Hace cinco años Gonzalo Vargas, hincha de Emelec, le preguntó al entonces presidente de esa institución, Ferdinand Hidalgo, el porqué no había un programa televisivo acerca de los pormenores del club “eléctrico”.

En aquella época, “Chalo” -como le dicen sus amigos- había visto que los argentinos Boca Juniors, River Plate y el español Real Madrid tenían sus programas en la pantalla chica.

“Simplemente no hay quién se encargue de hacerlo”, le respondió Hidalgo a “Chalo”, quien compró una cámara de 500 dólares para crear independientemente un programa para Emelec al que llamó La hora azul. Él casi no sabía nada de producción televisiva, pues más bien estudiaba mercadeo.

La hora azul se estrenó en abril de 2006 en Canal Uno. Desde entonces se ha sometido a cambios en su estructura y animadores. Ahora se transmite los domingos, a la medianoche, por Ecuavisa, con la conducción de él y Gabriela Moreano.

La hora azul es el pionero de los programas acerca de clubes nacionales de fútbol. En la actualidad existen otros dos: Primero Barcelona (se transmite los domingos, desde las 10:00, por TC Televisión y Gama TV) y Eso es Liga (sábados, desde las 11:30, por Teleamazonas).

La historia de “Chalo” es semejante a la de Carlos Andrés Vera, director de Eso es Liga.  Cuenta que descubrió que Liga de Quito, el club del que es hincha desde los 8 años de edad, tenía un espacio sin utilizar en Teleamazonas.

“Hablé con Fabricio Pesántez, quien es miembro del departamento de Marketing. Cuando le enseñé el piloto del programa hicieron un concurso interno. Competí con otros tres espacios más, pero al final Esteban Paz, el máximo líder de Liga, aprobó el mío”, relata.

La historia fue distinta con Primero Barcelona. Su productor, José Bolívar Cedillo, dice que el club “torero” propuso a TC Televisión y Gama TV que produjeran un espacio para el equipo. Ambos canales tienen los derechos para transmitir los partidos.

Después de que nació La hora azul, los clubes El Nacional, Aucas, Deportivo Cuenca y River Plate-Ecuador siguieron el ejemplo, pero salieron del aire. Vera considera que desaparecieron porque conservaban casi el mismo formato de los noticieros deportivos. “No hay ninguna propuesta diferente”, sostiene.

Él y la productora Cámara Oscura fueron más allá con el relato de historias que existen detrás de un hincha, de sus jugadores y directivos, pero contadas como un documental, sin conductores ni narradores.  La inversión mensual es de 18 mil dólares.

Según Vargas, un conductor de este tipo de programas debe ser un apasionado por el club y que conozca el entorno. Eso ocurre en La hora azul, que invierte 8 mil dólares mensuales para su producción.

“Este programa tiene la esencia de 2006, pero con una mejor organización. Cuenta con segmentos fijos como El perfil, que retrata el lado humano y la carrera del jugador; Linterna, en el que el hincha conoce más del jugador, como por ejemplo si es el más dormilón o el más comelón; La previa, en el que se buscan reacciones de la hinchada; El socio azul y Correo de emelecista”, explica.

Cedillo, de Primero Barcelona, trabaja con cinco personas más. Entre sus bloques constan: El hincha primero, en el que ellos piden videos del recuerdo de partidos; Entrevistas, a jugadores de primera división y al juvenil del equipo; Concursos y El invitado de la semana.

El sociólogo César Herrera opina que estos espacios son solo una parte más de la red de negocios que existen en el fútbol. “Desde la línea del mercado es un escenario totalmente armado, porque  saben que tendrán seguimiento de un grupo.

Lo preocupante es que solo sea de fútbol y excluya a otros deportes. Lo positivo es que los hinchas encuentren un espacio en el que puedan obtener más información exclusiva sobre su equipo preferido. Ese el objetivo ‘entre comillas’, porque a la final, al hacer un programa para un club, lo que se logra es posiblemente reactivar el regionalismo y las rivalidades como el ‘yo soy mejor que otro, nosotros somos los campeones’, y esto genera una actitud de rechazo frente a los demás, lo que es grave a mediano plazo porque puede generar violencia y menos tolerancia”, asegura el también coordinador del Centro Audiovisual y Multimedios sobre los programas de los clubes. El televidente es quien tiene la última palabra.