Vanessa Aráuz cumplió 26 años el 5 de febrero pasado y el 8 de junio, cuando Ecuador se enfrente a Camerún en el Mundial Femenino de Canadá, se convertirá en la entrenadora más joven en haber dirigido en una cita mundialista. No solo a nivel femenino, sino en todas las competiciones de la FIFA.

La primera participación de la ‘Tri’ femenina dejará una huella no solo por ser el estreno en la competición más importante de selecciones, sino también por la marca que establecerá la entrenadora.

“La clasificación al Mundial fue algo para el país, pero el récord será personal. Será algo que quede escrito y es un sentimiento de orgullo. Ojalá pueda permanecer ahí durante mucho tiempo”, afirmó Aráuz.

Además, podría entrar al libro de los Records Guinness por ese reconocimiento. Ella recordó que en un principio no se animó a optar por la marca, pero por insistencia de su familia se decidió a intentarlo.

Existen 2 caminos para que la marca se haga oficial. El primero es pagando para que Guinness reconozca el récord con mayor rapidez y el segundo es a través del proceso regular, en el que el interesado envía toda la documentación para legalizar el récord, luego de la comprobación. Aráuz optó por la segunda y actualmente están en proceso de reconocimiento.

La joven estratega ecuatoriana desbancará a la canadiense Sylvie Beliveau, que llevó a la selección de su país al Mundial de Suecia 1995 y con 31 años y 6 meses se convirtió en la entrenadora más joven en la historia del torneo, que en este año celebrará su séptima edición.

Mientras que en la historia de los mundiales de fútbol, el italiano Franco Pascucci llevó a Argentina a Italia 1934 cuando tenía 26 años y 11 meses. En ese entonces el equipo era conformado por aficionados y por sus buenos resultados en varios clubes fue considerado por el presidente de la Asociación de Fútbol Argentino para que esté al frente de la ‘albiceleste’.

Beliveau hizo una gran contribución para el fútbol femenino de su país, desde las raíces. Estuvo en clubes locales, colegiales, universitarios y provinciales, antes de llegar a la selección. Ya en 1991 se convirtió en asistente de la selección canadiense, de Neil Turnbull, pero fallaron en la intención de clasificarse al primer mundial femenino.

Después logró ser elegida como entrenadora principal, pero su equipo se quedó en la primera ronda del torneo. En el grupo B compartió con Noruega, Inglaterra y Nigeria y apenas logró 1 punto tras empatar con las africanas.

Sin embargo, ella continuó ligada al balompié canadiense, pero desde el sector de planificación. Fue directora de desarrollo del fútbol femenino y además es instructora de entrenadores de la FIFA desde 1998.

Mientras que en el caso de Pascucci, inmigrante italiano, llegó a Argentina y se vinculó de inmediato al fútbol. Dirigió equipos como Estudiantil Porteño, Sportivo Barracas y River Plate. En 3 años ascendió hasta la selección llamado por Ernesto Malbec, presidente de la AFA en ese entonces.

Viajó al Mundial italiano con 18 elementos, 14 de ellos de origen italiano, razón por la que recibió muchas críticas en su gestión.Además quedó eliminado en el primer partido (era por eliminación simple) tras perder 3-2 contra Suecia.

Las constantes críticas provocaron que Pascucci decida no regresar más a Argentina después del torneo y se mantuvo como entrenador de varios conjuntos italianos de la serie B y categorías inferiores.

Aráuz recién empieza a escribir su historia, pero en poco tiempo ha conseguido marcar un hito con el equipo nacional femenino. Ella aseguró que no va por el récord, sino por mostrar un fútbol eficiente con la selección e intentar clasificarse a los octavos de final.

Por ahora se centra en los microciclos de la Tricolor y en la preparación idónea de sus dirigidas, para llegar en el mejor nivel a la cita en Norteamérica.