Nuevamente el elenco original de El Juglar puso en escena la obra ‘Guayaquil Superstar’, el pasado fin de semana, como parte de la celebración de aniversario número 35 de este colectivo actoral que fundó el argentino Ernesto Suárez.

Esta vez lo hicieron en dos funciones seguidas, viernes y sábado, en el Teatro Fedenador con el mismo éxito de siempre.

Y es que a pesar de que han pasado más de tres décadas desde que se estrenó esta obra, el público se sigue identificando con las situaciones que en ella se muestran.

Para muchos, las historias que desnuda ‘Guayaquil Superstar’ forman parte de la realidad de esta ciudad que cobija a propios y extraños con la misma clemencia e inclemencia.

¿Quién no ha tenido o conocido un vecino o familiar “adefesioso” que llega al país después de un corto viaje a Estados Unidos hablando ‘espanglish’, es decir, medio español y medio inglés? Esa mezcla de inocencia y viveza muestra un cuadro jocoso de situaciones tan comunes en nuestra sociedad.

La venta de mercadería ‘Made in USA’ resulta común en nuestro puesto de trabajo, oficina o barrio. La labia es el principal ingrediente para que se concrete la transacción que se cierra cuando en el ‘típico cuadernito’ se escribe el nombre y el valor que debe pagar el nuevo deudor o futuro moroso.

También está la que ‘tira parada de aniñada’, quien cree que por usar “ropa original de marca” consigue la apariencia deseada. Sin embargo y como buena ‘guayaca’, no se acompleja por lo que digan los demás y disfruta lo que para ella está de moda.

Y es que en Guayaquil pululan las ‘chicas plásticas’ como canta el panameño Rubén Blades, tema que el elenco canta a viva voz sobre el escenario y “pega perfecto” en ese instante de la obra.

Los estudiantes de medicina, desesperados por conseguir “algún muerto fresco” para sus exámenes de anatomía, también tienen su parte en la obra. Es que al igual que hace tres décadas, los universitarios tienen que pasar por ciertas penurias antes de conseguir un título. Pero ¿quién ha dicho que todo en la vida es fácil?

Y qué decir de los hospitales en los que, a pesar de los certeros esfuerzos del Estado por mejorar los servicios, el público sigue quejándose por la falta de atención y medicinas. Conseguir cama para un enfermo es una lucha épica que se libra paciente a paciente entre los pasillos.

‘Guayaquil Superstar’ ironiza con la presencia de los doctores figuretis que por “mera apariencia” brindan el mejor de los servicios cuando reciben la visita de una autoridad importante, pero cuando estos ‘ni bien’ dan un paso en la calle, todo vuelve a la realidad.

El ‘pillo sabido’ del barrio es otra de las situaciones que hacen de esta obra una de las más realistas de lo que es Guayaquil. Este se aprovecha de la inocencia del montubio que llega a la gran ciudad en busca de medicina o algún servicio.

Aprovecha toda su verborrea con palabras como “yuntas”, “panas”, “broders” para tratar se ‘sorprender’ a la nueva víctima quien, a pesar de tener los ojos abiertos, igual cae como presa fácil.

La mala atención de algunas empresas de servicio por parte de las ‘mal encaradas’ y vagas también forma parte de nuestra realidad y que esta obra pone en evidencia de manera cómica. A todos alguna vez los han tenido de un lado a otro sacando copias y pagando especies para sacar permisos de funcionamiento.

También se muestra una radiografía de los vendedores ambulantes, que ofrecen todo lo que uno se pueda imaginar; el submundo de las mesalinas; los enamorados que se comen a besos en los parques, los ‘robaburros’ y vagabundos.
Los viajes en bus en el que conviven el morboso, el cobrador gago, el chofer amargado, el ciego, el borracho, el sabido y el empleado que no quiere llegar tarde a su puesto de trabajo es una de las escenas que “matan de risa” a todos los espectadores.

Estos y demás aspectos que hacen de Guayaquil una ‘súper estrella’ son abordados en esta obra que invita a la reflexión para hacer una sociedad más solidaria y preocupada por el respeto y el bienestar propio y el de los demás, sin importar sexo, etnia o condición social.