El conmovedor poema de Ernesto Cardenal, Oración para Marilyn Monroe, relata la trágica existencia de la mujer para muchos más hermosa y famosa del siglo XX y su inexplicable decisión de quitarse la vida con apenas 36 años. Suponen los forenses que intentó llamar a alguien para pedir ayuda y no lo logró; exclama entonces Cardenal: “Señor, quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar y no llamó (...) ¡Contesta tú el teléfono!”.

El quitarse la vida voluntariamente responde a múltiples razones; ¿Qué hace a un ser humano decidir que seguir viviendo no tiene sentido? En la República Romana, Marco Antonio y Cleopatra, como Romeo y Julieta, terminan con su existencia, el uno lanzándose sobre su espada al creer a su amada muerta, y la reina de Egipto viajando a la eternidad mordida por la temible víbora áspid.

Sócrates y Séneca, la conciencia de Grecia y Roma, se suicidan con absoluta serenidad y frente a sus discípulos por orden del poder constituido.

Hemingway se revienta los sesos con una escopeta luego de sobrevivir a la guerra, a sus tormentosos amores y al Premio Nobel de Literatura. Su hermosa nieta Margaux toma el mismo camino 35 años después, un día antes de la fecha en la que lo hizo su famoso abuelo.

El comandante del HMS Beagle, Robert Fitz-Roy, se mata pocos años después de que con la Biblia en mano pide que se crea en el Dios Todopoderoso y no en la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin, su antiguo compañero de camarote en las Galápagos.

El científico argentino René Favaloro asombra al mundo al desarrollar el bypass coronario con el que salva miles de vidas de enfermos al corazón y se quita la suya disparándose precisamente en el centro de su pecho.

Tchaikovsky luego de terminar la Patética, su sexta sinfonía; Mayakowsky, el poeta nacional de la revolución bolchevique, a sus apenas 36 años; Medardo Ángel Silva, con solo 21 y luego de escribir Alma en los labios, terminan con su existencia por voluntad propia. Vincent Van Gogh retrata la maravilla de la vida y se quita la suya; Robin Williams gana un Oscar y 5 Globos de Oro, hace reír al mundo y, como Garrik actor de Inglaterra, entiende que “el carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas, donde aprendemos a reír con llanto y también a llorar con carcajadas”; lo entiende y se ahorca.

Violeta Parra, la insuperable, el corazón de Chile, se quita la vida solo un año después de Volver a los 17, tan frágil como un segundo.

Cada 40 segundos una persona se quita la vida en el mundo; que nuestro amor, dedicación y acompañamiento entienda el sufrimiento humano y humildemente intentemos hacer de cada día una oración por la vida. (O)