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El Telégrafo
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Independiente del Valle se adueñó de Sudamérica en Asunción

El zaguero central ecuatoriano, Luis Fernando León (d.), festeja el primer gol del Independiente del Valle ante Colón de Santa Fe, este sábado 9 de noviembre en el estadio la Nueva Olla de Paraguay. El partido sufrió una paralización de 40 minutos luego de que una tormenta inundara la cancha.
El zaguero central ecuatoriano, Luis Fernando León (d.), festeja el primer gol del Independiente del Valle ante Colón de Santa Fe, este sábado 9 de noviembre en el estadio la Nueva Olla de Paraguay. El partido sufrió una paralización de 40 minutos luego de que una tormenta inundara la cancha.
EFE
10 de noviembre de 2019 - 00:00 - Redacción Fanático

Independiente del Valle se coronó campeón de la Copa Sudamericana, tras superar 3-1 en la final a Colón de Santa Fe, en la primera ocasión que el torneo se definió en una final única.

Asunción, capital de Paraguay, quedará marcada en la historia de los “rayados” como la ciudad que vio al club erigirse como campeón. Independiente consiguió así un hito, al ganar un título internacional, antes que uno local, como club de primera.

El recorrido del elenco ecuatoriano arrancó y terminó contra un equipo de la ciudad argentina de Santa Fe. En la primera fase se enfrentó a Unión y en la gran final a Colón.

En la aventura de la Su- damericana lo acompañaron Macará, Mushuc Runa y Universidad Católica. Todos, salvo Mushuc Runa, pasaron la primera fase.

Independiente mostró su poder combativo desde esa ronda. En Santa Fe cayó 2-0 y en la revancha, en el Olímpico Atahualpa, ganó con tantos de Alejandro Cabeza y un autogol del defensa colombiano Yeimar Gómez.

En los penales anotaron Efrén Mera, Cristian Pellerano, Cristian Dájome y Luis Ayala. Unión falló dos penales, uno fue afuera y otro atajó Hamilton Piedra, que hasta ese entonces era titular.

Para la segunda ronda Independiente cambió obligadamente de entrenador. El español Ismael Rescalvo aceptó la oferta de

Emelec e Independiente optó por alguien de la casa, su compatriota Miguel Ángel Ramírez, que ya trabajaba en el club.

Él consiguió la victoria más abultada para Independiente, con la goleada 5-0 sobre Universidad Católica de Chile, dirigida por el exentrenador de la selección ecuatoriana Gustavo Quinteros.

Más allá de que un cambio de entrenador en plena temporada pudo afectar a la plantilla, los jugadores mantuvieron el impulso y el hambre de más.

Tras la goleada tenían en el bolsillo el pase a octavos y en Santiago cayeron 3-2, un marcador anecdótico después de mostrar un gran fútbol en ambos partidos.

Macará se bajó de la carrera tras caer con Royal Pari boliviano y solo la “chatoleí” continuaba a la par del equipo sangolquileño: superó a Melgar de Perú.

En octavos de final fue el turno de Caracas de Venezuela. De visita consiguió un valioso empate sin goles, pero la revancha en Quito costó más de lo previsto.

Independiente fue el claro dominador del partido, pero los venezolanos estaban atrincherados en su campo, convencidos de llevar el encuentro a los penales y apenas atacaban.

Ahí apareció otra virtud de la escuadra ecuatoriana, que a base de paciencia y buen fútbol pudo vulnerar el cerco del oponente. A los 62’ llegó el primer tanto en los pies de Alan Franco, y a los 76’ aumentó la cuenta el colombiano Cristian Dájome.

El encuentro fue sufrido, por cómo se desarrolló, pero Independiente siempre mantuvo firme su idea de fútbol preciso y veloz para superar los escollos del camino.

Ya instalado entre los ocho mejores del certamen, los “rayados” no aflojaron y mantuvieron el ritmo de competencia muy alto.

En los cuartos de final se enfrentaron los “tocayos”: Independiente del Valle contra Independiente de Avellaneda. Es conocido que el fundador del club, José Terán, era fanático del “Rey de Copas” y por eso bautizó al club así en 1958.

Independiente ya era el único representante ecuatoriano en pie en el torneo, pues Universidad Católica cayó justamente contra los de Avellaneda.

Terán soñaba con enfrentar a los argentinos, pero no pudo ver cómo los ecuatorianos los derrotaban, pues falleció en 1975.

