Hay riesgos que se pagan caro y pueden tener un costo altísimo si no le damos la importancia necesaria a su tiempo. Hoy el seleccionado nacional atraviesa un momento de tranquilidad porque el público mira de reojo al plantel guiado por el interinato de Vizuete, que ya es un viejo conocido y que, más allá de no tener la certeza de ser el elegido final para continuar con la era pos-Rueda, con seguridad aspira a quedarse con un cargo que es deseado por muchos. Estos puntos serán de gran relevancia cuando de verdad estemos ante un torneo internacional como lo es la lejana Copa América, pero que en realidad está a la vuelta de la esquina por los tiempos que manejan los entrenadores nacionales, que son cortos y muy esporádicos.

Pongo a consideración la siguiente inquietud: ¿qué pasará con la ‘Tri’ si en enero asume definitivamente otro conductor que no sea el actual y tenga otras ideas de trabajo y jugadores nuevos por convocar? Los dos colosos de Sudamérica marcaron rápidamente cuáles son sus nuevos objetivos y, a pesar de tener turbulencias directivas, tienen ya a sus nuevos responsables trabajando sin perder tiempo apuntando a que sus selecciones sean un equipo lo antes posible. El balompié no perdona la pérdida de tiempo y los vacíos que se generan por esta situación, es por eso que, a mi entender, estos meses son importantísimos para el futuro del combinado ecuatoriano que atraviesa una transición futbolística importante, ya sea en el aspecto de recambio generacional como también a nivel dirigentes. Pero esta transformación no puede ser un impedimento para que se haga una excepción y los responsables se pongan de acuerdo de cuál será el destino que tendrá el plantel lo antes posible. Los ejemplos dicen más que las palabras y, si lo analizamos de esa manera, podremos observar que muy pocos países son los que aún están en dudas de quién guiará los sueños de su pasión más profunda, que es el fútbol.   

Vizuete, con una gran visión a futuro,   intenta refrescar el plantel con jugadores jóvenes que conoce en su mayoría por el proceso que viene haciendo en  juveniles, generando expectativas muy altas en ellos, que saben y palpan que  tienen la gran posibilidad de vestir la camiseta de todos por la gran  oportunidad que se les está brindando.

El termómetro futbolero nos manifiesta que la exigente hinchada nacional aún no se identifica con las nuevas caras y mantiene un sabor amargo después del polémico final de Brasil 2014, algo que puede ser favorable para el actual cuerpo técnico que no se ve asfixiado por resultados, y menos por rendimientos, dando un margen de tranquilidad para trabajar e impregnar sus ideas intentando convencer desde el rendimiento y proyección que pueda ofrecer su equipo y luchar así en igualdad de condiciones con otros posibles adiestradores que se manejan para el cargo. Futbolísticamente hablando, de lo poco que hemos visto en los amistosos, la coyuntura nos revela que el equipo depende mucho en ataque de un hombre, y ese es Énner Valencia, quien, por el momento que atraviesa, tiene la capacidad para resolver carencias ofensivas, pero es alarmante saber que no aparecen otras opciones en una posición fundamental para toda selección que aspira a grandes objetivos. Los procesos no son de la noche a la mañana y es imprescindible tener la paciencia necesaria y las metas muy claras para llegar a un buen puerto; avizoro días complicados si no se define con prontitud qué se desea para la ‘Tri’, porque con incertidumbre nadie crece y menos se fortalecen pilares que sean capaces de afrontar un futuro que cada vez es más exigente y requiere manejos adecuados, minuciosos y llenos de convencimiento para que las piezas escogidas tengan el ambiente idóneo para poner todo su talento en beneficio del fútbol nacional.