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El Telégrafo
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La banca de la visita se levantó en los últimos minutos del cotejo para pedir al árbitro, Omar Ponce, que se acabara el partido

Guillermo Almada fue más intenso que Alfredo Arias en la zona técnica

Para Guillermo Almada fue el quinto clásico que disputó con el equipo canario. El DT nunca se sentó en la banca de suplentes; todo el partido se pasó dando indicaciones a sus dirigidos.
Para Guillermo Almada fue el quinto clásico que disputó con el equipo canario. El DT nunca se sentó en la banca de suplentes; todo el partido se pasó dando indicaciones a sus dirigidos.
Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
27 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Fanático

Guillermo Almada (Barcelona) y Alfredo Arias (Emelec) vivieron con intensidad y nerviosismo el Clásico del Astillero que se jugó ayer en el estadio Capwell. Almada se fue alegre y Arias no pudo ocultar su amargura. La victoria de Barcelona 1-0 en el Capwell  lo pone con 6 puntos de ventaja sobre Emelec, lo cual encamina al ídolo a su quinta estrella.

El equipo de Almada fue el primero en salir al gramado. Vestido con un jean, camisa a cuadros manga larga y zapatos de suela café claro, el DT no se inmutó ante la serie de insultos que recibió por parte de la tribuna de la calle San Martín.

Mientras que la visita salió por el centro de la tribuna San Martín, los locales lo hicieron por una esquina.

Arias, como de costumbre, lució un jean, camisa manga corta blanca y zapatos deportivos. Apenas salió al gramado fue directo a la banca de Barcelona, saludó con un abrazo a Almada e hizo un gesto con la mano  a los jugadores. Ambos técnicos son uruguayos y se habían enfrentado en el campeonato de dicho país.

En Uruguay, Almada y Arias se enfrentaron en River Plate y Wanderers  en 7 ocasiones, con dos triunfos para cada uno y tres empates.

Y llegó el inicio del partido. Almada envió a su oncena con un estilo conservador, como se ha caracterizado cuando juega de visitante. Y ese sistema le dio frutos, aunque sus jugadores desaprovecharon las oportunidades para sentenciar el encuentro ante un Emelec que tuvo más la pelota, pero no supo ingresar con claridad al área defendida por el arquero Máximo Banguera.

Emelec salió con su clásico juego ofensivo, que le dio resultados en los tres último años, logrando un tricampeonato histórico para el club guayaquileño.

Cuando Almada y su cuerpo técnico, formado por su asistente Darwin Quintana, Gustavo Peralta (médico) y Franklin Arce (fisioterapista), se estaban acomodando en la banca, llegó el primer gol de Barcelona. En ese momento no se cumplía ni el segundo minuto de iniciado el cotejo.

La banca amarilla -a excepción de Almada- salió despavorida a abrazar a Damián Díaz, quien de tiro libre le dio el triunfo a la visita.

Alfredo Arias dirigió su primer Clásico del Astillero desde que se vinculó al cuadro eléctrico. Ayer lució un jean con camiseta blanca y zapatos deportivos azul con negro. Foto: Miguel Castro/El Telégrafo

Por su parte Arias quedó mirando fijamente a sus jugadores y los empezó a animar. Los aplaudía y les hacía gesticulaciones para que fueran hacia adelante. Al que más le dio indicaciones en los primeros minutos del partido fue a Fernando Gaibor, a quien le pedía que controlara más el balón y lo hiciera circular por las bandas.

Almada, por su parte, salía a cada momento de la zona técnica, mientras que Arias se quedaba cerca de la banca con la mano en la cintura y también en el rostro cuando sus dirigidos fallaban en el intento de generar acciones de peligro.

El DT de Barcelona se cansó de nombrar durante la primera parte del cotejo a Marcos Caicedo, a quien le pedía que se abriera a un costado y le diera buen destino al balón. En más de una ocasión desaprobaba las acciones del delantero que se  incorporó para el segundo semestre al cuadro del Ídolo. Asimismo, le pedía a Gabriel Marques que no subiera demasiado y se ubicara por el centro del campo de juego cortando el circuito entre Pedro Quiñónez y Fernando Gaibor.

Con chiflidos Almada llamaba la atención de sus jugadores y estos con el dedo pulgar levantado aprobaban lo dicho por su DT. A los 24 minutos del primer tiempo se cogió por primera vez la cabeza el técnico amarillo.

Mario Pineida tuvo que salir en camilla del terreno de juego y en su remplazo entró Tito Valencia para marcar el costado izquierdo. Pineida a los 4’ tuvo un fuerte golpe cuando disputó el balón con Óscar Bagüí. Previo al ingreso de Valencia, el juego se detuvo por unos dos minutos.

Los jugadores se refrescaron -hubo un fuerte sol- y los directores técnicos llamaron a sus dirigidos para darles instrucciones. Mientras Almada llamaba a Marcos Caicedo, Arias hacia lo propio con Gaibor. También le hizo un gesto a Cristian Guanca para que se acercara, pero este aparentemente no vio al DT.

Se reanudó el cotejo y los llamados de atención seguían para Marcos Caicedo, esta vez por parte del asistente técnico, Darwin Quintana, quien tuvo que salir de la zona técnica y fue observado por el cuarto árbitro, José Luis Espinel.

A los 28 minutos el defensa Jorge Guagua  se lesionó y con ello vinieron los dolores de cabeza para Arias. Luego de mirar al piso y tocarse el rostro llamó a José Luis Quiñónez, quien entró a reemplazar a Guagua. Siete minutos después Arias se quedó con las ganas de gritar el gol del empate cuando Guanca, solo, no pudo vencer a Máximo Banguera.

El primer tiempo culminó con un Almada intenso y cuestionando varias decisiones arbitrales, y un Arias que se limitaba a ver a sus dirigidos con las manos en la cintura.

Para el segundo tiempo el primero en salir fue Alfredo Arias, quien aplaudió a los jugadores azules y les dio nuevamente indicaciones. Almada salió más sereno, pero luego de que inició el cotejo empezó a gritar, a salirse de la zona técnica y a gesticular. De tener las manos en la cintura pasó a agarrarse la cabeza cada vez que Emelec llegaba al arco de Banguera.

Mientras que Almada a cada momento era objeto de burla e insultos por parte de la hinchada, a Arias solo le pedían el ingreso de Denis Stracqualursi, el cual entró por Gaibor al minuto 54.  

Para ese entonces Almada ya no tenía cerca a Marcos Caicedo sino a Ely Esterilla, por ello a él le pedía que retrocediera un poco para tapar las subidas de Robert Burbano y Fernando Giménez.

En los últimos minutos al técnico canario solo le faltaba ingresar al terreno de juego. A cada momento se salía de la zona técnica. La banca de Barcelona ya no estaba sentada, sino de pie, con ganas de que terminara el partido para celebrar el triunfo.

La banca de Emelec, en cambio, estaba mirando fijamente el partido, de modo que las bromas que usualmente se hacen los jugadores quedaron a un lado. Estaban perdiendo el cotejo contra su rival de patio.

Los 5 minutos que añadió el árbitro Omar Ponce fueron vividos con intensidad por jugadores y cuerpo técnico de Barcelona. Uno de ellos, el médico, ingresó sin permiso al área y fue expulsado. Al final del partido todos -menos Almada- corrieron para abrazar a los jugadores en la media cancha. Almada se retiró serio del gramado en medio de los insultos de la hinchada azul.

Mientras que en la otra orilla, la amargura era evidente: los ‘eléctricos’ perdieron el Clásico y se fueron cabizbajos pese al aliento que recibieron durante todo el cotejo. (I)

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