Un llamado de alerta frente a la desaparición de bosques, árboles y flores es el significado que da a su obra el pintor ecuatoriano Luis Millingalli, que expone desde hoy hasta el 5 de octubre próximo en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo.

Millingalli ha exhibido sus pinturas con notable éxito en Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Austria, Francia, España, Brasil, Costa Rica y Japón.

Su obra ha sido categorizada como naif (ingenua), corriente artística de fines del siglo XIX reconocida hasta el presente. En tal condición una de sus pinturas se encuentra en la colección permanente del Museo de Arte Naif de París.

Pero Millingalli, además, categoriza su trabajo como una expresión ecológica que busca poner atención en el cuidado y protección de la naturaleza. Así, en sus pinturas trata de reflejar lo que define como un “quemeimportismo” de la gente frente a la desaparición de bosques, árboles y flores.

Esta exposición refleja la preocupación del artista por la belleza natural trabajando sus pinturas de un modo muy particular donde no se ahonda en el detalle sino en la síntesis, más espontánea, más simple. “Es una visión de lo que sería el paisaje perfecto de la convivencia entre la naturaleza y el hombre, pero que se apaga por el descuido de la mano del hombre”, dijo.

Originario de Pujilí, famosa por su artesanía de cerámica, Millingalli, de formación autodidacta, utiliza óleo y acrílico sobre lienzo, destacando particularmente los colores amarillo, azul, anaranjado y verde que rescata de esa naturaleza que pinta para dejar un testimonio de su existencia.

Siendo muy joven, el artista emigró de su localidad natal a Quito, en donde se acercó al pintor Oswaldo Guayasamín de quien aprendió a mejorar el trabajo sobre el lienzo y a adquirir una disciplina profesional. Más tarde debutó en el mundo artístico el año 1977 con su primera muestra individual en el Museo Municipal de Guayaquil.

El nombre de la exposición que presenta Millingalli, integrada por 62 cuadros, tiene como fundamento la observación de los paisajes y situaciones que ha visto el artista en lugares andinos, costeños y amazónicos del Ecuador, como lo declara,  “todavía tienen vida y deseo que no mueran”.