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La nueva película se estrena el 18 de diciembre en el mundo

Star Wars: de filme fantástico a ícono cultural

Figura del maestro Yoda que reposa en el Museo de cera de Madame Tussauds, de Londres. Foto: Internet
Figura del maestro Yoda que reposa en el Museo de cera de Madame Tussauds, de Londres. Foto: Internet
07 de diciembre de 2015 - 00:00

Con Star Wars, el despertar de la fuerza, episodio VII, la saga galáctica de George Lucas, que se estrena el próximo 18 de diciembre, Hollywood cierra un año dedicado a proyectar secuelas, precuelas y relanzamientos cinematográficos.

Aunque la ópera del espacio de Lucas forma parte de las millonarias superproducciones hollywoodenses es mucho más que un simple ‘producto comercial’.

La saga galáctica de George Lucas se ha convertido en  un mito cultural para varias generaciones, que ha sido examinado desde el feminismo, la filosofía oriental o el capitalismo global.

Los 6 episodios comercializados hasta hoy han recaudado en total más de $ 4.000 millones, y eso sin contar los réditos del mercado del DVD y el ‘merchandising’ (producción de objetos a partir del film), un terreno en el que Lucas también fue un visionario.

Parte del éxito de la saga radica precisamente en esa profundidad ideológica, que varios autores analizan en el ensayo Star Wars. Filosofía rebelde para una saga de culto, publicado por Errata Naturae ante el cercano estreno de Star Wars: El despertar de la fuerza, dirigida por J.J Abrams.

Ha sido el propio Lucas quien, en distintas entrevistas, ha admitido entre sus influencias filmes como La fortaleza escondida, de Akira Kurosawa, y lecturas de Joseph Campbell sobre mitología, religión y el concepto del viaje del héroe, y que el casco y la máscara de Darth Vader, el mayor ícono de la saga, están inspirados en el Japón feudal.

La idea de la fuerza como campo de energía creado por todas las cosas vivientes, tal y como lo define Yoda en su entrenamiento a Luke Skywalker, tiene reminiscencias de lo que los taoístas llaman el “tao”, una “fuerza en continuo cambio que siempre fluye, que puede ser fuerte y débil, controlada y abrumadora”.

Algunas de las frases más destacadas del maestro Jedi, como “El miedo a la pérdida un camino hacia el Lado Oscuro es”, “El miedo lleva a la ira, la ira al odio y el odio al sufrimiento”, o “La muerte, una parte natural de la vida es”, reflejan esta filosofía.

Uno de los intereses temáticos más evidentes de la saga es el poder y la valorización del individuo. Tony M. Vinci, experto en literatura popular y editor del ensayo, desvela el viraje que da Lucas en este sentido desde la trilogía original, que era una apología de la rebeldía individual, a la precuela (La amenaza fantasma, 1999), mucho más conservadora.

Esa transición reflejaría el profundo cambio cultural vivido en Estados Unidos desde los contestatarios años setenta -la primera película es de 1977- a la década de los noventa, con el capitalismo global y el conformismo ya asentados.

En las 3 primeras películas (Star Wars episodios IV, V y VI), las estructuras políticas muy organizadas (el Imperio) se identifican con el mal, porque destruyen al individuo, mientras que la acción, representada en Luke y sobre todo en Han Solo, simboliza el camino hacia el heroísmo, guiada por la intuición y la rebeldía.

Mucho se ha escrito, en este sentido, sobre la visión profética de Lucas, ya que el Imperio se ha entendido en los últimos años como alegoría de las grandes empresas, de Estados Unidos como potencia mundial o de lo que paradójicamente ha llegado a ser la propia franquicia de Star Wars.

En las películas de los noventa, con la democracia, prima el control institucional. El respaldo del statu quo es la principal responsabilidad del individuo. Anakin somete todas sus decisiones a la consulta del Consejo Jedi. La rebeldía queda fuera.

Hasta la fuerza se institucionaliza al servicio de una élite cultural, los jedi ya no están marginados y su único objetivo parece ser mantener a los poderosos y prevenir resistencias a la república, recuerda Vinci.

Otro terreno en el que se registra una evidente involución respecto de la trilogía original a la precuela de 1999, es la del feminismo.

La princesa Leia (Carrie Fisher) fue un ícono de una feminidad alternativa. Resuelta y decidida, sarcástica e incluso autoritaria, su osada personalidad se aleja de los estereotipos de mujer maternal y dama fina.

En la precuela, su madre Padmé Amidala (Natalie Portman) que en principio aparece como una mujer de sabiduría excepcional, entusiasta y responsable, no solo acaba reducida al arquetipo lloroso, sino que su pasividad es la que remata la caída de Anakin Skywalker al Lado Oscuro.

Previo al estreno, la maquinaria económica que se mueve alrededor de la cinta está en permanente actividad cuidando que la expectativa mundial no decaiga. Ayer, por ejemplo, se inauguró en Madrid una exposición con las figuras principales de la saga: Yoda, Darth Vader y R2D2, entre otros. (I)

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