Bailes sensuales de mujeres y hombres sobre la barra de la discoteca, música moderna, variada, en medio de un ambiente cálido y divertido son algunas de las características que identifican a No Bar, ubicado en José Calama y Juan León Mera, en el norte de Quito,

En este local, que en marzo pasado cumplió 19 años de creación, muchas anécdotas se han dado en estas casi dos décadas de atención al público. Así lo cuenta uno de sus propietarios, Carlos Vallejo, quien recuerda que todo empezó con la idea de ofrecer a ecuatorianos y extranjeros una alternativa distinta, ya que en 1994 los bares del sector de La Mariscal eran más estrictos al momento de permitir el ingreso de personas.

“En esa época había pocos bares en la zona -no más de tres-, y las discotecas grandes solo permitían público adulto de traje y corbata. Por eso decidimos abrir un local en el que no se exigía a las personas que estén vestidas formales, pero sí bien presentadas. Además estaba en auge el turismo extranjero. Fue así que en el camino conocimos a gente joven que nos dio algunas pautas y así logramos concretar lo que ahora es el No Bar”, explica Vallejo.

El nombre del sitio surgió de la idea de decir: No al aburrimiento, no a la rutina. Y aunque es una discoteca se le agregó la palabra ‘bar’, porque en el año en que se abrió era común decir así a los lugares nocturnos, según comentan los dueños del local, quienes querían ser recordados por todos. Por ello eligieron un nombre corto para esta discoteca, la cual combina perfectamente en su decoración la madera y el ladrillo, dándole el toque cálido al sitio con luces tenues de colores verde y azul.

“El bar se lo conoció en un inicio por la gran cantidad de extranjeros que recibía, tanto para divertirse como para trabajar, pues se les dio la oportunidad de atender a los clientes. Era un atractivo tener a una chica extranjera en la barra bailando y brindando un coctel”, agregan sus propietarios. Ellos acotan que el lugar sirvió para unir a muchas personas, tanto a los clientes como a los empleados, que se conocieron en el sitio, farreando o trabajando, hicieron grandes amistades y algunos hasta se casaron.

Los empleados de la discoteca son un punto de atracción del lugar, especialmente en las fiestas temáticas que se organizan, pues los disfraces llamativos que usan no pasan desapercibidos. Las fiestas de sombreros, corbatas, de los sesenta y setenta, entre otras, son algunas de las que se han realizado en la discoteca para llamar la atención del público.

El objetivo se cumplió. Con estos eventos la discoteca ganó popularidad no solo en Quito, sino fuera del país gracias a los extranjeros que visitaron el sitio. Ellos se lo recomendaron a otros viajeros y empresas de turismo por el servicio y precios cómodos. “En las páginas de turismo recomendaban al bar y algunos decían: turista que no estuvo en No Bar, no conoció Quito”, expresa Carlos Vallejo.

Los DJ son otro de los atractivos del lugar. Para los propietarios de la discoteca es importante tener buena música, bajo el control de profesionales, para que no haya errores al momento en que la gente esté bailando.

No Bar abre sus puertas de martes a sábado, de 20:00 a 15:00. Para mantener la clientela se realizan distintas promociones. Los martes y miércoles hay un 2x1 de cocteles hasta la media noche, las mujeres reciben esta bebida gratis hasta las 22:00.

Los miércoles las chicas se preparan para ver a strippers, aunque también los hombres son invitados, pues también hay chicas en la barra bailando. Los jueves hay promoción de 2x1 de cocteles hasta las 22:00.

Entre martes y jueves no se cobra al ingreso, a diferencia del viernes y sábado cuando hay más movimientos de personas en discotecas. El valor de la entrada es de 5 dólares, sin embargo, son consumibles, es decir que al pagar dicho valor, cada persona recibe una ficha con la cual puede canjear en la barra la bebida que prefiera, ya sea una cerveza, un coctel, un tequila, un ron, o cualquier otro.

Si ingresa un grupo de varias personas puede unir las fichas y comprar una botella o las conocidas peceras, tomando en cuenta que cada ficha tiene un valor de 5 dólares, por lo que podrían calcular el valor que reúnen con cada una de las fichas que tengan. De esta forma pueden consumir el valor total de lo que pagaron a la entrada.

Más espacio, más diversión

Actualmente se construye el segundo piso del bar, y se espera que unos dos meses se inaugure. La parte alta será un ambiente más tranquilo, en donde los clientes podrán conversar, tomar una bebida, comer algo y habrá una área para fumadores, además de una barra para cocteles y un espacio para shows de música en vivo.

Todas las personas que ingresen tendrán acceso a los dos pisos; si llegan temprano y quieren primero tomarse algo sentados, luego pueden ir a la planta baja a bailar.  “En la inauguración se va a botar la casa por la ventana porque también se celebrará el aniversario de los 19 años”, comentan los socios del local.

La capacidad actual de la discoteca es de 250 personas, pero en el segundo piso -que pronto se abrirá- entrarán unas 200 personas más.

A pesar de que es un lugar bastante amplio, y que podría servir para hacer distintos eventos, esto no se da, ya que según comentan los dueños, prefieren no alquilar el local por cuidar la imagen del bar y por respeto a los clientes, para  que puedan asistir cualquiera de los cinco días que atienden, sin temor de que no puedan ingresar.

ENTÉRATE

En un principio el logo del local tenía un ratón, por ser un animal que siempre sale en las noches a hacer travesuras. Luego se puso como tema: Studio No Bar, después pasó a nombrarse Radio No Bar, y al ganar popularidad en varios países, se incorporó al logo la imagen del planeta Tierra y se lo denominó Planeta No Bar, que se mantiene hasta la actualidad. Estos cambios representan la evolución del lugar.