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Celac plantea otra manera de mirar la integración
La cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) paralizó a Caracas. El viernes pasado el sector público y los estudiantes suspendieron las actividades por decreto presidencial, mientras que miles de policías y militares estaban desplazados por la capital venezolana para garantizar la seguridad de las 33 delegaciones convocadas. El decreto también prohibió portar armas y el transporte de carga.
El tránsito por las vías que conectan al aeropuerto internacional de Maiquetía con Caracas, y particularmente hacia el Teatro Teresa Carreño y el Fuerte Militar Tiuma, las sedes del evento, era exclusivamente para las comitivas extranjeras, mientras que en las calles secundarias se observaban interminables filas de vehículos.
Los jefes de Estado arribaron a Caracas cerca del mediodía del viernes, pues la inauguración de la cumbre presidencial estaba prevista para las 14:00 en el Teatro Teresa Carreño, en el que los recibía el canciller venezolano, Nicolás Maduro.
Un amplio dispositivo de seguridad se había desplegado en el sitio, sin afectar las normas protocolarias. La prensa nacional y extranjera, en cambio, fue congregada en los altos del teatro, adecuada con Internet, mesas de trabajo y varios monitores para seguir la transmisión en vivo, aunque las fallas en la conectividad dificultaron el trabajo periodístico.
Con la bienvenida del presidente mexicano, Felipe Calderón, y el discurso inaugural del mandatario anfitrión, Hugo Chávez, concluyó la primera parte del evento, que minutos más tarde continuó en el Fuerte Tiuma, a 30 minutos del teatro.
Allí, los presidentes de Cuba, Paraguay, Panamá, Honduras, Colombia, Argentina, Brasil, Nicaragua, Trinidad y Tobago, Haití, Surinam, Costa Rica, Bolivia, Ecuador, entre otros, plantearon sus propuestas y expectativas sobre la conformación del nuevo organismo regional.
Todos coincidieron en la necesidad de repensar las políticas económicas y sociales que se aplicarán en la región, tras destacar el gran potencial agroalimentario e hidrocarburífero con el que cuenta América Latina y el Caribe. Pero la intervención del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, dio un giro al debate. Argumentó que la violación a los derechos humanos en Latinoamérica ha tenido como cómplices a los poderes fácticos, entre ellos, la prensa.
Presentó dos videos con las declaraciones de algunos periodistas nacionales y dejó en evidencia los “ataques” de ciertos medios de comunicación en contra de los gobiernos progresistas.
En la sala de prensa, junto al salón que acogía a los jefes de Estado, algunos de los 400 periodistas extranjeros acreditados, expresaron su asombro. “Cómo pueden hablar así de un presidente, en ningún país se permite aquello”, dijo una reportera que prefirió no identificarse.
Los demás presidentes no tardaron en referirse al tema. Chávez recordó que en el 2002, la prensa venezolana informó a la ciudadanía sobre su presunta renuncia y reconoció al nuevo Gobierno, en lugar de denunciar el golpe de Estado.
Para Correa, la regulación de los medios de comunicación y la redefinición de la libertad de expresión debe ser analizado y debatido al interior de la Celac, organismo que nació el sábado pasado en Caracas para representar a la región con autonomía e independencia de los Estados Unidos.
La primera cumbre de mandatarios también condenó el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos en contra de Cuba desde 1962, y que la Organización de Estados Americanos (OEA) ha pasado por alto.
El encuentro presidencial de Caracas concluyó el sábado con gran expectativa, principalmente por los compromisos de cooperación y fomento productivo. No obstante, quedó pendiente la aprobación de los estatutos de funcionamiento.
En la próxima cita se discutirá si las decisiones se tomarán por consenso (acuerdo absoluto) o por mayoría. Se conoció que los criterios estarían divididos al respecto, pues la idea es que la Celac influya en el desarrollo regional y no sea un ente diplomático más.