A las 05:00 de ayer, alrededor de 90 personas se congregaron junto al monumento a la Fragua de Vulcano, en la Plaza de la Administración (centro), para desarrollar el programa Saludo a la Aurora Gloriosa.

Fragua de Vulcano se denominó a la reunión secreta que fue convocada por José de Antepara, el 1 de octubre de 1820, en casa del general José de Villamil, con el fin de lograr la Independencia de Guayaquil.

El evento de ayer buscó conmemorar el significado de la independencia en los territorios que conforman Ecuador y Latinoamérica.

Uno de los requisitos solicitados a los participantes por parte de la Fundación Bienvenido Gye, entidad encargada del acto, fue lucir atuendos relacionados a la época (1820).

Por ello, varias mujeres llegaron en la madrugada con vestidos largos, de colores blanco y celeste, mientras que los hombres lucieron guayaberas y pantalones de tela.

Al acto asistieron funcionarios del Municipio, como Melvin Hoyos, director de Cultura y Promoción Cívica, y Gloria Gallardo, titular de Turismo.

El programa “La Fragua de Vulcano” comenzó con el himno al 9 de Octubre, que due interpretado por la Orquesta Sinfónica del Colegio República de Francia, que minutos antes matizó el encuentro con melodías de Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart y Antonín Dvorák.

Fernando Mancero Coloma, presidente de la Fundación Bienvenido Gye, en su intervención destacó la importancia del proceso desarrollado en el puerto principal en 1820 y sus repercusiones en la emancipación de  la región.

Por su parte, la poetisa  Karina Gálvez leyó un texto de su autoría en honor a los Próceres del 9 de Octubre y colocó una ofrenda floral. También, Roberto Parra, uno de los organizadores, leyó el  Acta de Independencia, en la que se citó al poeta José Joaquín de Olmedo como jefe político de la ciudad.

Asimismo, se dio lectura a la proclama que hizo el bardo guayaquileño, luego de que se consiguiera la libertad. Melvin Hoyos destacó el valor de los libertadores porteños durante el golpe perpetrado desde la noche del 8 de octubre de 1820.

El evento culminó cerca de las 06:00 con la entonación del himno de la ciudad, mientras el cielo guayaquileño se aclaraba lentamente y el comercio abría sus puertas.