Javier Mendoza, de El Cisne (oeste de la ciudad), comenta que el olor que proviene desde el estero Salado ya no es pestilente como hasta hace poco.

Entre 1989 y 2012, los asentamientos crecieron desordenadamente y generaron afectación al estuario no solo con la descarga de aguas servidas sino con el relleno de las orillas.

Hace casi cuatro años, el Ministerio del Ambiente (MAE) inició la ejecución de un plan de rescate del afluente en el que inicialmente se proyectó invertir $ 63 millones, de los cuales $ 700 mil son utilizados, desde hace dos meses, en el retiro de sedimentos y basura.

Limpieza de ramales del Estero Salado

Las dos labores de limpieza culminarán entre este mes y julio y, además, se están estudiando nuevas alternativas para esta gestión, indicó Douglas Zavala, subsecretario de Gestión Marina y Costera del MAE.

Desde abril pasado se ejecuta la remoción y disposición final de 10.000 m3 de sedimento en el estero Palanqueado. En los periodos de marea baja “aún se puede apreciar el cascajo usado para el asentamiento de viviendas”.

En 2014, una fase previa incluyó la excavación y extracción de 12.500 m3 de material de relleno que propiciaron el estrangulamiento del estero Palanqueado. Adicionalmente, se retiraron 5.000 m3 de limo.

El material es transportado desde el ramal del estero hasta un terreno ubicado en el km 27 de la Vía Guayaquil - Chongón. No se descarta que el lodo depositado “pueda ser reutilizado como abono”.

Mientras que el retiro de desechos se desarrolla de manera simultánea por el MAE y el Municipio de Guayaquil.

El Cabildo, a través de la empresa Visolit, está a cargo de diez tramos que van desde el puente de la calle Aguirre hasta el ramal que pasa por la av. Juan Tanca Marengo.

El alcalde Jaime Nebot ha indicado públicamente que en el sector de su competencia se recogen 3 mil fundas diarias de basura, tanto del estero Salado como de sus orillas, “lo que significa 400 toneladas mensuales de desechos”.

Por su parte, el MAE se encarga de los ramales Cobina, Lagarto, Santa Ana y los tramos ubicados cerca de las ciudadelas Kennedy, Urdesa y Miraflores, y el sector de Mapasingue.

Según Zavala, los esteros Cobina y Santa Ana son los ramales más complicados para trabajar porque la basura no solo se ubica en el espejo de agua sino que se deposita también en los mangles y riberas. “El acceso es difícil y el proceso es más complejo”.

Otra de las novedades de la gestión es que las plantas de oxigenación que funcionaban en 6 puntos de la urbe serán reemplazadas con nuevas tecnologías que cumplan la misma función. Entre las alternativas que se estudian está la colocación de dispositivos móviles que recorran el estero. 

El MAE trabajó junto a la Empresa Cantonal de Agua Potable (Emapag) para el sellamiento de 63 tuberías que contaminaban con descargas domésticas e industriales los tramos del norte del Salado.

Adicionalmente, se trabaja en la conexión y rehabilitación de las redes de alcantarillado que mitiguen la contaminación del estero Salado.

Hace un mes, Emapag suscribió un convenio con el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversiones, por un monto total de $ 205 millones para la ejecución de obras de alcantarillado sanitario.

El proyecto contempla la construcción de 30.000 conexiones intradomiciliarias y la rehabilitación del alcantarillado sanitario del suburbio oeste que beneficiará a 65.000 familias. En los trabajos no se harán zanjas debido a que se utilizará una tecnología especial. (I)