Tres meses después de los comicios presidenciales de febrero de 2013, Alberto Acosta es crítico  sobre su participación en la campaña: “A esta realidad -que no la pudimos cambiar- la enfrentamos de una manera confusa, dispersa y descoordinada”, “No pudimos sintonizarnos con los sectores populares”, “No siempre pudimos aterrizar y concretar nuestro discurso y tampoco consolidar alianzas más amplias”, “Cometimos muchos y graves errores”. Así reflexiona el ex candidato presidencial de las izquierdas  en su libro: “El país que queríamos”, publicado la semana pasada en coautoría con otros académicos. Juan Cuvi, Édgar Isch, Decio Machado, Esperanza Martínez,  entre otros, participan en el textoTras reconocer el trabajo de las dos organizaciones políticas que lo auspiciaron: MPD y Pachakutik, admite: “No pudimos sintonizarnos con los sectores populares, beneficiarios de algunas de las políticas sociales y de la obra pública del régimen. Tampoco alcanzamos con nuestros mensajes a amplios segmentos de la burocracia estatal golpeada por el autoritarismo del Gobierno. Igual cosa sucedió con algunos segmentos de la población, como son los y las jóvenes. A pesar de que lo intentamos con propuestas concretas, no nos vinculamos con aquellos segmentos del aparato productivo afectados por el estilo concentrador y excluyente del Gobierno, es decir con los pequeños productores y propietarios ni con los mismos trabajadores”. Y a la vez reitera: “...no logramos sintonizarnos con el entusiasmo y fuerza desplegadas por los movimientos sociales y las fuerzas de izquierda en la consulta popular del 7 de mayo de 2011 y menos aún con el espíritu de la Marcha por el Agua, la Vida y la Dignidad de los Pueblos de marzo de 2012. Lo que es preocupante. Ni siquiera logramos movilizar a todas aquellas fuerzas políticas y sociales que normalmente apoyan a los demás grupos que conforman la Unidad: Participación, Poder Popular, Corriente Socialista Revolucionaria, Red Ética y Democracia, Movimiento Montecristi Vive, Movimiento Convocatoria (Loja), Movimiento Participa (Azuay), la Conaie, el Frente Popular y varias centrales sindicales”. En varias de sus páginas también  cuestiona  la política social del Gobierno -que califica como clientelar- y sus “efectos desmovilizadores” para explicar los resultados electorales del 17 de febrero pasado, que permitieron la reelección presidencial de Rafael Correa en una sola vuelta. Y afirma: “En gran medida, el saldo electoral fue negativo. Si no hicimos una lectura adecuada de la realidad, tampoco pudimos construir una clara dirección estratégica e inclusive política en la campaña. Debemos cuestionarnos por qué no conseguimos presentarnos como una alternativa con una clara y visible vocación de poder. Es más, no conseguimos recuperar el discurso de izquierda... Pablo Ospina tiene toda la razón cuando afirma que “el gran problema político para las izquierdas es que el correísmo ha usurpado exitosamente el papel, la imagen y el discurso de cambio y endilga a quienes resistimos su modernización conservadora la imagen y el papel de obstáculos reaccionarios al cambio”. “Ese cuento parece haber calado hondo en amplios segmentos de la población”. Y acota: “la derrota no fue solo numérica, sino política. Si bien hicimos propuestas, que las presentaremos más adelante, nos faltó desarrollar una pedagogía movilizadora, organizativa y aglutinadora, que se transforme en los votos necesarios para conseguir los objetivos electorales propuestos. Igualmente pesaron negativamente las viejas formas de hacer política y también de hacer campaña electoral, en tanto no permitieron establecer una conexión dinámica con los sectores sociales y populares a los que dicen representar y a los cuales apelan las izquierdas”. Su análisis también recoge los compromisos que debe asumir la izquierda y los logros de la  campaña: “Una de las tareas básicas pasa por desarrollar una pedagogía de la cultura política vinculada estrechamente a la organización social para construir una base social capaz de plantear e imponer alternativas transformadoras propias. Esto exige compromiso, organización, movilización social y disponibilidad para hacer una oposición crítica y propositiva. Las izquierdas deben tener capacidad para indignarse, rebelarse y, sobre todo, luchar”. Y añade: “Uno de los logros más importantes fue la construcción de la Unidad Plurinacional con visión programática. Esto permitió un enriquecimiento ideológico y de conocimiento de las organizaciones que la conforman”. El título del libro se basó en  el eslogan de la campaña electoral que lideró  Alberto AcostaEn su libro, Acosta expone el Programa de Gobierno de la Unidad Plurinacional con el que terció por la Presidencia de la República y otras propuestas que  fueron escritos en el fragor de la campaña y “se los presenta tal cual fueron difundidos, por lo que podrían asomar duplicaciones  e inclusive contradicciones. Lo que no implica que no deban ser analizados con rigurosidad política”. Pero si bien, en algunas líneas, reconoce que “desde un Gobierno que enarbola tesis de dichas izquierdas y que, no podemos negarlo, ha impulsado algunos cambios importantes, mas no estructurales”, también augura que: “como escribía en el año 2011, esta Unidad, al margen de las lecturas de las derechas o del Gobierno, en un permanente ejercicio de aprendizaje de los errores del pasado, debe demostrar en la práctica que está dispuesta a dejar atrás el dogmatismo y la intolerancia que muchas veces caracterizaron a las izquierdas. No se trata simplemente de negar el pasado, sino de procesarlo y superarlo. Este es, sin duda, un reto básico de este esfuerzo unitario”.    Y, como parte de esa autocrítica, sentencia: “Aunque la mayoría de personas que eligieron a Correa podrían haber legitimado con su voto los aspectos más progresistas de su política gubernamental, el resultado electoral fortalece los elementos más conservadores del correísmo”. HURTADO: FALLÓ FORMA DE DAR EL MENSAJE Aunque señala que no ha conversado con el ex candidato presidencial, el dirigente del MPD Lenin Hurtado, comparte el criterio que señala en el libro de que el mensaje político no llegó a la ciudadanía. Sostuvo que lo dicho por Acosta en el texto es una oportunidad para el debate y el autoanálisis para corregir procedimientos y llegar con otra metodología al próximo evento electoral. Indicó que luego de los comicios las diferentes organizaciones que forman parte de la unidad Plurinacional de las Izquierdas hicieron una reflexión sobre los resultados y, a su criterio, uno de los errores fue no haber comunicado de una forma adecuada y directa sus propuestas a los ciudadanos. “No se tomaron las acciones adecuadas para que nuestro mensaje llegue de mejor forma”, sostiene, aunque un aspecto que según él, determinó en la poca acogida fue que trabajaron con recursos limitados. “Debemos cambiar la forma de manejar el discurso para llegar a un número cada vez mayor”, dijo tras apuntar que se enfocarán al electorado joven con una propuesta que sea para ellos atractiva. “Eso no lo logramos en la campaña”.