El choque entre ambos fue muy disputado. En Avellaneda, los “Diablos Rojos” remontaron para ganar 2-1. En Quito el encuentro fue aún más cerrado y la escuadra argentina se arremolinó ante los embates del local, que necesitaba de un gol para pasar.

El gol llegó desde el banco de suplentes. El español Daniel Nieto entró al campo de juego en lugar de Efrén Mera, a los 57’ para dar más fuerza al ataque.

Una vez más la paciencia fue el arma de Independiente, que no se desesperó por encontrar el tanto de la clasificación. Nieto marcó a los 77’ y se convirtió en el primer español en marcar en la Copa Sudamericana.

El sueño se hacía cada vez más grande. El club y su gente fueron paso a paso, sin adelantarse a nada y con la tranquilidad de que el trabajo previo fue siempre bien ejecutado, fiel a sus principios.

En las semifinales aguardaba uno de los grandes de Brasil y de la región, Corinthians. En sus filas tiene a uno de los talentos surgidos en la cantera de Sangolquí: Junior Sornoza.

El vínculo entre el club y el jugador se mantiene, pues él figura como el máximo goleador de Independiente en la historia con 66 tantos en los siete años que defendió la camiseta negriazul.

Sornoza se perdió la ida en Brasil. Allí, en la Arena Corinthians, los ecuatorianos fueron letales y mostraron su capacidad para jugar con un ambiente complicado, ante una afición entregada al equipo local.

El panameño Gabriel Torres marcó un doblete para la victoria 2-0 en Brasil, para firmar un nuevo capítulo exitoso fuera de casa y silenciar a casi 45.000 espectadores.

En el compromiso de vuelta no todo fue color de rosa.
El 2-0 en Sao Paulo parecía asegurar el paso a una nueva final internacional, pero le tocó sufrir.

Los brasileños se adelantaron con un gol del argentino Mauro Boselli a los 29’. Recién a los 68’ volvió la calma a Independiente con el empate de John Sánchez.

Clayson puso adelante a su equipo de penalti, pero Alejandro Cabeza empató sobre el final para certificar su posición entre los mejores de Sudamérica. (I) 

  →Los jugadores del Colón de Santa Fe retirándose de la cancha tras perder 3-1 ante el Independiente del Valle, este sábado en el estadio La Nueva Olla.

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Sangolquí vivió y festejó el título en el Rumiñahui

Seis mil aficionados de Independiente del Valle llegaron temprano al estadio General Rumiñahui de Sangolquí para conseguir un buen puesto.

Había amenaza de lluvia y el lugar ideal era debajo de la visera de las dos tribunas.
No olvidaron ningún implemento, como si se tratara de un partido oficial de campeonato que se disputaba en esa cancha.

Tambores, banderas, cornetas y cualquier prenda que los identificara con el club no faltaron en los graderíos.

También desplegaron una bandera gigante e Isaac Benavides, un hincha acérrimo del Independiente del Valle -de esos que viaja con el equipo por todo el país-, hizo una réplica de la copa con papel aluminio, que la paseó por la tribuna.

En Sangolquí la lluvia se hizo presente antes de la tormenta de Asunción -la misma que obligó al árbitro a suspender el partido por más de 30 minutos-.

Sin embargo, eso no fue impedimento para que los aficionados casi coparan la tribuna principal.

En la cancha se ubicaron dos pantallas gigantes e incluso hubo un acto previo, con danzantes folclóricos. La gente estaba optimista para que su club lograra el título y desde el inicio del partido vieron el aplomo con el que jugó Independiente.

El primer gol fue celebrado hasta el cansancio. Para muchos fue el premio a la paciencia y a la constancia y recordaron los tantos del mismo Luis Fernando León en este mismo estadio.

La paralización por la lluvia no cambió el ánimo. Eso sí, muchos pensaron que la pausa perjudicaría a Independiente y otros creyeron que el encuentro se retomaría hoy, pero el ritmo de los “rayados” fue el mismo en el reinicio, para sorpresa de los más de 30 mil hinchas argentinos que estaban en Asunción.

La locura se apoderó de Sangolquí con el segundo gol, de John Sánchez, que aportó para estar más cerca del sueño.

La lluvia se mantuvo tal cual como en Paraguay. A un aficionado no le importó y lució su torso desnudo, mientras ondeaba su camiseta de Independiente.

Otro momento emotivo fue cuando el arquero Jorge Pinos le atajó el penal -a los cinco minutos del segundo tiempo- a la “Pulga” Luis Miguel Rodríguez, una de las figuras de Colón. (I)

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