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El Telégrafo
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Los adultos también siguen a Harry Potter

Los adultos también siguen a Harry Potter
15 de julio de 2011 - 00:00

Desde hace once años los libros de Harry Potter pasaron a formar parte de  la biblioteca  que la doctora María Antonieta Baquerizo, de 51 años, combina con otros textos sobre medicina y  laboratorios clínicos.  

Ella cuenta que el interés por las historias de Potter surgió   luego de que  una pareja de amigos  le preguntara a su hija Antonieta, que entonces tenía 13 años, si  sabía quién era el ‘innombrable’ y  el niño mago y si se había leído “Harry Potter y la piedra filosofal”. La doctora les dijo : “qué era eso”.  Ellos respondieron:   “no estás en nada”,  recuerda la jefa del Laboratorio Clínico del Hospital Vernaza. 

Ese “no estás en nada” incentivó a la doctora Baquerizo para buscar el primer libros de la saga de HP, cuya versión fílmica termina hoy con el estreno de “Harry Potter y las reliquias de la muerte parte 2”, en Ecuador y el mundo.

“Se lo compré a mi hija, pero cuando yo lo leí  la historia que Rowling relataba me cautivó desde el principio. El misterio, los hechizos, la magia y  cómo describían los castillos hicieron que me  involucrara  y que imaginara que era parte del escenario”, asegura la galena.

Desde entonces no se conforma con comprar las posteriores ediciones de la publicación o   ver las películas. Asegura que su interés por la saga fue más allá superando   el de su misma hija y quizás el de alguna otra jovencita.

Según María Antonieta, la saga  le permitió “despertar el niño que todo adulto lleva por dentro.  Dejé que saliera, porque uno no debe reprimirse de nada”.

Hace nueve años viajó a Los Ángeles para asistir a un Congreso de Medicina.  Allí aprovechó  para acudir a los estudios Universal y Warner Bros, con la intención de  encontrar objetos del personaje.  En su visita a Nueva York, en 2006,  compró la varita original en la juguetería Fao Schamarz, donde  Tom Hanks filmó una escena  para la película “Big” (Quisiera ser grande).

Para la séptima entrega del libro  no quiso esperar a que llegara al país y le pidió a su  hija que se la descargara por Internet. “Lo fotocopié, lo anillé, gasté más de 500 hojas para la impresión pero eso no importó”, dice la especialista que viajó junto a su familia al parque temático de Harry Potter en  Orlando. 

Y  eso no es todo. María Antonieta consiguió dos semanas antes de que salieran a la venta, las entradas   VIP para el pre estreno del filme que tenía previsto realizarse ayer.
Aunque Potter es un personaje diseñado para niños y jóvenes, cautivó a Baquerizo. Por supuesto que hay fanáticos menores que la doctora. Otra seguidora es Michelle Mite, de 19 años. Cuenta que a los 10 años su prima le regaló el primer libro de la saga de Harry Potter. “Cuando lo leía me olvidaba de todos los problemas que pasaba y cuando lo terminé hice lo imposible por conseguir los demás. Por suerte mi hermana me obsequió el segundo, el  tercero y el cuarto”, agrega.

Para obtener el quinto ejemplar: “Harry Potter y la Orden del Fénix”, relata que reunió todo el dinero que le dabanpara el recreo en el colegio. “Para este libro logré que mi lectura fuera más rápida. Me tomó 15 horas leer las 900 páginas del libro. No paré desde la mañana hasta la madrugada siguiente. Fue algo inusual, pero leerlos me ayudó a tener una mejor interpretación de los textos que leo”, explica.

Cuando cursaba el sexto curso de secundaria diseñó un programa informático  con la temática del personaje, que consistió en trivias  y   juegos.  Otras que conocieron el origen del niño mago, pero  a través de las cintas que se proyectaron en el país, fueron Angelina Blacio, de 18 años, y Claudia Baldeón, de 23.
Ambas coinciden en que fue después de ver el “tráiler” de la primera película que quedaron atraídas por la historia, que luego leyeron.

Baldeón recuerda que le pidió a su hermana  que le regalara parte de la colección, del primero al quinto libro. El sexto lo ganó en un concurso, mientras que Blacio cuenta que los descargó y  desde el sexto empezó a comprar los libros.

“Ayudó a muchas jóvenes como yo a incentivar la lectura. Con el final nos queda un vacío, pero también el bichito por buscar más historias”, asegura Blacio, quien el año pasado creó un club de fans del personaje leído por niños y adultos.

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