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Un enfermero y un conserje son dos alumnos de cine y música en UARTES

Foto: William Orellana.
Foto: William Orellana.
18 de junio de 2014 - 00:00 - Gerónimo Altamirano / Guayaquil

Josua Mantuano nunca imaginó estar sentado en un salón lleno de personas que anhelan convertirse en célebres cineastas. Siendo un niño de 10 años le repetía a su madre que “de grande” sería un famoso médico que el mundo aplaudiría.

A medida que iba creciendo entendía su realidad: las limitaciones económicas de su familia no le permitirían costear sus estudios en esta profesión.

Ante ello optó por seguir el bachillerato en Ciencias Administrativas en el Colegio Fiscal 17 de Septiembre, del cantón Milagro, como una forma “práctica” de tener un oficio.

Fue mientras transcurrían con normalidad sus años como colegial cuando decidió inscribirse en diferentes cursos relacionados a la carrera de Medicina, tomando como referencia el servicio que prestan los socorristas y paramédicos, aunque para él seguir dicha carrera era un sueño imposible. También ingresó a la Universidad de Milagro para estudiar Enfermería.

Sin pensarlo, su vida tomó un giro inesperado cuando “casi por obligación” tuvo que formar parte del elenco de una obra teatral en el colegio.

Todo el proceso que vivió antes de la puesta escénica y los aplausos recibidos después de la función despertaron en él, más que una curiosidad, una vocación que se convertiría al poco tiempo en su verdadera pasión: el cine.

Ahora este adolescente, de 17 años, es uno de los 224 estudiantes que siguen el curso de nivelación de la Universidad de las Artes (UARTES), el cual le brinda la oportunidad inédita de estudiar esta costosa carrera sin tener que pagar un centavo.

En Estados Unidos y en varios países de Europa y Latinoamérica estudiar Cine resulta una fuerte inversión económica, aunque hay países como Argentina y Cuba en donde se puede acceder a esta carrera sin costo alguno, tras un minucioso proceso de selección y admisión.

“La carrera es muy costosa y era algo imposible que yo intentara siquiera ingresar a una universidad para estudiar Cine porque mis padres me decían que era muy caro y que los frutos se ven mucho tiempo después”, comenta este joven, quien todos los sábados viaja a Babahoyo para hacer sus prácticas de Enfermería en el hospital del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.

“La medicina me sigue apasionando, pero estudiar cine es otra cosa, está en otro nivel. Esto es lo mío”, recalca Mantuano.

Al igual que este estudiante milagreño, hay 223 historias más que se esconden dentro de las paredes de esta alma mater, en donde el pasado mes de marzo comenzó el curso de nivelación y cuyo inicio de sus clases regulares en Artes Literarias Interculturales, Cine y Artes audiovisuales y Artes Musicales y Sonoras está previsto para septiembre.

Precisamente en esta última carrera hay decenas de estudiantes que tienen diferentes motivos para someterse al riguroso proceso académico. Y es que los talleres y las prácticas que realizan en clase empiezan desde las 07:00 hasta las 13:00.

Esto ha obligado a estudiantes como Luis Felipe Reinoso a abandonar su trabajo para conseguir un título que lo certifique como músico y pueda seguir ejerciendo la docencia.

“Me motiva el hecho de profesionalizar mi carrera porque desde que salí del conservatorio (Antonio Neumane) no había estudiado Música”, comenta este universitario de 40 años, quien es el estudiante de más edad en toda la U.

Antes de ser maestro de música tuvo diferentes trabajos como guardia de seguridad y conserje en una imprenta a inicios de 1990. En sus ratos libres estudiaba en el conservatorio, pero no terminó los cursos porque tenía que solventar los gastos de su familia.

A través de unos amigos dio con el padre Vicente Agila, quien lo empleó en su parroquia como músico de planta en sus homilías y eventos religiosos.

Cuando este sacerdote migró hacia Estados Unidos dejó “recomendado” a Reinoso y este comenzó a trabajar en diferentes colegios como el Domingo Comín, San Agustín, entre otros.

Sin embargo, esta experiencia no fue gratificante porque -según afirma- recibió una serie de humillaciones por parte de otros docentes y religiosos debido a sus orígenes humildes.

“Fue una etapa muy dura porque me sentía desvalorado y desmotivado. Peor que en nuestro medio se creía que el maestro de música o el mismo músico se dedica a la vida bohemia... es borracho, mal padre, irresponsable y todo eso”, comenta.

Señala que en estos colegios lo obligaban a trabajar de lunes a lunes y con el mismo salario. “Entre en una depresión que no quise saber nada de la música y me fui. No quería hacer nada y me dediqué a diferentes oficios durante tres años”.

Luego se inscribió en una universidad para estudiar Ingeniería en Telecomunicaciones, pero como le resultó muy caro tomar cada asignatura tuvo que abandonar la carrera. El poco dinero que tenía ahorrado se le terminaba poco a poco por lo que “se metió de mariachi” en diferentes agrupaciones. “Llegué al punto de subirme con guitarra en mano a los buses”, acota.

Luego consiguió ingresar al colegio Espíritu Santo por un referido, al que renunció para dedicarse de lleno a la Universidad de las Artes (UARTES).

Asegura que no necesita riquezas y logra mantenerse con su trabajo de mariachi los fines de semana, mientras el resto de días los dedica a las clases.

“Lo que más me gusta es que hay profesores muy profesionales que exigen mucho y, aunque a veces pienso que es complicado, sé que esto me sirve para aprender más. Solo se necesita mi entrega máxima”, explica.

Tanto Mantuano y Reinoso coinciden que la Universidad brinda la oportunidad a jóvenes de todo el país a abrirse un espacio en el mundo de las artes y “revalorizando” la cultura, tradición e identidad de los ecuatorianos.

Estructura y docentes

UARTES tiene como misión formar profesionales del arte con pleno dominio de su campo, pensamiento crítico y conciencia social transformadora que contribuya al fortalecimiento de la identidad nacional, a través de procesos de investigación, creación, producción y difusión artística en vinculación con la colectividad con proyección internacional.

Los alumnos son evaluados periódicamente durante el curso de nivelación de veinte semanas sobre una base de 10 puntos, siendo el promedio mínimo de 8 puntos para cursar la carrera de su elección en el primer semestre.

Actualmente doce especialistas conforman la docencia de la institución emblemática en este periodo de nivelación, tres de ellos con PHD.

Se han inscrito más de 400 profesionales nacionales y extranjeros, para integrar la plantilla de docentes. Tras una evaluación, de ahí saldrá el grupo de profesores permanentes.

Las instalaciones

La Universidad de las Artes ocupa los tres bloques de la Gobernación del Guayas. En su Sala de Lectura se realizan diversas actividades y conferencias que vinculen a los escritores, realizadores y creadores con los estudiantes.

También cuenta con salas de cómputo, idiomas, producción, imagen y sonido, mediateca, corrección de color online.

Se suman estudios de filmación, foley, voz, cubículos de posproducción, cabinas de visualización, biblioteca y centro documental.

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