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Stanislavski, el padre de la actuación de método

Stanislavski,  el padre de la actuación de método
08 de agosto de 2013 - 00:00

Trabajó durante toda su vida por hacer que actuar se convirtiera en una ciencia y en un arte, para superar la afectación, el falso patetismo y la declamación que caracterizaban la forma de interpretación de los actores del siglo XIX.

Se trata del director ruso Konstantín Stanislavski, quien cumplió ayer 75 años de haber dejado este mundo. Como científico, este maestro del histrionismo estudió minuciosamente la anatomía, la fisiología y la psicología del ser humano, para comprender la complejidad de los personajes y poder llegar a un sistema de construcción de los mismos por los actores.

Como artista descubrió que detrás y por debajo de los textos teatrales bullía un mundo de subtextos e imágenes infinito, dispuesto para que cada director hiciera una nueva e inédita interpretación de la obra. Este descubrimiento fue el que permitió ver la grandeza de la obra de su contemporáneo Anton Chejov y ha hecho posible reinventar y releer a Shakespeare, en cada época y en cada lugar.

Si bien su sistema se suele asociar con el naturalismo, corriente en boga a finales del siglo XIX, que influenció su trabajo como director, hay que recordar que él mismo se preocupó por aplicar sus teorías sobre el actor a las estéticas que emergieron en la primera parte del siglo XX.

De ello da fe su célebre puesta en escena de Hamlet, que hizo en 1911 en colaboración con el escenógrafo y director británico Gordon Craig. En esa producción brillaban los actores formados en el sistema de Stanislavski, que vivían sus personajes en una escenografía hecha con pantallas y estructuras en forma de grandes cubos.

Konstantin Sergueyevich Alexeiev nació en Moscú en 1863. Desde muy joven integró compañías teatrales de aficionados de las que fue animador, director y actor principal. En 1898 inauguró, en colaboración con Vladimir Nemirovich-Danchenko, el Teatro de Arte de Moscú, compañía que puso en escena las grandes obras de Chéjov y tenía como objetivos la renovación en sentido realista de las técnicas interpretativas y la restitución a la labor teatral de su carácter de austera disciplina artística.

Su singular talento como director convirtió este teatro en uno de los más importantes de la época. Pronto comenzó a desarrollar su sistema de interpretación, que pretendía que el mundo emotivo de los personajes fuera proyectado al espectador de forma verídica alejado de toda artificialidad, un efecto de realismo psicológico donde el actor construye el antes y después del personaje a interpretar, dándole una vida cargada de nuevos matices.

Con su nueva tesis para la actuación, Stanislavski rompió con todos los cánones de la época. Su método muy pronto llamó la atención del cine, que para ese entonces pretendía reflejar situaciones reales, y sentó las bases para la fundación Actor’s Studio en Nueva York, la famosa escuela de interpretación norteamericana, convirtiéndose así en una de las figuras emblemáticas de la escena mundial contemporánea y revolucionando la enseñanza del teatro con la creación de su propio método de actuación.

Después de la revolución rusa se dedicó a su trabajo de investigación y desarrolló una importante labor como pedagogo. A él se deben los libros Un actor se prepara y La construcción del personaje, ambos de influencia determinante en el teatro europeo y estadounidense; y El trabajo del actor sobre el personaje, publicado de manera póstuma en 1957. Todos constituyen puntos de referencia indispensables para cualquier estudioso o intérprete del séptimo arte.

El maestro y renovador teatral confesó en una ocasión que cuando comenzó a finales del siglo XIX no podía imaginar que iba a influir tanto. Tras años de investigación, el autor aseguraba: “Mi sistema es el resultado de búsquedas de toda la vida... he tratado de encontrar un método de trabajo para actores que les permita crear la imagen de un personaje, insuflándole la vida interior de un espíritu humano, y a través de medios naturales encarnarlo en el escenario en una bella forma artística”. Lo cierto es que el sistema creado por Stanislavski se diferencia radicalmente de todos los viejos sistemas teatrales. Su grandeza dramatúrgica se resume en una de sus propias frases “todo el mundo es teatro y todos somos actores”.

Hoy, aún en las formas más vanguardistas, sigue pasando lo mismo. A 75 años de su muerte, la obra del director ruso Konstantin Stanislavski goza de una vigencia extraordinaria en la formación del actor y de los estudiosos de las tablas.

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