Cuando Rafael Granja Bonilla tenía 12 años nunca pensó que la locución y producción de radio sería la profesión a la que se dedicaría de adulto, pero es a esa edad que comenzó a involucrarse con el mundo de la radio, cuando daba la hora en un medio de su natal Latacunga. “Yo me contentaba con eso, salía de clases y me iba a la radio porque desde el primer día me gustó ver todo este ambiente, a los locutores, conocer de música”, dice.

Esa experiencia no se borró de la mente de Rafael, y seguía presente cuando terminó la secundaria y viajó a la ciudad de Quito para estudiar psicología clínica en la universidad Central, carrera que no terminó por dedicarse a la radio. “Mi papá era un hombre especial, y un día me dijo: ya te di para los estudios de la escuela, el colegio, ahora te pagas la universidad. Así que viajé con otros dos amigos a la Capital y pasábamos días críticos porque a veces no teníamos qué comer, nos íbamos al mercado de Santa Clara para estar pendientes de lo que les sobraba a los distribuidores y coger lo que sirva, como papa, verduras, cualquier cosa para comer”, recuerda.

En esa época tuvo la oportunidad de conocer a personas vinculadas en radio, y por medio de uno de ellos consiguió ingresar a un medio en Cuenca, en Alfa Musical, en donde se encargaba del espacio ‘El 40 del juicio final’. Este programa le abrió puertas en los medios de Guayaquil, ciudad en la que se radicó y ha tenido la oportunidad de trabajar en varias radios.

Hace 18 años comenzó a conducir ‘La loca historia de la música’, por radio Zaracay de Santo Domingo de los Tsáchilas. El espacio se empezó a transmitir los sábados de 8 a 9, y a los 2 meses de estar al aire se incrementó una hora más, luego de cierto tiempo se extendió a tres horas, pero actualmente se escucha los sábados y domingos de 7:30 a 13:00, pues la repuesta positiva de los oyentes hace que se mantenga al aire por más de 5 horas.

“Cuando propuse este programa, en la radio me dijeron que no iba a tener acogida porque a nadie le gusta escuchar cosas culturales, que todos quieren música, que ya lo habían intentado y no les había resultado. Pero les pedí tres meses de prueba y ya vamos para las dos décadas, a la gente le gusta los acertijos y preguntas que se hacen porque los ayuda a investigar y conocer más, además las baladas en español e inglés que se pone, y los clásicos populares en donde se da cabida al talento nacional”, cuenta.

La vida laboral de Rafael lo mantiene entre Guayaquil y Santo Domingo de los Tsáchilas. De lunes a jueves permanece en el Puerto Principal y conduce Canela Íntima, de 12:00 a 15:00, a través de la radio Canela; de viernes a domingo pasa en Santo Domingo para hacer sus dos programas en Zaracay: el viernes conduce Fusión Confidencias, de 10:00 a 13:00, y los sábados y domingos ‘La loca historia de la música’.

“En Canela trabajo hace diez años y tengo un programa en el que invito a artistas, al vendedor de la calle, prostitutas, gays y lesbianas, delincuentes, y distintos personajes que cuentan sus historias de vida”, explica el locutor, quien también se ha involucrado con la televisión, haciendo libretos y colaborando con su voz en off, sin embargo, comenta que no es un medio que le guste mucho, su verdadera pasión es la radio.

Rafael se ha casado dos veces y tiene cuatro hijos, un varón de su primer matrimonio, que por el momento vive en Estados Unidos, y tres más de su segundo compromiso. En su familia nadie más se ha dedicado a trabajar en radio, pero una de sus hijas actualmente estudia comunicación social.