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El genio latinoamericano falleció en Cancún a la edad de 85 años

¿Y ahora quién podrá entretenernos? (Infografía)

¿Y ahora quién podrá entretenernos? (Infografía)
30 de noviembre de 2014 - 16:25 - Gerónimo Altamirano

Roberto Gómez Bolaños cambió su nombre profesional a ‘Chespirito’, que es el diminutivo derivado de la pronunciación españolizada de Shakespeare, por su similar estatura, por su talento para escribir historias y su admiración al escritor William Shakespeare.

Conozca detalles de los personajes más icónicos que hicieron de Roberto Gómez Bolaños, el genio de la comedia latinoamericana.

Doctor Chapatín

El doctor Chapatín es un personaje que acompañó a Chespirito durante su carrera televisiva. Apareció por primera vez en las emisiones iniciales de Los Supergenios de la Mesa Cuadrada. A pesar de poseer un sentido del humor burlesco, es un “viejo necio”, que no escucha bien, es impaciente y con carácter fuerte.

Le disgusta que lo llamen viejo y a quien lo hace, les responde con un “¡Botetilla de jerez!” y también los agrede con su inseparable bolsa de papel. En una entrevista televisada antes de que grabaran los últimos capítulos del programa Chespirito, Roberto Gómez Bolaños dijo que en la bolsa de papel.

El mítico doctor guarda cosas de el mismo: los rencores, defectos y envidias. En al menos ocho capítulos, el doctor Chapatín estuvo bajo el mismo techo, nada más y nada menos que con el Chapulín Colorado, a quien también golpeó y desquició.

Chapulín Colorado

Más ágil que una tortuga... más fuerte que un ratón... más noble que una lechuga... su escudo es un corazón... es ¡El Chapulín Colorado! En el capítulo en el que el ‘Chery’ (sheriff) preside un juicio en contra del Chapulín -en el lejano oeste- este revela su nombre completo y sus orígenes. Según el propio superhéroe, se apellida Colorado por ser hijo de Pantaleón Colorado y Roto.

Fue su prima, llamada Mariposa, quien con su “mano virgen” sacó el papelito con el nombre de Chapulín. Las otras opciones eran gorgojo, escarabajo y libélula. En el mismo episodio, el Chapulín revela que su apellido es Lane y deja entrever que su madre es Luisa Lane, la novia de Superman.

Y aunque era un superhéroe, su torpeza intencionada lo hacían confundir y mezclar las cosas, incluso “los viejos y conocidos refranes”: ‘Más vale solo que mal que por bien no venga’, ‘Es de sabios lo comete cualquiera’, ‘Cría cuervos y te diré quién eres’, ‘Dime con quién andas y te sacaran los ojos’, ‘Ladra que muerde no perra’, ‘Perro que no ha de ladrar, déjalo morder’, ‘Más vale prevenir que cien volando’, ‘El que tiene más saliva ríe mejor’, ‘Árbol que crece torcido y te diré quién eres’, ‘Más vale andar solo que ser invitado’, ‘Más vale llegar a tiempo que mal acompañado’, entre otros.

El arma más conocida de este héroe mexicano de ficción es el chipote chillón, un martillo de color rojo y amarillo (similar al de Thor) y produce un chillido cada vez que golpea. Con tan solo silbar, el Chapulín consigue que el chipote chillón se transporte hacia él por su propia cuenta. ¡Chanfle!

La pastilla de chiquitolina lo reduce de tamaño y se puede infiltrar entre los maleantes sin ser descubierto, aunque siempre lo descubren e intentan aplastarlo con un zapato o floreros. ¡Lo sospeché desde un principio!

Sus antenitas de vinil están colocadas en su cabeza, estas vibraban cuando un enemigo estaba cerca. El hecho de detectar al enemigo era inútil, ya que para emboscarlo siempre se ponía en el lugar incorrecto de la puerta y era sorprendido por un portazo.

Chavo del 8

El Chavo es un niño huérfano, muy pobre, con gran imaginación y algo distraído, tiene 8 años y eso no ha sido impedimento para que haya realizado muchos trabajos, todo con tal de sobrevivir. Fue betunero, vendedor de lotería, botellas, periódicos y revistas. También fue mesero en ‘La fonda de Doña Florinda’ y ayudante de la barbería de Don Ramón.

Llegó a la vecindad cuando tan solo tenía cuatro años y no portaba muchas pertenencias, pero sí tenía algo claro… llevaba hambre. Don Ramón era su mejor amigo, a pesar de los regaños y golpes que le daba. Él tuvo su primer gesto de amabilidad con el Chavo cuando le regaló un par de botines que lleva siempre. Su “escondite” es un barril y vive “en el otro patio” en el departamento # 8, dijo en uno de los capítulos. Como a todo niño, le gustan los juegos. Le gusta ayudar a los demás y es víctima de muchas injusticias. A pesar de ello, tiene un gran corazón y logra ganarse el cariño de los miembros de la vecindad.

