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Goteo e inseguridad, problemas con acondicionadores de aire

Goteo e inseguridad, problemas con acondicionadores de aire
07 de diciembre de 2011 - 00:00

Guayaquil ciudad caliente. Sus temperaturas más altas superan los 30 grados celsius entre los meses de diciembre y mayo. 

Este abrasante y húmedo calor que dura aproximadamente 180 días obliga a los porteños a buscar  maneras de contrarrestarlo.

El mercado ofrece tres opciones con distintos precios en cuanto a electrodomésticos: el ventilador, el acondicionador de aire y el split. Del segundo hay una amplia variedad que es muy usada en las oficinas y departamentos del centro de la ciudad: el aire acondicionado de ventana.

Este aparato de aproximadamente 50 libras de peso, de acuerdo con ingenieros civiles y arquitectos consultados,  debe ser colocado de manera técnica, observando seguridades y evitando que el agua producto de la condensación caiga en la vía pública, ya que mojará a los transeúntes que pasen por debajo.

Sin embargo, la realidad parece ser distinta a lo que recomiendan los expertos. Además, según ellos, no existe una ordenanza del Municipio de Guayaquil que regule el correcto acomodamiento de estos artefactos.  

Y es que si bien no hay antecedentes de un percance por la caída de uno de estos enfriadores desde un edificio, en un recorrido efectuado por este Diario se pudo constatar que la mayoría de estos se asientan solo en un par de pies de amigo.

Además existen muchos casos en los que el agua que expulsa el aparato cae directamente a la calle “refrescando” a cualquier ciudadano que no se percata del goteo.

Una encuesta del Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos, INEC, sobre las condiciones de vida realizada en el 2006 reveló que en Guayaquil  67.764 hogares poseen estos equipos de enfriamento. El informe no incluyó a las oficinas.

A más de este dato estadístico,  poco o nada se sabe si estos aparatos están colocados de forma segura en la ciudad. Tampoco sobre el tiempo de vida útil de un pie de amigo, ni el impacto que le puede causar la lluvia, el polvo, el sol, el frío o las heces de las aves. Ayer, en el centro comercial Policentro,  un vendedor de una cadena de almacenes que venden estos equipos  se limitó a decir que “los técnicos” saben cómo ponerlos.
No dijo si el “conocimiento” de estos es en el plano eléctrico para la instalación o en las seguridades que se debe tomar por su peso.

Rafael Estrada, presidente del Colegio de Ingenieros Civiles del Guayas, señaló que para evitar cualquier riesgo las construcciones modernas ya incluyen una  loseta de hormigón de unos 40 centímetros que va amarrada a una viga,  para que ahí descanse el aire acondicionado.
El dirigente gremial no se opone al uso de los pies de amigo, pero tampoco considera que son lo más seguro y confiable.

“Hay que saber elegir estos implementos fabricados en hierro y al mismo tiempo ponerlos bien”, explicó.    Estrada aseveró  que aumenta el riesgo de una caída la colocación de pesadas estructuras metálicas para proteger a los aparatos de los robos. “Eso se puede vencer por el peso del motor del aire acondicionado y se viene todo abajo”, sostuvo. En cuanto a la filtración del agua producto de la condensación, el representante de los ingenieros civiles precisó que lo recomendable es empotrar una tubería en la pared que conecte al acondicionador de aire con el canal  de las aguas servidas.    

El concejal de Guayaquil y urbanista, Octavio Villacreses, afirmó que la manera en que se instalan estos equipos  es el reflejo de la cultura con que se hacen las cosas en la ciudad y en otras poblaciones de la Costa.  Estima que solo el 15% de los colocados en toda la urbe no causan problema ni peligro.

“Nos falta mucho aún. Estamos en crecimiento y evolución de las regulaciones que debemos tener en todos los comportamientos dentro de casa, fuera de ella, en la calle y en las veredas”, resaltó.

Puso como ejemplo la labor de los bomberos en las inspecciones a edificios antes de emitir los permisos de construcción. “No había la cultura de control de incendios, pero ahora no hay edificio que se apruebe si es que no tiene un sistema adecuado contra un siniestro”, recalcó. Villacreses coincide con Estrada en que una pequeña losa es lo más recomendable y un técnico para asentar al aire acondicionado. Su único cuestionamiento es que  podría afectar la fachada  de las edificaciones. Pero entre apariencia y seguridad, prefiere quedarse con lo último.

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