Cantos y lamentos se hacían eco en el parque arqueológico Rumipamba, ubicado al noroccidente de la ciudad, pues un cortejo fúnebre se acercaba poco a poco hacia el centro del lugar. La escena representaba a un entierro de los antiguos habitantes de la ciudad: los Quitus, quienes habitaron en el sector hace más de 1.500 años. La escena representaba a un antiguo rito funerario, en el que alrededor de ocho actores participaron, quienes vestidos con trajes propios de la época escenificaron el entierro de un miembro de la comunidad. Bernarda Icaza, administradora del parque Rumipamba, indicó que la vestimenta fue confeccionada con las mismas características de las telas marrones y bordados de la época. Además mencionó que es la primera vez que se revive este rito en la temporada de difuntos. En aquella época, las mujeres eran las encargadas de caminar detrás del cadáver, trasladado en hombros por los varones de la comunidad y delante de ellos iba el shamán o taita, quien se encargaba de dirigir el entierro. En el centro del terreno se cavó un orificio donde sería sepultado el cadáver. Las mujeres se colocaron de rodillas y cada una entregó una ofrenda para que ésta fuera enterrada junto al muerto. Con el sonido de la concha, el shamán indicó a sus colaboradores que tapasen el cuerpo, que estaba cubierto de pies a cabeza con una manta. Este acto fue parte de la propuesta cultural presentada por el Municipio para rememorar la festividad de los Difuntos. “El poder del adiós” es el evento que se llevará a cabo durante toda la próxima semana hasta el 2 de noviembre. Según datos históricos otorgados por el Cabildo, el actual parque arqueológico Rumipamba fue, hace 1.500 años, un reducto habitacional en donde se establecieron las viviendas de los antiguos pobladores de Quito. Aquí los entierros se realizaban muy cerca de las propias casas y muchas veces debajo de ellas. Rodrigo Cunalata, director de la escenificación, comentó que “sobre el rito funeral históricamente no existe evidencia, pero hay investigaciones que nos llevan a representarlo de esta manera”. El recorrido ritual terminó en el Museo de la Florida, donde se encuentra un centro ceremonial de los Quitus, sitio descubierto en la década de los setenta.