Cuando llora emite un sonido tipo “pi, pi, pi, pi…” y sufre de garrotera, un extraño padecimiento que cuando se asusta se paraliza. El Chavo viste con una indumentaria raída. Siempre lleva una gorra de color verde, ya gastada, que le cubren sus orejas, la camiseta es a rayas parchada, él mismo dice tener dos (la que lleva puesta y la vieja), de colores degastados, la acompañan algunos parches y remiendos.

Su pantalón varía dependiendo de las temporadas de la serie, pero es el complemento de sus otras pertenencias. Su color puede ser amarillo o blanco, muy sucio, y lo cubre hasta abajo de sus rodillas. Utiliza tirantes sobre uno de sus hombros. Los zapatos son botines con cordones amarillos, muy gastados…

“Bueno pero no se enoje!”, “Eso, eso, eso, eso…!”, “Se me chispoteó!”, “Ahora sí te toco el ocho”, “Es que no me tienen paciencia!”, “Fue sin querer queriendo”, “Zas, zas, que yo jugaba…”, entre otras frases, repetía con frecuencia según la situación en la que se encuentre.

Usa siempre un balero, un juguete de malabares compuesto de un tallo, generalmente de madera, unido por una cuerda a un mazo hueco de un diámetro ajustado al tallo. El objetivo del juego es hacer incrustar un eje delgado del tallo al hueco del mazo.

Le encanta las tortas de jamón. Son elaboradas con pan suave rellena de jamón, lechuga, mantequilla y tomate recuerda lo rico que es comer por más sencillo que sea el alimento.

Chaparrón Bonaparte

¿Sabías que la gente anda diciendo que tú y yo estamos locos?, Lucas, es la frase más recordada del Chaparrón Bonaparte del segmento Los Chifladitos del programa Chespirito. Era una pareja de amigos que veía el mundo de manera distinta, cuyas extravagancias se convertían en una diversión constante, arrancaban carcajadas de su público con las desordenadas pero hilarantes conversaciones.

"Oye Chaparrón, sabías que la gente sigue diciendo que tú y yo estamos locos!, ¿qué tú y yo estamos locos?, Lucas... Figúrate!... No hagas caso Lucas, mira yo a esas cosas no les presto atención, mejor les presto dinero al 15% anual, haces muy bien", decían los personajes de Los Chiflados.

De algún modo el par de amigos siempre se las ingeniaba para que sus conversaciones terminaran en un enredo que enloquecían a sus pobres vecinos. "¡Ah, es usted Chaparrón!, ¿qué lo trajo hasta aquí?, los pies, quiero decir! ¿a qué obedece el milagro?, el milagro obedece a una intervención divina que altera, modifica o elimina las leyes de la naturaleza", señalaba Chaparrón. Por si fuera poco, Chaparrón sufría de chiripiorca, una especie de ataque espasmódico, en el que movía la pierna y brazo contrario hasta que le daban un golpe en la espalda, el personaje de Lucas Tañeda era un poco más cuerdo que Chaparrón, y él era quien lo regresaba a la realidad.

Chaparrón sufre de un rítmico impulso al cual se lo conoce como chiripiorca (humorística analogía recurrente de palabras utilizadas con la letra CH que proviene el estilo de Chespirito) en donde sus actividades motoras suelen emplearse, a veces, como contracción muscular y otras veces, haciendo un repetitivo descontrol de sus movimientos, este trastorno, según se menciona en un episodio, se originó después de caerse desde el tejado de un edificio.

Chómpiras

Aunque es un ratero de “profesión”, no tiene la capacidad para delinquir ya que todo le sale mal. Su mejor amigo es el Peterete, quien siempre le quitaba la gorra, lo peinaba y lo castigaba con una cachetada. No fueron amigos por mucho tiempo ya que Peterete fue condenado a pasar el resto de su vida en las islas Marías.

Ambos se enredaron en varios problemas, especialmente cada vez que se metían a la casa de “una indefensa viejecita solterona” que intenta seducirlos con un beso. La nobleza del Chómpiras era tal que cuando se metió a robar las limosnas de la iglesia, dejó sus propias monedas para ayudar a los niños con hambre porque se acordaba de uno que conoció en una vecindad (El Chavo). Con el paso del tiempo se reformó, vendiendo loterías con su amigo el Botijas.

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