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Las Ácidas abordan las vivencias de las mujeres con sarcasmo

Las Ácidas abordan las vivencias de las mujeres con sarcasmo
24 de agosto de 2011 - 00:00

Maro Alvarado, Tatiana Jiménez, Lulú Moscoso y Jennifer Gregor no conciben los estereotipos, más si  tienen que ver con la mujer.

En el escenario, a punta de distorsiones, aporreos y gritos, ellas pretenden romper algunos tabúes sobre lo que muchos piensan sobre las féminas, pero con un toque de sarcasmo. Y esa es la esencia de Las Ácidas, el cuarteto guayaquileño de punk, que el pasado 7 de julio dejó una grata impresión en su estreno durante la Semana del Rock. Y esa irreverencia se percibe a través de algunos videos en YouTube sobre sus tocadas.

La más reciente (en realidad, la segunda) fue una semana después en el festival “underground” Electrocannábica, que se se realizó en Bellavista. Ahí Maro se disfrazó de estudiante del colegio 28 de Mayo porque en aquellos días estaba en boga el “baile” de sus alumnas, que había sido filmado y colgado en Internet. Parte del diálogo entre Maro y las demás consistía en una especie de protesta contra la forma en que se manejó la noticia. Según la banda punkera, se las presentó como las “malas de la película” y sostienen que detrás de eso hay otros responsables.

“Muchos de los que las señalaron son los mismos que cometen los mismos actos. La diferencia es que a ellas las filmaron y subieron por Internet.

Acerca de la falta de más tocadas, se debe a que  prefieren grabar sus temas en un disco.

“La banda surgió en febrero del año pasado con Maro, una amiga que se llama Estefanía Cascante y yo. Inicialmente habíamos grabado la maqueta de tres canciones con otra bajista y baterista que se fueron. Lulú y Jennifer las sustituyeron. Con la nueva formación tuvimos la oportunidad de tocar en la jornada para bandas con elemento femenino en la Semana del Rock. Ese fue más bien nuestro debut oficial como banda”, recuerda Tatiana, la guitarrista del grupo, que es dueña del estudio en el que ensayan canciones como “No lo pienses”, “Me das asco”, “Malos pensamientos” y otras. De hecho, esas fueron las tres que habían sido grabadas en la maqueta.

Antes de Las Ácidas y pese a que no sobrepasan de los 25 años de edad, tres de sus integrantes ya tenían un amplio recorrido en la escena “underground”.

Tatiana, quien tiene una productora audiovisual y es aficionada a la fotografía,  había tocado en Los Marginales y Coito, mientras que Jennifer, la baterista de 21 años que aspira a convertirse en periodista, cantó en La Casa del Qué Dirán. Aunque le da duro a los toms, redoblantes y platillos desde que tenía 15 años, aprendió también a tocar el bajo.

Lulú, de 22 años y estudiante de Derecho, entró a la escena rockera cuando tenía 16 años. Primero fue vocalista en Huesos Rotos y luego aprendió a entonar el bajo. En su hoja de vida, Lulú ha tocado hard core con Resistencia Libertaria y otras bandas subterráneas, mientras que la formación musical de Maro es más bien clásica y con experiencia en la iglesia a la que asistía con su familia. Con 21 años, la “frontgirl” de Las Ácidas toca el piano y el violín.

Las influencias de Las Ácidas tienen que ver con algo de la vieja escuela setentera de los estadounidenses Ramones, Parálisis Permanente, que en los ochenta dejaron su huella en la escena española; Los Violadores, de Argentina; o las mexicanas Ultrasónicas, las más contemporáneas.

Con esos referentes, el cuarteto ya registra siete canciones, que constarán en su primer disco (aún sin nombre), previsto para octubre próximo. Además de los tres primeros temas con los que empezaron el proyecto, el catálogo se completa con “Cerveza erótica”, “Maldita desquiciada”, “Ácidas” y “Sor Rita”. Actualmente están elaborando un octavo tema que se llamará “Qué salado”, que relata con humor negro  las peripecias que los ecuatorianos pasan.

Sus letras, según Maro, hablan “sobre la exploración que hacen las mujeres sobre su cuerpo” (en la canción Malos pensamientos); el reclamo contra una pareja que solo la utiliza como un objeto sexual (Me das asco); la hipocresía de algunas mujeres cuando señalan con el dedo a otras, sin siquiera verse a sí mismas (Sor Rita) o la incitación de algunas mujeres hacia los hombres de hacer algo impensado, sin ataduras (No lo pienses). Aclara que su objetivo no es incitar al libertinaje, pero tampoco pretenden mostrar una imagen conservadora. “Solo queremos expresar la cruda realidad y cada quien puede interpretar lo que quiera. Cada quien es libre de decidir si abstenerse a ciertas cosas o simplemente hacerlas”, refiere Maro sobre el contenido de esas canciones que ya se “cocinan” en LP Records, cerca de Puerto Azul.

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