“Todo pasa”. Estas dos simples palabras estaban escritas en letra de molde en el anillo que descansaba en el meñique de la mano izquierda de Julio Grondona, el “mandamás” de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) durante largos 35 años y fallecido el 30 de julio del 2014. Hoy, a casi un año de su muerte, su nombre aparece implicado en el gravísimo escándalo que envuelve a la FIFA.

 La frase era todo un símbolo. Denuncias y acusaciones de corrupción y manejos turbios llovieron sobre la sede del organismo durante las ultimas tres décadas. Pero todo, absolutamente todo, pasaba siempre de largo. Grondoba, que llegó hasta la vicepresidencia de la FIFA sin saber una sola palabra en inglés, manejó el fútbol argentino a su antojo, como un monarca. La basura se ocultaba bajo la alfombra  de los éxitos deportivos de la selección nacional (un Mundial, dos Copas Américas, dos medallas de oro olímpicas y cinco títulos SUB20) y a nivel de clubes.

Para Grondona,  las cosas siempre podían arreglarse, o en todo caso... olvidarse. La frase que adornaba su anillo era fiel reflejo de ese pensamiento lineal. Tiene su origen en el antiguo Egipto. La leyenda cuenta que Ramsés II tenía a dos jóvenes preferidas en su harem. A cada una le regaló, en secreto, una sortija, para demostrarle que era la “elegida” del faraón.  Pero no podían contárselo a nadie. ¿Y qué pasa si entre ellas se muestran el anillo” –preguntó un allegado. Y el faraón contestó. “todo pasa”.

Grondona no le temía al escándalo. La denuncia de hoy era el olvido del mañana.  Comenzó su carrera como dirigente deportivo al fundar en 1957 el club Arsenal, hoy en primera división, tras escalar cuatro categorías del ascenso. Luego fue presidente de Independiente y desde allí subió a la AFA en 1979, en plena dictadura militar.

Desde la casa rectora del fútbol argentino trepó en 1988 hasta la FIFA, donde llegó a ostentar no solo la vicepresidencia, desde la cual fue un ladero esencial de Joseph Blater, sino también como titular de la estratégica comisión de finanzas y el consejo de mercadotecnia y televisión. El poder detrás del poder que manejaba era tan grande que solía responder a sus detractores: “ya me van a extrañar”.

“No fui presidente de la FIFA  porque hablo un solo idioma y no iba a ir por ahí con 14 interprétes”, llegó a afirmar.

Desde esa posición de poderío Grondona administró los negocios que hoy mantienen en vilo al mundo del fútbol. Se lo menciona entre quienes habrían cobrado 15 millones de dólares a cambio de millonarios contratos para organizar la copa América de Chile este año, la Copa del Centenario en 2016 y los dos ediciones siguientes del torneo en el 2019 y el 2023.

El expediente de la justicia estadounidense no lo nombra directamente, pero el destinatario es claro: según la denuncia, la empresa Datisa –integrada por Torneos y Competencias, Full Play y Traffic- acordó pagar 100 millones de dólares a los directivos de la Conmebol, quienes también eran miembros de la FIFA. “El co-conspirador #10 era en ese momento un alto y antiguo funcionario de la FIFA y la AFA”, según la denuncia.

La palabra de Grondona no tenía discusión en el fútbol argentino. Hacía y deshacía a su antojo, repartiendo fondos de aquí para allá a los clubes para mantenerlos alineados o firmando contratos monopólicos para la televisación de los partidos solo a través de la TV de pago a favor del Grupo Clarín a mediados de los años 80. Esos mismos compromisos fueron tirados abajo por el gobierno argentino, con su aval, en el 2009, mediante el programa estatal “Fútbol para Todos”. Hoy todos los partidos se transmiten por televisión abierta.

Sus detractores lo acusaron de acumular una enorme fortuna desde su sillón en el quinto piso de la sede de la AFA, pero puertas adentro del organismo nadie se animaba a contradecirlo. Su última idea fue crear un mega-torneo de 30 equipos para federalizar el fútbol argentino. Todos los dirigentes votaron a favor. Tras su muerte,  los mismos que habían alzado la mano dijeron que el torneo carecía de sentido. Pero ya era tarde. Habían prometido10 ascensos a primera y los clubes de segunda habían invertido grandes sumas en sus planteles. El  maxi-torneo está en pleno desarrollo.

“Es tan maravilloso que estos ladrones terminan (mencionados) con el nombre conspirador #10”, dijo el periodista Alejandro Fantino, conocido por ser uno de los mayores denunciantes contra Grondona en los últimos años. “Yo pensé que nunca iba a ver esto”, aseguró.

La AFA reaccionó recién este jueves:  la Asociación del Fútbol Argentino  comparte “ la preocupación del mundo del fútbol respecto de la transparencia que merece nuestro querido deporte” y “hace saber que tanto los ingresos contractuales como los adicionales por la participación de AFA en las Copas América, se encuentran asentados en los estados contables de esta Asociación”.

 Y concluyó: “AFA continuará adoptando las medidas necesarias y conducentes para el total esclarecimiento de las denuncias efectuadas, haciendo conocer que estará a disposición de las autoridades judiciales que lo requieran”.