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El Telégrafo
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Los pacientes psiquiátricos hacen desfile rehabilitante

Los pacientes psiquiátricos  hacen desfile rehabilitante
16 de julio de 2011 - 00:00

Los colores y flores en el vestido  de  Ana María Ricci la hacen destacar entre las demás; sus elegantes movimientos la convierten en la más apasionada de las pacientes del Instituto de Neurociencias.  

De fondo se escucha la canción pollera colorá, melodía que Ana María parece ignorar, mientras simula los pasos de una pieza de ballet.

“Me gusta bailar porque me reanima, me acuerdo de cuando tenía mi academia de danza”, señaló la ex bailarina que desde hace 6 años es la actriz principal en el  instituto.

Los ensayos para el desfile  en honor a las fiestas de Guayaquil, que se realizó ayer a las 09:30,  comenzaron hace dos semanas y    son organizados por la Asociación de Voluntariado Hospitalario del Guayas (Asvolh), que tiene 31 años de existencia.      

Entre gritos de felicidad y emoción, las internas pertenecientes al grupo diurno de rehabilitación ensayan para un recorrido musical llamado “Música de ayer y hoy”, que incluye canciones de balada, rock and roll, charleston y reggaeton, que se presentaría en el homenaje.  

Con vestuarios de colores y hechos con ropa prestada, los casi 30 pacientes danzan al son de la canción.  
En las instalaciones, la “locura” sube de tono mientras las voluntarias vestidas con pantalón y blusa rosada, inflan globos, cuelgan serpentinas y organizan la ropa que utilizarían los bailarines.  

A Aída Aguirre, de baja estatura y pelo de un profundo color negro, le tocó bailar mambo y mientras se prueba con dificultad una falda roja dentro de la oficina de voluntariado, comenta que el baile la llena de vida y la ayuda a olvidar que tiene problemas.

Los pacientes que formarían parte  del evento fueron escogidos por los doctores y las voluntarias a partir de las habilidades de movimiento que posee cada uno de ellos.

Con una sonrisa en la cara, Rosa Alarcón de Camaño, directora de voluntariado del Instituto de Neurociencias, señaló que el propósito principal es darle a los pacientes el mayor apoyo emocional posible y eso se logra haciendo que participen en actividades que llenen su espíritu.

“Muchos  han sido abandonados por sus familiares,  buscamos ser una  para ellos tratándolos con mucho cariño; pensamos que aunque no somos doctoras, con amor podemos ayudarlos a que algún día se reintegren a la sociedad”.

Las damas responsables de crear y organizar los bailes festejan con palabras de aliento a los pacientes y les enseñan con calma cada uno de los pasos de baile.

Desde hace 18 años, Alexandra de Romero, es parte de  Asvolh, y con la mirada fija en Marianita,  una de las internas que baila reggaeton, afirma que está acostumbrada a tener paciencia, ya que por más difícil que parezca, los enfermos aprenden que la danza les funciona como terapia y los ayudará a mejorarse.

El esfuerzo puesto en práctica dio resultados  en el largo y colorido desfile guayaquileño de ayer. 
Los pacientes del psiquiátrico  fueron a ver bailar a sus compañeros en un evento, que entre risas y aplausos, reunió a representantes del voluntariado, administrativos de la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG), la reina deGuayaquil, Melisa Vega,  y a familiares de los pacientes.

La marcha la abrió la banda de la Policía Metropolitana  con tambores.

Después de las palabras del inspector del hospital, Benjamín Rosales, y el director técnico, Fabrizio Delgado, hubo una  interminable lista de  demostraciones de habilidades de los pacientes del instituto.

Al mediodía de ayer, tras tres horas de show, todo finalizó con el personal reunido en el patio, que cantó a coro la alentadora y conmovedora canción Color esperanza del intérprete argentino Diego Torres.

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