Para Alejandro Kenig Sabaté, Marián Sabaté no es la ‘Reina de la prensa rosa’, es la reina de su corazón, motivo por el cual este niño de 11 años desea crecer rápido para convertirse en un gran cirujano plástico y así aportar con los gastos de su hogar.

“Ella ha trabajado arduamente para darnos a mi hermana -Bárbara Fernandes Sabaté- y a mí todo lo necesario, por eso cuando sea un profesional yo la mantendré”, sostuvo muy firme Alejandrito, como le dice la conductora de Jarabe de pico, que transmite Teleamazonas.

Destacó que su madre -cuyo nombre real es María de los Ángeles- es tolerante, sobreprotectora, consentidora y que lo deja tener novia.

“Ella me tiene mucha paciencia, sabe cómo tranquilizarme. Recuerdo que hace dos años en un viaje a Galápagos estaba buceando con el entrenador cuando de repente un cardumen de mantarrayas estaba debajo de nosotros. Sin saber que hacer, intentamos alejarnos, estaba nervioso y desesperado, pero mi mamá -que estaba en la orilla- con su voz me calmó. Es como mi súper heroína”, aseguró.

Su hija mayor, Bárbara Fernandes, de 20 años, manifestó que fuera de pantalla Marián es una mega mamá.

“Mantenerse en pantalla durante 26 años con el mismo cariño del público es destacable, pero criar a dos hijos sola, respetando nuestros mundos y tolerando nuestras diferencias es digno de admirar”, enfatizó.

Agregó que lidiar con la popularidad de su progenitora no es nada fácil, más aún porque cuando ella nació Marián ya tenía un nombre posesionado en la pantalla.

“Con el pasar de los años pude tener un criterio formado de lo mediático. Admito que el medio me hizo mucho daño porque mi personalidad es tranquila, no obstante respeto el trabajo de los demás”, argumentó.

La estudiante de actuación teatral relató que aunque incursionó en la pantalla chica desde adolescente, primero como actriz de ‘Solteros sin compromisos’, de TC, y luego como conductora de un espacio médico que produjo Sabaté para CD7, no desea ser parte de ningún medio televisivo y se dedicará solo a la cinematografía.

“Mi madre, aunque es española de nacimiento, es un gran referente en la televisión ecuatoriana. No obstante, no me aprovecho de la situación y al contrario prefiero mantenerme alejada. Lo mío es el teatro no la TV, aunque parezca lo mismo, no lo es”, aclaró Barbarita.

‘Alejandrito’ piensa diferente y señaló que sí le gustaría estar vinculado en el medio, pero solo de vez en cuando, asesorando a las famosas que son sus “futuras clientas”.

“No me molesta ser hijo de Marián Sabaté. Es divertido que me pidan autógrafos de ella. Lo que me disgusta son los chismes y las mentiras que se inventan”, comentó fruenciendo las cejas.

Agregó que admira mucho a su madre, porque aunque labora de 8 a 10 horas diarias, cuando llega agotada físicamente siempre le entrega besos y sonrisas.

“Es de las que cocina, lava platos y me obliga arreglar el cuarto. Yo también la consiento, sobre todo cuando está enferma y hasta paso la noche si es preciso en la clínica”, afirmó.

Los dos comparten que su mayor felicidad es ver cristalizar cada uno de sus retos.

“Actualmente promociona el libro que lanzó en memoria de mi abuela, denominado ‘Las recetas de mi madre’, es un triunfo no solo personal, sino también familiar, además que con sus fondos ayudará a un caso de la Fundación María Gracia”, indicó su primogénita.

Sostuvieron que la gastronomía es don materno que comparten desde pequeños, motivo por el que hoy piensan levantarla con un gran desayuno.

“Somos de los hijos detallistas, preferimos un regalo personalizado, porque eso la llena más. Así que hoy la llevaremos al spa, le haremos un banquete y terminaremos con una película. Un día de relax para una verdadera ‘reina’”, mencionó Bárbara.

‘Alejandrito’ alista una sorpresa con muchas flores y bombones, que la trabaja hace semanas junto al esposo de su mamá, Enrique Mero, de quien dijo quererlo como a un padre.

Para Marián, el ser tolerante, respetar los distintos mundos de sus hijos y guiarlos al camino correcto fue fundamental para la integración de su familia. Sin embargo, destacó que la base siempre es la entrega de amor.