Se dice que los antiguos nómadas recorrían territorios en busca de alimentos. Raúl Cabrera es un nómada, pero moderno, pues recorre el mundo en busca de experiencias, personajes y aprendizaje.

Este guayaquileño, de 39 años, es adicto a las aventuras radicales y ha viajado alrededor del mundo por casi 2 décadas, visitando más de 80 países y 5 continentes, con el apoyo de una red de contactos hecha a medida que iban transcurriendo sus andanzas.

Este multifacético individuo habla varios idiomas y ha tenido más de 100 trabajos, entre ellos instructor de deportes extremos, catedrático, conferencista, tutor universitario y uno de sus últimos oficios: la dirección del documental ‘Nómad-A’, que ganó 4 festivales de cine a nivel internacional.

Realizó un Posgrado en Educación y Pedagogía en la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda, domina el BMX y el stand up. Ahora Raúl Cabrera viaja alrededor del mundo dando charlas motivacionales, promoviendo su película y practicando surf y snowboard.

Su arriesgado estilo de vida lo hizo feliz muchos años, se considera “un viajero clase A”, ya que sus aventuras las emprende con poco dinero, pero con la confianza de que sigue el camino que le gusta.

Un sueño hecho realidad

Raúl nació hace 39 años en Guayaquil y siempre quiso ser un explorador. Desde pequeño sintió una intensa curiosidad por saber qué pasaba fuera de su barrio.

De niño, fantaseaba con que su armario era un portal tridimensional capaz de transportarlo a cualquier lugar del planeta, amaba los mapas y saber sobre el mundo. Raúl es el menor de 6 hermanos, y su padre, próspero comerciante, murió cuando él tenía 9 años.

Recuerda a su padre como un hombre opuesto a él, que vive el día a día. A los 17 años, hizo su primer viaje por su cuenta. Después de clases, enseñaba matemáticas o trabajaba de cajero en el minimarket de su hermano para ahorrar. Reunió 500 mil sucres y con eso se dio la vuelta al Ecuador. Eran cincuenta dólares.

Un año más tarde, al salir del colegio, viajó por Latinoamérica: Perú, Brasil, Chile, Argentina, Bolivia, durante seis meses. Gastó 400 dólares, incluidos los tickets. Se quedó en casa de gente que había conocido, hacía varios años, en Montañita y Playas, cuando surfeaba. (I)