El cineasta de culto Manoel de Oliveira, el más longevo del mundo en activo, cumple hoy 105 años preparado para rodar un nuevo filme en 2014, “O velho do Restelo”, al que solo le falta la financiación.

Adelaide María de Oliveira Trêpa, hija de De Oliveira, confirmó que está listo el proyecto, un mediometraje que reflexiona sobre la historia de Portugal a través de textos de Camoes o Cervantes, listo para su puesta en marcha el próximo año si se logra la financiación necesaria, calculada en unos 350.000 euros (480.000 dólares).

El realizador será homenajeado mañana en su Oporto natal en un acto en la Casa de Imprensa, agregó De Oliveira Trêpa.

Con unas 60 películas sobre sus espaldas desde 1931, De Oliveira está considerado uno de los autores más universales de Portugal por la calidad de su obra, en la que incluyen trabajos como “Francisca” (1981), “La divina comedia” (1991), “No, o la vana gloria de mandar” (1990) y “Una película hablada” (2003).

Su legado, que preserva la memoria del siglo XX, aborda desde la tradición bíblica hasta la filosofía de Friedrich Nietzsche.

Cineasta de culto en Europa, comenzó su carrera hace 82 años con el corto “Douro, Faina Fluvial”, un documental mudo en blanco y negro en la ribera del Duero de su Oporto natal.

A medida que cumplió años, su producción cinematográfico aumentó, y desde los años 80 prácticamente filmó una película por año.

En 2012, presentó “Gebo et l’ombre” (“Gebo y la Sombra”), basada en el texto de Raul Brandão y protagonizada por Michael Lonsdale, Claudia Cardinale y Jeanne Moreau.

De Oliveira fue hijo del dueño de la primera fábrica de bombillas en Portugal. Entre 1919 y 1922 residió en España con su hermano.

Al centenario cineasta le apasionaba la geometría durante su niñez, pero la lectura lo llevó hacia el mundo del séptimo arte.

En 1956 dirigió El pintor y la ciudad, película a partir de la cual su estética y su lenguaje fílmico tomaron un rumbo distinto, minimizando la importancia del montaje y priorizando los planos largos y la puesta en escena más teatral, arropada por diálogos densos y textos muy trabajados, lo que hasta ahora le ha supuesto diversas críticas y ciertos enemigos de su obra, así como alabanzas y admiración de sus seguidores, sean o no incondicionales.

Desde 1975 rueda con planos fijos. “¿Tú mueves la cabeza a lo loco para mirar algo? No, la cosas se mueven delante de ti, y tú las sigues a veces en una panorámica”, suele decir.

Su películas narrativas se caracterizan por una marcada teatralidad y una casi constante reflexión acerca de la naturaleza del arte, el espectáculo y la complejidad del ser humano.

En su larga carrera como director de cine, De Oliveira ha trabajado con actores tan destacados como el estadounidense John Malkovich, la francesa Catherine Deneuve o el italiano Alfredo Mastroianni.

El León de Oro de Venecia de 1985 por “El zapato de raso” o el galardón del Jurado de Cannes, en 1999, por “La carta”, son algunos de los principales reconocimientos que ha recogido en su extensa trayectoria.