Ruddy Rodríguez ahora es una bailarina en Amor de carnaval
Cuando Ruddy Rodríguez no graba una telenovela o una película, acepta toda clase de invitaciones para ir a otros países en los que comparte un poco más de su carrera como actriz, en la que ya lleva 25 años. Y sucedió el fin de semana pasado durante el Festival de Cine La Orquídea, que terminará este viernes en Cuenca.
Llegó el viernes. Apenas bajó del avión y tras un rápido cambio de ropa, Ruddy estaba lista para embarcarse en las actividades que la esperaban ese día. Una de ellas fue el recorrido que realizó junto Joseph Albán, presentador del programa Ciudadanos del mundo, por algunos de los parajes de la ciudad. Acudió a conocer la Alfarería más antigua y la empresa Homero-Ortega e hijos, en la que vio cómo se elaboran los sombreros de paja toquilla. Al día siguiente la esperaba un conversatorio.
Lo más reciente de Ruddy, quien a sus 44 años luce regia, es la telenovela Amor de carnaval, que aún no se estrena y en la que encarna a una bailarina de folclor colombiano llamada Adela, quien es madre de familia y dueña de una cumbiamba.
Según la actriz venezolana, para su personaje debió aprender a bailar cumbia, mapalé y otros ritmos colombianos. Conoció qué hay detrás del carnaval barranquillero.
“Adela vive una historia de amor prohibido. Es como un amor de adolescentes siendo dos adultos”, refiere la Miss Mundo Venezuela 1985.
La intérprete nacida el 20 de marzo de 1967 en el estado de Anzoátegui recuerda que desde muy chica fue “payasa”.
“Me gustaba imitar a los personajes que estaban de moda. Para mí fue importante que mi papá me llevara a la ópera, desde ese momento empezó mi amor por el arte. Al principio no sabía cómo ingresar a ese mundo, pero fue cuando leí en el periódico que estaban abiertas las inscripciones para un taller de teatro en el grupo Rajatabla y me inscribí. Ahí mi vida cambió”, relata.
Después de participar en Miss Venezuela obtuvo un pequeño papel en la película The living Daylight (Alta tensión) para la saga de James Bond, que entonces encarnaba el británico Timothy Dalton. Le siguieron las telenovelas Enamorada, Niña Bonita, Las Ibáñez, Fabiola, Amantes de luna llena, El inútil, La ex, La novela del Cholito (en Ecuador) y Salvador de mujeres.
Hace dos años su participación en la película Venezzia causó cierta controversia porque en una escena debió desnudarse. Confiesa que ha sido la que más le ha costado en su carrera.
“Yo nunca me había empelotado delante de una cámara. Me había guardado eso para cuando realmente tuviera cuatro dedos de frente”, agregó. De hecho, asegura que estuvo a punto de renunciar al papel si no fuera por lo que le dijo el director de la cinta, Haik Gazarian.
“Un día le dije: Mira Haik ya pasaron diez años si quieres pon a otra protagonista y voy de productora sencillamente. Él me dio una razón que no había captado. Me dijo: Ruddy, tú eres la única actriz que no tiene operadas las tetas. Y esto es una película del año 42, en el que no había silicona”, cuenta.
Venezzia es el personaje principal del filme homónimo. Ella es la esposa de un capitán venezolano durante la Segunda Guerra Mundial, que sufre una enfermedad degenerativa que la está dejando ciega y que se involucra con Frank Moore (Alfonso Herrera, ex RBD), un militar estadounidense.
“Cuando conocí a Poncho (Herrera) le dije: mucho gusto yo soy tu madre, porque era tan chiquito. Pero hubo una empatía tan grande que llegó un momento en que ya la edad no se notaba. Cuando empezamos a grabar la escena del desnudo, a mí me dio la llorantina, yo no la quería hacer, paré la grabación y mandé a sacar a todos.
Luego de eso Poncho me agarró y me dijo: No te pongas nerviosa yo te cuidaré, menos mal que te pasó conmigo. No podía creer que el chamito me estaba calmando a mí, a la grandota”, recuerda.
En esa película ella también fue la productora.
“Fue muy duro sacar adelante la producción y simultáneamente hacer mi personaje. Para la próxima estaré atrás o adelante de cámaras o simplemente hago un cameo al estilo de James Cameron y Martin Scorsese”, bromea la actriz.
“Siempre me ha gustado producir todas mis cosas. Todo lo que hago es gracias a mí, no le dejo nada a la divinidad; creo en Dios, pero después de Él creo en mí”, asegura.
Y ese modo de ver la vida es parte de la Iglesia de la Cienciología, filosofía que aplica para vivir desde hace 16 años. Cuenta que su hermano Romano fue quien la motivó a saber de ella. “Él me dijo, mira Ruddy tú eres artista y este medio es muy duro, cuídate y ármate con herramientas que te permitan sobrevivir ahí.
Y la cienciología me ha ayudado a hacerlo, a través de talleres y cursos que tomo para mejorar mi vida, mis finanzas”, señala la actriz, quien desde hace once años presta su ayuda a la Fundación Camino a la felicidad y asegura que su actuación en la televisión le ha permitido ganar dinero y fama, mientras que el cine y las obras teatrales le sirvieron para que la tomen más en serio.