El bar Diva Nicotina será sede de un encuentro musical muy particular, mañana. En esa cita no habrá un vocalista, tampoco una guitarra. Aquí el protagonista será el bajo, y, más precisamente, los bajos de cinco artistas guayaquileños que han dedicado parte de su vida a la entonación de este instrumento que la mayoría de las veces secunda las presentaciones estrellas de aquellos que esa noche estarán ausentes en la tarima.

Al decir la palabra ‘bajo’ en una nota como esta, es casi imposible mencionar a Juan Carlos el ‘Jefe’ Vergara, un músico guayaquileño que tiene una amplia trayectoria artística a cargo de ese instrumento, ya sea como parte de la orquesta salsera Guayaquil All Stars o con alguno de sus tantos proyectos paralelos, incluidos tributos a su banda preferida: Pink Floyd.

Es él quien mentalizó esta idea, pues aunque también toca batería, piano y guitarra, recalca que su instrumento  favorito es este, por lo que creyó oportuno organizarle un homenaje, al que denominó ‘Habemus bajo’.

El objetivo de armar este show fue unir a bajistas con trayectoria. En Quito hubo un proyecto parecido, con músicos de la Capital. Esta vez, el talento mostrado en tarima será 100% guayaquileño.

La plataforma ofrecerá a cinco bajistas en escena descargando, cada quien a su estilo, todos los géneros que se puedan. Él, por su lado, llevará rock, blues y algo progresivo.

Lo acompañarán en escena el ex Trifulka, Raúl Rueda, quien propondrá algo de jazz; Fabricio Rodríguez, de Eusebio Presidente, con rock and roll; Glen Falcones, en diversos ritmos, por su experiencia con varios artistas locales, y Xavier Jeldes, productor de Katherine Rangel y músico de Mirella Cesa, que ese día llegará con un poco de todo.

A ellos los acompañarán en escena Rubén Burgos en batería y Lucho Lara en piano. Cada uno hará una presentación en solitario y varias en conjunto de dos y tres bajos. Se interpretarán temas de Jaco Pastorius, Pedro Aznar, entre otros autores. También habrá periodos en que estén los cinco en el escenario, pero no serán muy prolongados, adelanta Juan Carlos.

La entrada a esta propuesta cuesta USD 5. “A dólar por bajista”, bromeó el organizador mientras sus compañeros ensayaban lo que será la puesta en escena en un estudio privado. Diva Nicotina está ubicado en el escalón 10 del cerro Santa Ana.

En el concierto de mañana, el bajo dejará de ser un instrumento que dé la pauta para el ritmo de una canción para convertirse en la misma melodía.