Frutas, pan y vegetales frescos son el eje bajo en el cual gira la carta de Fruta Bar, un negocio que abrió sus puertas en el año 2000, en Urdesa Central (V.E. Estrada y Las Monjas), y que ahora tiene dos locales más.

La idea de abrir un bar con ambiente playero fue de Rodolfo Calderón y de su socio Fabricio Semiglia, ambos fotógrafos, surfistas y amantes de la vida cerca del mar.

Sin ser chef y solo con la experiencia de haber trabajado como fotógrafos de reconocidas revistas del país, los dos jóvenes se lanzaron a la aventura de atender Fruta Bar.

Ante la mirada silente de las máscaras y los duendes que adornan los salones del local de Urdesa, Calderón recuerda cuando instaló su primer local con  siete mesas. Hoy el negocio puede atender a 120 personas.

Desde que  abrió el restaurante, los sánduches mandaron en la propuesta gastronómica.

Los más populares entre los clientes son Tribilín, que consiste en la salsa de la casa, pollo y champiñones. Otra alternativa es  el sánduche vegetariano, que incluye aguacate, palmito y una salsa especial. Pero si lo que desea es una hamburguesa está Zambirimbamba, que consiste en una hamburguesa de lomo fino (la carne de mejor calidad de la res), siempre con el toque y el sabor de la casa.

Fruta Bar comenzó con una carta que incluía un sánduche de pollo y el vegetariano. En el transcurso de 11 años, la propuesta gastronómica se diversificó con 12  tipos de sánduches, cinco ensaladas, cinco platillos de frutas y una amplia gama de jugos preparados con frutas frescas.

Calderón recuerda que la inversión inicial del negocio fue de 400 dólares y que a ello se sumaron una refrigeradora prestada y otros implementos que les permitieron cumplir su  sueño de tener un bar diferente en la ciudad.

Dos años después de abrir su primer local, los socios de Fruta Bar decidieron expandir su negocio. Así llegaron  al centro de Guayaquil (avenida 9 de Octubre y Chile), en el balcón de un edificio. Al final se mudaron frente al Malecón (Malecón y Tomás Martínez) y junto a otro local en Centro Sur (cerca del Barrio centenario), el negocio se amplió. 

Las tablas de surf, adecuadas como mesas, las lámparas de paja seca, los duendes y las máscaras colgadas desde las paredes y las canciones en inglés permiten que los comensales de Fruta Bar tengan un viaje a un mundo de fantasía. A ello se suma la novedosa carta y los libros que siempre están disponibles en la estantería para los clientes.

La decoración permite que los clientes puedan sentirse en la playa sin salir de Guayaquil.

Calderón dice que ha recibido propuestas para abrir sucursales de Fruta Bar en otras ciudades del mundo, pero cuenta que el concepto va mejor con las ciudades calientes. Por ello cree que si alguna vez se decide por abrir más locales fuera de la ciudad, el sitio escogido sería Cali, por sus similitudes con el puerto.

La idea de vender cócteles no llamó la atención de los socios, en el inicio del negocio, pero ahora cambió la perspectiva. Fruta Bar ahora cuenta con una amplia carta de cócteles, que incluyen mojito cubano, piña colada, entre otros más.

Las frutas frescas combinadas con los licores y los demás sabores que requiere un coctel logran darle un sabor especial.

Fruta Bar abre de lunes a jueves de 09:00 a 00:00; viernes y sábados de 10:00 a 01:00; y los domingos de 10:00 a 00:00, solo en Urdesa.