como estaba previsto, con una temperatura de 28 grados centígrados y un sol oculto por las nubes, en el estero Salado de Guayaquil empezó ayer la búsqueda de los restos de Johnny Elías Gómez Balda, quien desapareció tras el asalto a la farmacia Fybeca la mañana del miércoles 19 de noviembre de 2003, que derivó en el caso ‘González y otros’.

Durante los hechos en la botica, ocho personas fueron asesinadas en ejecuciones extrajudiciales, según la sentencia del Tribunal Penal de la Corte Nacional de Justicia y por la cual 11 policías cumplen sentencias entre 16 y 22 años de privación de la libertad.

Además, desaparecieron César Augusto Mata Valenzuela, Darwin Cañar Reyes, Johnny Gómez y Erwin Daniel Vivar Palma. Este último fue hallado por la Fiscalía en mayo de 2015 y el 19 de junio último fue traído desde Venezuela a Ecuador. En testimonio anticipado, Vivar sostuvo que fue torturado por la Policía y arrojado al estuario guayaquileño junto con Gómez, cuyo cuerpo lo usó para cubrirse de las balas por lo que lo asumió muerto.

Antes de la hora judicial señalada para el inicio de la diligencia, 12 buzos de la Infantería de Marina pertenecientes a la base militar San Eduardo de la urbe porteña desembarcaron sus pertrechos (botes y equipos de sumersión) para reconocer el área donde buscarán cualquier indicio que determine que Gómez sí murió en el sitio, según lo narrado por Vivar.

La fiscal provincial adjunta de Pichincha, Silvia Juma Gudiño, indicó  que el procedimiento de búsqueda del cadáver de Gómez durará 10 días y estará a cargo de 6 parejas de buzos designados para el caso. “Ellos (los infantes de Marina) ya realizaron el mapeo de la zona y hoy  efectuarán un trabajo previo para determinar la profundidad, la densidad del agua, qué tipo de material contiene el fondo del estero, situaciones muy importantes para la investigación”.

La autoridad dijo no estar en la capacidad de determinar si el rastreo de las profundidades del estuario permitirá encontrar los restos de Gómez o indicios que hagan presumir que sí fue arrojado al agua. “Son los técnicos de la marina quienes están en condiciones de responder esas inquietudes, pero por tratarse de una investigación de la Fiscalía deben hacerlo a través del informe respectivo que elaborarán cuando concluya su trabajo”.

A las 09:00, acompañados por un buen clima, a la altura del astillero situado junto a los predios de la Policía Metropolitana de la urbe, Juma y Dolores Guerra Tábara, esposa de Gómez, abordaron el bote inflable de la Infantería, junto con tres parejas de submarinistas.

Johnny Gómez Guerra, el hijo que la mujer tuvo con el desaparecido y que tenía 5 años cuando ocurrieron los hechos en la farmacia, también estuvo en el sitio.

El muchacho, quien este último domingo cumplió 18 años, se mostró tranquilo mirando el horizonte y la orilla del estero que pisaba. “Para mí la historia que contó Vivar no es creíble. Esto me parece una película. Decir que tuvo fuerzas para nadar y cruzar el estero  después de ser torturado y no comer durante varios días parece poco creíble; pero estoy consciente también de que no podemos descartar nada de lo que ha dicho”.

Pasaron alrededor de 15 minutos y el bote inflable regresó con los buzos, Guerra y la fiscal Juma. “Ubicamos el muelle y ahora ellos (los buzos) regresarán para empezar su trabajo”.

Minutos después, al sitio llegó la fiscal María Dolores Coloma Pazmiño, quien indaga la muerte del exsargento de Policía Sergio Wilfrido Gaibor Bosquez, también implicado en el caso. La funcionaria no quiso referirse al tema y acompañó a Juma hasta el muelle donde observaron por media hora el trabajo de los marinos.

Las fiscales Silvia Juma Gudiño y María Dolores Coloma Pazmiño coincidieron en el sitio de la diligencia en el estero Salado de Guayaquil. Foto: William Orellana / El Telégrafo

Diligencia extemporánea

A pocos pasos de las autoridades aún se encontraba Guerra, quien al bajar del bote tras el recorrido, se mostró turbada por los recuerdos de su esposo y sus últimos días en manos de la Policía, según la versión que mantiene desde su desaparición.

Para Guerra, quien ahora posee el título de abogada, la diligencia sirve como un vehículo para tratar de recuperar los restos de quien fue su esposo y al que considera muerto desde el día que ocurrió el asalto en la farmacia y su desaparición. “No podemos confiar 100% lo que dice el señor Erwin Vivar, pero tampoco descartar nada. La Fiscalía está cumpliendo su trabajo pericial, pero sinceramente no sé qué se encontrará 13 años después de ocurridos los hechos. Para nosotros es duro decir esto porque nuestro anhelo es hallar los restos de mi esposo Johnny Gómez para darles cristiana sepultura”.

Guerra reiteró que la diligencia debió realizarse los días posteriores a las desapariciones, tomando en consideración que ella denunció desde un primer momento que Gómez ingresó en la Policía Judicial por la llamada telefónica que este le hizo en un momento de descuido de los agentes policiales que lo tenían en su poder. “Me hubiese gustado que esa búsqueda se inicie cuando denuncié que lo tenían los agentes y no ahora que este lugar ha cambiado mucho. Ya no existen los calabozos de la antigua Policía Judicial donde se evidenció que era un sitio de tortura y donde, de seguro, mantuvieron a mi esposo... muchas versiones he escuchado y una de ellas es que Johnny está enterrado en esos predios”.

La muerte de Gaibor

La muerte del expolicía Gaibor implicado en la desaparición de su cónyuge no alegra a Guerra. Ella, asegura que al enterarse pensó en la familia del exagente, en el sufrimiento de su esposa e hijos. “Cuando me enteré de su fallecimiento sentí tristeza y no odio. Entendí que mi corazón está sano de todo rencor y pesar, mucho más al entender lo que implica su desaparición porque se fue sin decir lo que había pasado con Johnny Gómez cuando él lo trasladó a la Policía Judicial en la camioneta policial que conducía”.

Al final, el primer día de la diligencia para hallar los restos de Gómez no arrojó resultados. Pasadas las 11:00 los buzos se retiraron.

Concluidos los días de búsqueda, el 8 de septiembre a las 06:00 empezará la reconstrucción de los pasos que dio Vivar el día del asalto a la farmacia y su arresto posterior. En la intersección de las avenidas Gabriel Roldós e Isidro Ayora, norte de Guayaquil, el testigo protegido, en su testimonio, asegura que se encontró con Gómez, Mata, el expolicía Érick Salinas y el exsargento Gaibor. (I)

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